Esta casa de Braunau, cerca de Salzburgo, no es un edificio cualquiera. Es un objeto de interés histórico desde hace décadas porque aquí nació Hitler. El Ministerio del Interior austríaco decidió demolerla.
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La casa de la localidad austríaca de Braunau am Inn donde nació Hitler es algo así como un punto negro en la historia de esta localidad, situada en la frontera con Alemania. Aquí llegó al mundo el hijo de la sirvienta Klara Pölzl el 20 de abril de 1889. A pesar de que Hitler sólo vivió en la planta baja de esta casa de tres pisos con rejas en las ventanas durante sus primeros meses de vida, este tiempo fue suficiente para cargar de un discutible valor a la propiedad.
Que la madre de Adolf Hitler decidiera dar a luz en esa vivienda es algo que maldicen todos los días los 17.000 habitantes de esta localidad. Núremberg también carga con un oscuro pasado nacionalsocialista. Fue la ciudad de las marchas y las reuniones anuales del partido nazi, algo mucho peor que lo ocurrido en Braunau. La diferencia es que, hoy en día, la gente piensa en el mercado navideño y en el pan de jengibre de Núremberg. Braunau, por el contrario, solo recuerda a Hitler.
Sobre el futuro de la casa decide Viena
A mediados de julio el gobierno austríaco votó un proyecto de ley para convertir la casa en propiedad del Estado. Concretamente, decidió que el propietario debe ser expropiado e indemnizado. El Estado austriaco arrienda la propiedad desde mediados de la década de 1970. A día de hoy el alquiler mensual asciende a casi 5.000 euros. Aunque hasta 2011 el edificio albergó un taller para minusválidos, desde entonces la casa se encuentra vacía.
La casa donde nació Adolf Hitler
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La dueña de la propiedad desempeña un papel bastante irritante en este asunto desde hace décadas. Al principio quiso vender la propiedad. Más tarde, cuando aparecieron interesados con orientaciones políticas cuestionables, cambió de parecer. Durante todo este tiempo hizo renovaciones y obras necesarias.
Nunca hubo consenso sobre cómo utilizar el edificio en el futuro. Las opciones que se barajaban iban desde su demolición hasta la construcción de un monumento en los casi 600 metros cuadrados que ocupa la casa. Hasta que el Ministerio del Interior de Viena nombró una comisión encargada de decidir sobre ella. La decisión se tomó el lunes (17.10.2016). En declaraciones a Die Presse, el ministro del Interior austríaco, Wolfgang Sobotka, dijo que "la casa de Hitler será demolida. El sótano puede quedar, pero encima se construirá un edificio nuevo".
La eterna búsqueda de una solución definitiva
La casa pone nerviosos a los habitantes de Braunau desde hace décadas. El drama por fin ha terminado. En abril, el Ministerio lanzó el proyecto de ley para expropiar la casa a Gerlinde Pommer-Angloher. Su familia pagó 25.000 marcos alemanes por el inmueble después de la guerra. El estado alquila la casa desde 1972 y en el contrato dice explícitamente que no se puede utilizar en un "contexto histórico”. Tampoco se puede convertir en un monumento a las víctimas del nazismo. El por qué nadie lo sabe, y la casera no dice nada al respecto. Si en el futuro se convertirá en una estación de bomberos, una comisaría de policía o una sucursal bancaria es una pregunta que sigue abierta.
Autor: Volker Wagener.
Castillo de Vogelsang: escuela nazi convertida en museo
Los nazis levantaron el castillo Vogelsang para formar a la élite del partido. Su arquitectura, símbolos e imágenes todavía recuerdan aquella época oscura, pero a partir de ahora, abrirá sus puertas como museo.
Imagen: DW/D. Crossland
Ideal nacionalsocialista
El 11 de septiembre se abrió un nuevo centro de visitantes y una exposición en el castillo de Vogelsang, un recinto que los nazis utilizaron como escuela para sus dirigentes. El centro de documentación albergará una exposición continua sobre la historia de este lugar. Entre los muchos objetos expuestos, destacan estos modelos idealizados de atletas.
Imagen: DW/D. Crossland
Ascenso rápido
Entre 1936 y 1939 se formaron aquí un total de unos 2000 jóvenes. Muchos de ellos procedentes de las clases medias de la sociedad, que habían padecido durante la recesión. El programa de formación de los nazis prometía rápidas posibilidades de ascenso y en el plan de estudios estaba muy presente la educación física.
Imagen: DW/D. Crossland
Imagen medieval del mundo
Estos estilizados caballeros tallados resguardan la entrada al castillo. El nacionalsocialismo utilizó frecuentemente modelos medievales para sus objetivos. Ser caballero indica valor, virtud y justicia. Además, participaron en las cruzadas contra los infieles y conquistaron parte del este de Europa. Hechos controvertidos que hoy todavía se discuten.
Imagen: DW/D. Crossland
Personas comunes convertidas en asesinos
Esta foto muestra una estatua con el ideal del “nuevo alemán”. Al lado, están los nombres de los llamados mártires, aquellos que fallecieron en el fracasado golpe de estado de 1923. En la exposición se muestran fotografías de personas comunes con uniforme convertidas en asesinos, así como pantallas con declaraciones de las víctimas del holocausto.
Imagen: DW/D. Crossland
De alumnos a monstruos
Stefan Wunsch, director de la exposición, muestra una foto en que se ve a la lituana Mascha Rolnikaite. Esta superviviente del holocausto habla en una entrevista sobre Franz Murer, “el asesino de Vilnius”. Este ex alumno de Krössingsee, otro de los centros de enseñanza nazis, fue responsable del asesinato de miles de lituanos.
Imagen: DW/D. Crossland
Información y esclarecimiento
Gabriele Harzheim, investigadora del castillo de Vogelsang, explica: “Aquí los visitantes se enfrentan a la pregunta de qué tiene que ver esto con ellos". En vista de la situación política actual en Europa, se entiende perfectamente la importancia de contar con un lugar así.
Imagen: DW/D. Crossland
Un lugar ensangrentado
La investigadora Gabriele Harzheim sostiene una foto histórica del castillo de Vogelsang. El edificio fue abierto al público en 2006 después de que el ejército belga abandonase el recinto y el área. Los funcionarios alemanes estaban ante el dilema de qué hacer con este edificio, que todavía está adornado con símbolos y estatuas nazis.
Imagen: DW/D. Crossland
Arquitectura ideológica
Las salas comunes de Vogelsang tienen una decoración lujosa y feudal, mientras otras salas como los cuarteles y los alojamientos eran más espartanas. Todo un símbolo del dominio de la comunidad sobre el individuo.
Imagen: DW/D. Crossland
Base militar tras la II Guerra Mundial
Vogelsang ofrece vistas espectaculares sobre los lagos y las colinas del parque natural del Eifel. Después de la II Guerra Mundial, durante 60 años fue una zona prohibida utilizada por los belgas y los británicos como base militar y como zona de ejercicios para las tropas.
Imagen: DW/D. Crossland
Visitantes inesperados
Los organizadores esperan que la exposición y todo el recinto reciban 300.000 visitas al año. No se podrá impedir que algunos neonazis visiten este lugar de información y documentación. Esta estatua podría ser uno de los escenarios favoritos para desplegar antiguos carteles de propaganda y hacerse fotos para el recuerdo.
Imagen: DW/D. Crossland
Un imán para la extrema derecha
La dirección del museo, los científicos y los responsables de turismo conocen el magnetismo que puede tener ese lugar para el “turismo oscuro”, personas fascinadas por las prácticas macabras el régimen nacionalsocialista. Los curadores han intentado contrarrestar ese "atractivo" con una exposición sobria y algunas modificaciones arquitectónicas.