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La Catedral de Colonia: centenarios y modernos tesoros

José Ospina Valencia28 de agosto de 2007

La Catedral de Colonia es un lugar de superlativos. Un vitral del alemán Gerhard Richter es el más nuevo en la historia de este centenario monumento. DW-WORLD habló con la arquitecta directora, Barbara Schock-Werner.

Fachada de la Catedral de Colonia.Imagen: José Ospina Valencia

“Un fantástico juego de luz y color” se observaba después de caer el telón que cubría el vitral de Richter, uno de los tesoros que guarda esta mole de piedra, hierro e historias centenarias. 11.263 coloridas piezas hacen parte de esta obra de 19 metros de altura diseñada en un computador que optimizó la composición.

La singular obra del pintor y escultor de Dresde Gerhard Richter es un complemento moderno a la eterna construcción, reconstrucción y conservación de la Catedral San Pedro de Colonia, la segunda catedral gótica más alta del mundo, después de la de Ulm. “La Catedral de Colonia es empero la más pura en su estilo, a pesar de que su construcción tomara 632 años”, dice la arquitecta directora Barbara Schock-Werner, la primera mujer en ocupar este cargo.

Gerhard Richter bajo su vitral del coro sur con sus 113 metros cuadrados.Imagen: picture alliance/dpa

De cristianos, pero promovida por luteranos y judíos

Cuando la catedral fue inaugurada en 1880, el gótico ya había pasado de moda. Pero justamente su autenticidad, es una de las causas de tanta admiración por este templo de católicos, cuya construcción fuera financiada también por protestantes luteranos y judíos.

A la colonización romana de tierras germanas se le agradece la incursión del cristianismo a orillas del Rin. La actual Catedral de Colonia es, por decirlo así, la última etapa en la metamorfosis resultante de varios templos construidos y reformados en el mismo lugar desde el año 313.

Siempre que los jerarcas católicos de Colonia se apropiaban de reliquias y restos humanos de personajes religiosos se hizo necesario construir una catedral cada vez más grande. La primera vez sucedió a mediados del siglo X, cuando el obispo Bruno trajo las cadenas con que el discípulo Pedro fue capturado en Jerusalén y que convirtieron a Colonia en una renombrada metrópolis del peregrinaje. Varios eslabones de dicha cadena se pueden observar hoy en la cámara de tesoros, en el subterráneo de la catedral.

"Santa Colonia": ¡Exitosa seas entre todas las ciudades!

Vista desde la tercera torre al noreste de Colonia con el Rin y el puente Hohenzoller.Imagen: DW/José Ospina-Valencia

Pero hoy se conservaría la catedral carolingia de esa época si no fuera porque en 1164 el arzobispo Reinald von Dassel, un prelado experimentado en negocios de guerra, recibió del Kaiser Barbarossa los restos humanos de los Tres Reyes Magos que éste había tomado de la catedral de Milán como botín de guerra. “Con la llegada triunfal de los Reyes Magos en el siglo XII, Colonia pasó, definitivamente, a jugar en las ligas mayores al lado de Roma, Santiago de Compostela y Aquisgrán”, señala Schock-Werner.

Pronto la “Vieja Catedral” de estilo románico se quedaría pequeña para albergar a los cientos de miles de feligreses que venían a adorar a quienes, en su tiempo, fueron en busca del Niño Dios, para regalarle incienso, mirra y oro. Una urna y un albergue dignos de los Reyes Magos se hicieron pronto necesarios.

Buen negocio: ¡Peque, pero pague!

La valiosa obra fue encargada a Nikolaus von Verdun y es otro de los tesoros de la Catedral de Colonia. El féretro, dividido en tras partes, lo adornan 74 figuras de plata revestidas en oro y más de 1.000 piedras preciosas, “entre las que se cuentan perlas y zafiros de Ceilán”, agrega la arquitecta. El ataúd con los restos de los tres peregrinos más famosos del cristianismo es hoy la obra de orfebrería con la colección de piedras más rica del Medioevo.

Altar y urna de los Tres Reyes Magos.Imagen: José Ospina Valencia

Pero un féretro lujosamente decorado no bastaba. Colonia temía perder terreno en el mercado turístico de las sedes religiosas. Así fue como en 1248 el arzobispo Konrad von Hochstaden puso la primera piedra de la catedral gótica que hoy conocemos. Los costos que implicaba construir un monumento de tales dimensiones en el siglo XIII eran tan altos que el Papa Inocencio IV ofreció absolución de los pecados a los cristianos que cooperaran.

Turismo de masas, un factor económico de ayer y hoy

El peregrinaje siempre ha sido un apreciable factor económico. En la Edad Media visitar y adorar reliquias era la única forma de turismo de masas. Las mismas que, año tras año han hecho de la Catedral de Colonia, el monumento favorito de los alemanes. Veinte mil personas la visitan cada día, según registros de la Asociación alemana de Turismo.

El crucifijo de Gero del año 980.Imagen: José Ospina Valencia

El mismo 25 de agosto de 2007 la mera inauguración del vitral de Richter atrajo a miles de visitantes de dentro y fuera del país. Un evento multitudinario para el que el cantor de la catedral, Oliver Sperling, y el organista, Winfried Bönig, crearon una obra musical acorde: “Improvisación algorítmica Lux et Color”.

El artista Cornel Wachter tiene una de las mejores conclusiones sobre el efecto de esta obra: no importa cuál sea la confesión de los curiosos, si tienen alguna, pero ante la magnificencia de la Catedral de Colonia no pocos se ven abocados a meditar encontrando reposo...y regocijo.

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