Digan lo que digan los jugadores acerca de sus prioridades, el Santo Grial del fútbol sigue siendo la Champions League. Sujetar el trofeo conocido como "la orejona" equivale a decirle al mundo que uno ha alcanzado el pináculo del balompié, y que uno ha combatido y vencido a algunos de los mejores equipos del mundo.

El éxito en una liga nacional implica un gran honor, pero ponerse la corona europea significa alcanzar alturas muy distintas.

Llegar a la cima de un circuito nacional no es garantía de que uno tenga éxito en una etapa superior. Si no, pregúntenle a Michael Ballack. En mayo de 2002, el entonces joven mediocampista estuvo a 90 minutos de alzar la ansiada copa. Ballack era la estrella más resplandeciente de un ambicioso equipo llamado Bayer Leverkusen. Éste era induscutiblemente el mejor de la Bundesliga. En la final de la Champions League de ese año, sin embargo, le tocó enfrentarse al Real Madrid.

Un disparo genial de Zinedine Zidane asestó una dosis de realidad al Bayer Leverkusen. Toda la temporada de los alemanes se vino abajo en aquel obús del francés.

Quizá fue por esa derrota que, al final de aquella campaña, Ballack abandonó el Bayer Leverkusen para engrosar las filas del Bayern München, un equipo que había alzado el trofeo de la Champions League un año atrás.

Fue una ironía del destino que Leverkusen fuera más allá en la competencia durante el primer año de Ballack en Baviera. El Bayern no pasó de la primera fase. Un año más tarde, los muniqueses llegaron más lejos: quedaron entre los primeros 16 a perder de nuevo fente al Real Madrid.

En 2005, Bayern perdió con Chelsea en los cuartos de final. Para 2006, estaba claro que Ballack debía salir de Alemania si quería convertirse en campeón europeo.

La niebla británica

Al unirse al Chelsea, que había alcanzado la semifinal de la Champions League en los dos años previos, Ballack vio la oportunidad de convertir su sueño en realidad.

Sin embargo, Chelsea, ya con Ballack, cayó en la semifinal en ronda de tiros penales. El año pasado, el mediocampista y los suyos perdieron frente al Barcelona en un controvertido encuentro que al final resolvió Iniesta con un golazo desde fuera del área.

Este año, al parecer, Chelsea volverá a estar entre los finalistas. Ha ganado sus tres partidos de la fase de grupos, aunque el equipo no ha brillado. En todo caso, parece haber armonía entre el alemán y el técnico Carlo Ancelotti, de modo que este podría ser el año de Mchael Ballack en la Champions League.

De Bremen a Juventus

Michael Ballack no es el único futbolista que ha abandonado la Bundesliga en busca de un título en la Champions League. Pese a ser parte integral del Werder Bremen, el mediocampista brasileño Diego salió del equipo verdiblanco para enrolarse con la Juventus de Turín. Con ello aumentó de manera exponencial la posibilidad de que el jugador gane la competencia europea de clubes.

En las tres temporadas que llegó a la Champions League con Bremen, el equipo quedó tercero en la fase de grupos, conformándose con jugar en la otrora Copa UEFA (hoy Liga Europa). Este año, Werder Bremen ni siquiera logró llegar a la primera fase de la Liga de Campeones.

Pero en Juventus, Diego sigue en la lucha. Por el momento ocupa el segundo lugar de su grupo, entre el Bayern München y el líder Bordeaux. Si clasifica a la siguiente ronda, el sueño de Diego se prolongará.

Un alemán merengue

Otro jugador que salió de Alemania en busca de mayores logros fue Christoph Metzelder. En sus siete años con el Borussia Dortmund, el defensor conquistó un título alemán. Desde que llegó a Madrid en 2007, el conjunto merengue no ha obtenido los títulos que de él se esperan. Derrotas ante el AC Milan y el Liverpool acabaron con las ambiciones madridistas.

Con su nueva conformación, el Real Madrid incrementa también sus posibilidades de alcanzar la cima de la Champions League. Pero aún si el equipo llega lejos en la contienda, no se sabe si Metzelder participará activamente o si se dedicará a ver los juegos desde la banca.

Es cuestión de suma importancia. Después de todo, no es lo mismo ganar una copa habiendo sudado la camiseta, que saltar al terreno de juego luego de haber sido un espectador más durante los 90 minutos de la final.

Autor: Nick Amies

Editor: Enrique López Magallón