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La caída de Sánchez de Lozada

19 de octubre de 2003

El relevo del presidente boliviano, Gonzalo Sánchez de Lozada, por el vicepresidente Carlos Mesa, tras semanas de protestas populares, es objeto de comentarios en la prensa europea de este domingo.

Celebración en La Paz por la renuncia del presidente.Imagen: AP

El diario Le Monde, de París, considera que la renuncia del presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada representa un revés para Washington. "Al forzar a dimitir a Sánchez de Losada, los bolivianos pusieron de manifiesto aquello que rechazan en un sentido mucho más amplio: la clase política corrupta, que poco escucha al pueblo. La caída de Sánchez de Lozada constituye también un revés para Estados Unidos; porque el presidente, apodado 'Goni', era uno de los pocos aliados incondicionales de Washington en América Latina. Por lo que respecta a su sucesor, Carlos Mesa es un antiguo periodista, un intelectual reconocido y un hombre íntegro, que a duras penas se dejó llevar a la esfera política".

Una oportunidad para Mesa

El matutino El País, de Madrid, analiza los orígenes de la crisis boliviana y apunta: "La suerte de Carlos Mesa como nuevo presidente de Bolivia no es envidiable. Este periodista sin peso político ni adscripción formal, vicepresidente desde el año pasado, ha de conducir a la nación más pobre de América continental en su peor crisis política en 20 años, tras la renuncia y huida a Miami de Gonzalo Sánchez de Lozada. En el país andino, roto por la convulsión social y el descrédito de las instituciones, se mantiene la situación que desencadenó la sangrienta revuelta que ha liquidado a un presidente represor abandonado a última hora por el Ejército y sus aliados políticos. (...) Bolivia no ha conocido un periodo largo de progreso. Los años democráticos apenas han alterado las férreas coordenadas socioeconómicas de un país cuyas mayorías indígenas no se sienten representadas por las frecuentes componendas parlamentarias de La Paz. Necesita desesperadamente una oportunidad para crecer con una mínima armonía social, y el presidente Mesa merece un plazo de gracia y la ayuda de todos, empezando por las organizaciones que han llevado el peso de la revuelta. La otra mano fundamental debe llegar de Washington, históricamente determinante en Bolivia. Si Bush quiere contribuir a su estabilidad, debe flexibilizar sus drásticos planes contra la coca, que han miserabilizado a miles de familias, hasta que los bolivianos pongan en marcha claras alternativas económicas.

Levantamiento sin militares

El rotativo De Telegraaf, de La Haya, comenta: "Desde el punto de vista político, los levantamientos populares provocan poco daño. Quizá incluso resulten útiles. Hacen comprender a los políticos del continente que no pueden seguir engañando por más tiempo al electorado con lindas palabras, como lo han hecho por generaciones. Los electores de hoy tienen buena memoria y son lo suficientemente valientes para llamar al orden a aquellos políticos que quieren aferrarse al pasado e ignorar la voluntad del pueblo. (...) Los grandes ausentes en estas revueltas populares son los generales. También en Bolivia los militares se han mantenido al margen. Los últimos levantamientos en Sudamérica han sido caóticos. Pero, con frecuencia, los resultados no han sido tan negativos. Argentina y Perú repuntan e incluso en Ecuador y Paraguay las cosas marchan nuevamente un poco mejor".