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La batalla de Nayaf

13 de agosto de 2004

La ofensiva militar estadounidense contra los fundamentalistas chiítas seguidores de Muqtada al Sadr, en la ciudad iraquí de Nayaf, conlleva serios riesgos políticos, según destacan los comentarios de la prensa europea.

Civiles iraquíes huyen de la ciudad santa chiíta de Nayaf.

El Süddeutsche Zeitung, de Munich, comenta: "Las fuerzas armadas estadounidenses han cercado a Al Sadr y su banda de la mezquita del Imán Ali, en Nayaf, con aviones de combate, tanques y miles de soldados. Las milicias no tienen oportunidad alguna desde el punto de vista militar. Sin embargo, los propios estadounidenses han caído en una trampa. Un ataque directo contra el santuario constituiría para todos los chiítas una afrenta imperdonable, de la que no se culparía sólo a Estados Unidos, sino también al nuevo gobierno provisional iraquí. (...) Si Al Sadr consigue resistir a los estadounidenses, querrá seguir combatiendo, con creciente respaldo, hasta lograr expulsar a las tropas extranjeras del país. Por el contrario, si es derrotado y llega a convertirse en mártir, podría producirse un levantamiento chiíta en que los oprimidos por el régimen de Saddam Hussein se alzarían contra sus autodesignados libertadores."

Confianza reducida al mínimo

Der Standard

, de Viena, apunta: "En los sucesos de Nayaf, Estados Unidos y el gobierno iraquí se mueven por una senda muy estrecha. A un lado de esa línea se encuentra, en el mejor de los casos, un triunfo militar contra los seguidores del líder chiíta Muqtada al Sadr. (...) Del otro lado está, en el peor de los casos, lo que sería un motivo de guerra para muchos de los religiosos iraquíes chiítas que hasta ahora se han mantenido a la espera, y para los chiítas del mundo: el posible anuncio de que la mezquita del Imán Ali ha sido dañada o destruida por fuego estadounidense. No cabe duda de que Estados Unidos y el gobierno del primer ministro Iyad Allawi están conscientes del peligro. (...) Pero la confianza en la capacidad de control de los estadounidenses se ha reducido al mínimo tras año y medio de postguerra. Mucho se puede decir con respecto al Irak de hoy, pero no que Estados Unidos siempre supo lo que hacía allí."

Demostración de fuerza

Liberation

, de París, señala que "la lucha en Nayaf pone de manifiesto nuevamente los límites del poderío militar en Irak. Desde el punto de vista técnico, la superioridad de los soldados estadounidenses se ve limitada por la doble inquietud de no sufrir grandes bajas y de no causar la muerte de demasiados civiles. La 'ofensiva' contra las milicias radicales chiítas es también una demostración de autoridad y de fuerza. Pero no está claro si la demostración de fuerza fortalecerá a fin de cuentas la autoridad."

Escalada política

El País

, de Madrid, opina: "El asalto estadounidense, que ha desencadenado inmediatos disturbios en otras ciudades del país árabe -desde Bagdad a Basora-, no es sólo la operación militar más importante de los últimos meses en Irak. Supone también una escalada política relevante, dada la naturaleza sagrada de la ciudad atacada para los chiíes de todo el mundo. Y es una prueba de fuego para el Gobierno interino de Iyad Allawi, mes y medio después de su toma de posesión y en vísperas de la anunciada conferencia que el domingo reunirá en Bagdad a un millar de notables para formar un embrión de Parlamento provisional. (...) Washington, que liquidó buena parte de su escaso crédito con lo acontecido en la prisión de Abú Grahib, puede añadir con Nayaf una losa insoportable a su aventura árabe. Estados Unidos tiene en estos momentos una sola misión relevante en Irak: impedir una guerra civil entre suníes, chiíes y kurdos y el desmembramiento de un país en el que están previstas elecciones a comienzos del año próximo. Pero su agenda se enfrenta al dilema imposible de restablecer una seguridad que se le va de las manos por momentos sin recurrir a una represión formidable, como la de Nayaf."