Si se confirma en segunda instancia, la sentencia deja fuera de la disputa por el Planalto justamente al candidato favorito. Por este motivo, es tachada de persecución política por los petistas.
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Más de tres años después de su inicio, la Operación Lava Jato volvió a sacudir el mundo político y logró un hecho inédito en la historia brasileña: la condena en proceso legal de un expresidente de la República. Este miércoles (12.07.2017), el juez Sergio Moro condenó a Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción y lavado de dinero en el caso que lo implicaba en sospechoso de pago de soborno por la empresa OAS, el famoso episodio del apartamento tríplex en Guarujá.
Las consecuencias legales del caso son, por ahora, todavía limitadas, ya que el expresidente va a poder recurrir a la libertad. Pero los efectos políticos son inmediatos. Lula es precandidato a la Presidencia de la República en las elecciones de 2018.
En el caso de que la condena sea confirmada en segunda instancia en los próximos meses, el petista corre el riesgo de volverse "ficha sucia” y quedar fuera de la contienda electoral, alterando profundamente los cálculos políticos de la sucesión del presidente Michel Temer.
Se trata de la primera condena de una figura pública que conserva una base de apoyo relativamente amplia y una militancia partidaria fiel y activa. Las encuestas apuntan que Lula tiene por lo menos el 30 por ciento de las intenciones de voto para ser elegido presidente.
Persecución política
Para los partidarios de Lula, el episodio debe reforzar la narrativa de que el petista es víctima de la persecución política. El Partido de los Trabajadores (PT) ya dejó claro que tiene que insistir en la candidatura de Lula, a pesar de sus problemas con la Justicia, que van más allá de la condena de este miércoles.
Los enfrentamientos entre el expresidente y el magistrado vienen marcando la "relación” entre los dos. Fue Moro quien torpedeó la nominación de Lula como ministro de la expresidenta Dilma Roussef en marzo de 2016 al divulgar escuchas telefónicas entre el petista y la entonces presidente, un episodio determinante para derrumbar al antiguo gobierno.
Sin embargo, en la condena de Lula, el juez parece haber adoptado cierta prudencia. A pesar de que se entiende que las condenas en régimen cerrado puedan llevar a prisión solo después de la confirmación en segunda instancia, Moro tenía el poder de determinar la detención temporal del expresidente.
En la sentencia divulgada este miércoles, enumeró una serie de acusaciones, como la destrucción de pruebas y dijo que ellas podrían justificar una orden de prisión preventiva. Solo que el propio Moro admitió que la prisión cautelar de un expresidente en la República no deja de implicar cierto trato especial. "La prudencia recomienda que se espere a un juicio por la Corte de Apelación antes de extraer las consecuencias propias de la condena”, concluyó el juez en la sentencia.
Los efectos legales
No hay plazo para que la evaluación de la condena de Lula sea analizada por una instancia superior. En el caso de los procesos de Lava Jato, la Justicia Federal de Paraná, donde Moro despacha, las sentencias son reevaluadas por el Tribunal Regional Federal (TRF) de la 4ª región, con sede en Puerto Alegre. En los últimos meses, el tribunal va perdiendo su antigua agilidad y ahora está tardando una media de 15 meses para analizar los casos de Lava Jato. De esta forma, una nueva decisión se produciría en octubre del próximo año, en plena segunda vuelta de la campaña presidencial, o sea, demasiado tarde para impedir que el presidente registre la candidatura.
También existe la posibilidad de que Lula sea absuelto por el TRF. Datos del tribunal muestran que los jueces de la segunda instancia absolvieron el 30 por ciento de los condenados por el magistrado. El caso más reciente es el extesorero del Partido de los Trabajadores (PT), João Vaccari Neto, que fue absuelto en junio. En la sentencia de este miércoles, Moro ya absolvió Lula de la acusación de corrupción del lavado de dinero en el caso de la acumulación de bienes de su colección presidencial, cuya cuenta había sido costeada por la OAS.
En su sentencia, Moro también evitó confirmar las acusaciones más duras de la denuncia presentada por el Ministerio Público Federal (MPF), que había imputado a Lula en el papel de "comandante” de un esquema criminal de perpetuación en el poder. En su decisión, Moro solo apuntó que el petista tenía "papel importante en el esquema criminal”.
Para que Lula cumpla pena en régimen cerrado, el TRF tendría que confirmar la sentencia o establecer una nueva pena que sea superior a ocho años de cárcel.
Lula no es el primer expresidente que se enfrenta con problemas legales, pero sí el primero en afrontar una sentencia desfavorable de la Justicia y que corre el riesgo de cumplir pena en régimen cerrado. Antes de él, el ex presidente Fernando Collor, todavía en el poder, pero ya expulsado, tuvo que afrontar un juicio por el Tribunal Supremo Federal (STF, por sus siglas en portugués) por sospecha de corrupción. Fue absuelto en 1994 por falta de pruebas.
La trayectoria política de Lula
Natural de Caetés, Pernambuco, Luiz Inácio Lula da Silva fue el primero en llegar a la Presidencia de la República desde la clase obrera. Recordamos los principales momentos de su carrera política.
Imagen: Reuters/D. Vara
Lula y las huelgas del ABC
En 1975, Lula fue elegido presidente del Sindicato Metalúrgico de São Bernardo do Campo y Diadema y ganó proyección nacional al liderar una serie de huelgas a finales de la década. En 1980, fue arrestado y procesado por la Ley de Seguridad Nacional tras comandar una paralización que duró 41 días. Lula pasó 31 días en la cárcel del Dops (Departamento Estadual de Orden Político y Social).
Imagen: Instituto Lula
Fundación del PT
El 10 de febrero de 1980, poco antes de ser arrestado, Lula ayudó a fundar el Partido de los Trabajadores (PT) con el apoyo de intelectuales y sindicalistas. En mayo de ese año, al salir de la cárcel, fue elegido como primer presidente del partido. El pernambucano, entonces, se dedicó a la política: en 1982, concurrió al gobierno de São Paulo y, en 1986, fue elegido diputado constituyente.
Imagen: Getty Images/AFP/C. Petroli
Campaña de 1989
El PT lanzó la candidatura de Lula en las primeras elecciones presidenciales directas tras el fin del régimen militar. Con una imagen de obrero y un discurso de izquierda, Lula provocó temor en varios sectores de la economía, que se alinearon a favor del candidato Fernando Collor. El 'petista' fue derrotado en la segunda vuelta. Hubo acusaciones de manipulación de la prensa en favor de Collor.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Gostoli
Campaña de 1994
Con las primeras denuncias de irregularidades en el gobierno de Collor, Lula lanzó en 1991 el movimiento "Fuera Collor" en apoyo al 'impeachment'. En 1994, concurrió nuevamente a la presidencia, con Aloizio Mercadante como segundo, pero fueron derrotados en la primera vuelta por Fernando Henrique Cardoso (PSDB). El PT, por otro lado, conseguía sus primeros gobernadores.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Scorza
Campaña de 1998
En 1998, Lula sufrió una de sus peores derrotas electorales. Entonces tuvo como candidato a vicepresidente al exgobernador Leonel Brizola (PDT), uno de sus rivales en la elección de 1989 y con quien disputaba la hegemonía de la izquierda. La fórmula no funcionó. Lula obtuvo sólo el 31% de los votos y no llegó a la segunda vuelta: el presidente Fernando Henrique Cardoso fue reelegido con el 53%.
Imagen: picture alliance/AP Photo/R. Gostoli
La toma de posesión de Lula
El eterno candidato del PT finalmente asumió la presidencia en enero de 2003, tras ocho años de gobierno del PSDB. Lula fue elegido con el 61% de los votos válidos en la segunda vuelta. La victoria llegó tras una intensa campaña, que vendió una imagen más moderada, simbolizada en el lema "Lulinha paz y amor", con el objetivo de calmar los mercados y ampliar el espectro electoral del partido.
Imagen: O. Kissner/AFP/Getty Images
Economía al alza
Tras las turbulencias finales de la era Cardoso, la economía brasileña volvió a crecer con Lula, sobre todo por el boom de las materias primas. Fue una época de grandes inversiones en obras de infraestructura. Y del descubrimiento del yacimiento del Presal. El crecimiento medio del PIB en el segundo mandato alcanzó el 4,6% anual. Esto catapultó la popularidad de Lula, que llegó al 87% en 2010.
Imagen: AP
Caída de la desigualdad
Los programas sociales lanzados por Lula, como Mi Casa, Mi Vida y ProUni, también contribuyeron a la popularidad del presidente. La Bolsa Familia, creada en 2004 a partir de la unificación de otros programas de transferencias de renta, se convertiría en su motor principal. Casi 28 millones de brasileños salieron de la pobreza en los ocho años del gobierno de Lula, según un balance de 2010.
Imagen: Vanderlei Almeida/AFP/Getty Images
El escándalo del mensajero
En 2005, el gobierno Lula fue alcanzado de lleno por el escándalo de compra de votos de diputados, el 'mensalão'. A pesar del desgaste, Lula sobrevivió a la crisis. Otros, como el ministro José Dirceu, una de las figuras fuertes de su gobierno, sucumbieron. Lula afirmó inicialmente que sus asesores lo habían "apuñalado", pero luego dijo que el caso era una invención de la oposición y la prensa.
Imagen: picture alliance / dpa / picture-alliance
La elección de Dilma
Tras ser reelegido en 2007 con más del 60% de los votos, Lula comenzó a preparar el terreno para su sucesión. Para ello eligió a su entonces ministra jefe de la Casa Civil, Dilma Rousseff, una tecnócrata sin experiencia electoral. En los tres años siguientes, Lula promovió la imagen de Dilma junto a los brasileños. La estrategia funcionó y salió elegida en 2010.
Imagen: Fabio Rodrigues Pozzebom/EBC
Lucha contra el cáncer
En octubre de 2011, a Lula le fue diagnosticado un cáncer de laringe. Se sometió a un agresivo tratamiento. Por primera vez desde 1979 se le vio sin barba. Los exámenes apuntaron a la remisión completa del tumor unos cinco meses después y Lula volvió a involucrarse en las campañas del PT. Una de las grandes victorias electorales de 2012 fue la de Fernando Haddad en el Ayuntamiento de São Paulo.
Imagen: AFP/Getty Images
Lula y el caso 'Lava Jato'
En marzo de 2016, Lula se vio involucrado en la 'Operación Lava Jato', que investiga el escándalo de corrupción en Petrobras. El expresidente fue llamado a declarar sobre un sitio en Atibaia, un triplex en el Guarujá y sus relaciones con contratistas investigados por corrupción. El mismo día, la Policía Federal hizo registros en residencias del petista y de su familia, además del Instituto Lula.
Imagen: Reuters/P. Whitaker
Demandado en varios procesos
En los meses siguientes, Lula fue denunciado de delitos como corrupción pasiva, lavado de dinero, obstrucción de la justicia y tráfico de influencias, viéndose acusado en cinco procesos diferentes, incluido el de 'Lava Jato'. Él siempre desmintió las acusaciones, negó cualquier delito y dijo ser víctima de una persecución política. También niega ser propietario de los inmuebles investigados.
Imagen: picture-alliance/abaca
Declaración ante Moro
En mayo de 2017, Lula declaró por primera vez como acusado ante el juez Sergio Moro. En un testimonio prestado en Curitiba, volvió a negar las acusaciones y alegó estar siendo perseguido políticamente. Y exigió la presentación de pruebas de que sea dueño de los inmuebles en Guarujá y Atibaia. El interrogatorio fue el último paso antes de la sentencia dentro de la Operación 'Lava Jato'.
Imagen: Abr
Lula, condenado
Lula fue condenado por primera vez el 12 de julio de 2017. La sentencia del juez Sergio Moro impone 9 años y 6 meses de prisión por los delitos de lavado de dinero y corrupción pasiva. El petista se habría beneficiado de una oferta pagada por la empresa OAS en la compra y reforma de un triplex en el Guarujá. Es la primera vez que un expresidente es condenado por corrupción en Brasil.