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La carrera mundial para reducir emisiones en nueve gráficos

Gianna Grün | Rodrigo Menegat Schuinski | Holly Young
10 de noviembre de 2025

Los líderes que asisten a la COP30 en Belém enfrentan una enorme presión para evitar que el calentamiento global se acelere aún más. ¿En qué países se están logrando avances?

Paneles solares colocados en el tejado de una casa.
Si el objetivo es limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados, es necesario centrarse en las energías renovables.Imagen: Michael Piepgras/CHROMORANGE/picture alliance

El tiempo apremia para evitar los efectos más devastadores del cambio climático y preservar un planeta habitable, en el que puedan prosperar los seres humanos y otras especies. 

Los científicos coinciden en que, para ello, será necesario limitar el aumento de la temperatura media mundial a 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. De ser posible, a 1,5 °C, tal y como se establece en el Acuerdo de París de 2015. 

Para ello, los países deben reducir las emisiones en un 45 por ciento para 2030 y alcanzar el cero neto para 2050. Esto significa que deben eliminar tanto CO2 como emiten o dejar de emitirlo por completo. 

1. ¿Qué tan dependientes somos de los combustibles fósiles? 

Abandonar el carbón, el petróleo y el gas es fundamental para lograr la neutralidad en carbono. Aunque la cuota de energías renovables está creciendo de forma lenta, pero constante, la mayoría de las economías siguen dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles. 

Según el British Energy Institute, una asociación empresarial para compañías que trabajan en el sector, los líderes regionales en consumo de energía procedente de fuentes renovables en 2024 serán Noruega, en Europa (73 por ciento), Brasil, en América (51 por ciento) y, en la región de Asia-Pacífico, Nueva Zelanda (42 por ciento) y Vietnam (23 por ciento).

En el otro extremo están países como Turkmenistán, Trinidad y Tobago, Kuwait, Argelia, Singapur, Irak, Qatar y Arabia Saudí, que siguen dependiendo de los combustibles fósiles para más del 99 por ciento de su energía. Con un 87 por ciento, Polonia es el país que más combustible fósil consume en Europa.

En cuanto a centrales eléctricas de carbón, los puntos calientes están en China, que cuenta con 3.269 de las 6.552 centrales de este tipo en funcionamiento en todo el mundo. Le siguen la India (850) y Estados Unidos (391). Aunque entre todos han clausurado, retirado y cancelado 3.940 centrales térmicas de carbón desde el año 2000, sus posiciones de liderazgo siguen intactas, según Global Energy Monitor. Esta oenegé recopila datos sobre proyectos de combustibles fósiles y energías renovables en todo el mundo. 

Para cumplir el Acuerdo de París, el mundo necesita eliminar rápidamente el carbón. Según el grupo de expertos Climate Analytics, con sede en Berlín, para 2030 el uso mundial de carbón debe reducirse en un 80 por ciento con respecto a los niveles de 2010.

2. ¿De dónde proviene la energía para calefacción y electricidad?

El consumo de energía se divide en tres ámbitos principales: transporte, electricidad y calefacción. La mayor parte se destina a la calefacción. Según un análisis de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), una organización intergubernamental con sede en París, alrededor de la mitad del consumo total de energía se utiliza para proporcionar calefacción a los hogares, la industria y otras aplicaciones. 

Actualmente, solo el 14 por ciento del calor se produce a partir de fuentes renovables y la AIE prevé que esta proporción aumente hasta el 18 por ciento en 2028. 

Los países de Oriente Medio son los que obtienen la menor proporción de su electricidad a partir de energías renovables (5 por ciento). Otras regiones como África (24 por ciento) y, en particular, América Latina y el Caribe (63 por ciento) obtienen resultados mucho mejores.  

La generación de electricidad también es importante para que el transporte sea neutro en carbono. Los vehículos eléctricos, por ejemplo, no son respetuosos con el clima si la energía utilizada para recargarlos se ha generado mediante la quema de combustibles fósiles.

3. ¿Cómo está cambiando el sector del transporte?

Los avances en la reducción de las emisiones en el sector del transporte son lentos. Las ventas de automóviles están disminuyendo en general, pero la gran mayoría de los que se venden siguen siendo modelos con motor de combustión. De los 78 millones de automóviles comprados en 2024, el 22 por ciento (casi 17,6 millones) eran eléctricos. 

 

Pero, ¿qué ocurre con otros medios de transporte que generan altas emisiones? El sector de la aviación, por ejemplo, contribuye con una parte relativamente pequeña a las emisiones globales, pero se prevé que la demanda de vuelos aumente considerablemente de aquí a 2030.

También es uno de los sectores más difíciles de descarbonizar, ya que todavía no existen alternativas a gran escala al combustible de aviación, que es consume gran cantidad de energía y alimenta los aviones actuales. Se están investigando aviones propulsados por hidrógeno y combustibles sostenibles para la aviación, pero aún no son opciones viables.

4. ¿En qué medida estamos protegiendo los ecosistemas?

 

Aunque en las últimas décadas se han llevado a cabo diversas iniciativas de expansión forestal en todo el mundo, que alcanzaron su punto álgido entre 2000 y 2015 con 10 millones de hectáreas nuevas (24,7 millones de acres) al año, la deforestación se ha producido a un ritmo más rápido.

 

El cambio neto en la superficie forestal durante las últimas décadas muestra cómo los esfuerzos por plantar nuevos árboles en Sudamérica y África no compensan ni de lejos las pérdidas. 

Esto es especialmente notable, ya que ambas regiones tienen una cuota líder de bosques protegidos, lo que plantea dudas sobre la eficacia de estas áreas de conservación. 

5. ¿Cómo ha evolucionado la inversión en energías renovables?

Las energías renovables están en alza. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la energía neutra en carbono ha atraído más inversiones que los combustibles fósiles en los últimos años. 

En 2015, más de la mitad de todas las inversiones en energía se destinaron al petróleo, el carbón y el gas. Se estima que en 2025 esta cifra se reducirá a menos de un tercio.

(ms/cp)

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