Representantes de los 18 países que ya han ratificado el texto de la Constitución Europea se reúnen en Madrid con el objetivo de dar un espaldarazo a los esfuerzos de la Presidencia europea, ahora a cargo de Berlín. El propósito: revivirla. "Amigos de la Constitución Europea" se auto denominan.

Madrid y Luxemburgo se adelantaron

Aunque que la iniciativa haya partido de Luxemburgo y España no causa desmedido entusiasmo en Berlín, el planteamiento de los organizadores no va en contra de lo enunciado por la canciller Angela Merkel: ya ha pasado el tiempo de reflexionar, ahora hay que actuar. La clave está en el cómo. No parece muy fácil la tarea de abrir un paquete que muchos países ya han ratificado para que lo aprueben los pocos que lo han negado. Eso tiene que ocurrir sin modificarlo demasiado, de tal manera que los primeros no lo desconozcan. Una papa caliente ha asumido la canciller alemana.

Los 18 reunidos en Madrid tienen la intención de salvar el texto. Así de claro. El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, animó a los demás países de la UE a superar la actual crisis originada por el rechazo de Francia y Holanda hace año y medio con "una propuesta audaz que implique completar el texto en vez de trocearlo".

Irlanda y Portugal -que aún no lo han ratificado- han engrosado la lista de los "amigos". Alemania estuvo representada sólo a nivel de embajador, aduciendo que como anfitriona europea semestral no puede dar con su presencia el carácter de oficial al encuentro. Observadores ven en ello una mueca de disgusto de Berlín. Crear un bloque de amigos implica poner a los otros de enemigos, ampliando la brecha.

¿Y por qué?

Si bien los 18 proponen una modificación del texto, se van escuchando voces de protesta que cuestionan el porqué de cambiarlo si dos tercios de los europeos, 270 millones de habitantes, ya lo han ratificado. ¿Porque los franceses y los holandeses dijeron que no? ¿Porque los ingleses están del lado de los euroescépticos? Porque estaba estipulado que la Constitución, en caso de llegar a haberla, debía ser ratificada por todos.

Por lo pronto, lo que ha tenido que escuchar la canciller Merkel en Chequia no augura tiempos fáciles. Según información de agencias, el presidente checo Vaclav Klaus ha calificado de "inútil" el documento de la Constitución. Lo mismo borbotea desde Polonia.

Como fuere, el ministro Moratinos recalcó la firme voluntad los presentes "ayudar con absoluta lealtad y sinceridad'" a la Presidencia alemana a encontrar un consenso para alcanzar un acuerdo en el plazo más breve posible. En la medida en que el propósito sea arrimar el hombro y no resulte un tiro por la culata no deja de ser respetable.