La construcción de presas agrava la escasez de agua en Irak
Kira Walker
6 de octubre de 2020
Los científicos advierten sobre los impactos negativos en la biodiversidad, pero la región autónoma de Kurdistán está construyendo varias presas. Estas podrían agravar la escasez de agua.
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En los últimos 30 años, Jassim Al-Asadi ha sido testigo de cómo las marismas de Mesopotamia, al sur de Irak, donde nació, han sufrido un cambio dramático. En su día, fueron el mayor humedal de Medio Oriente. Las vías fluviales de las marismas y los gruesos y altos juncos se extendieron a lo largo de 20.000 kilómetros cuadrados, favoreciendo una rica biodiversidad y la singular cultura árabe de las marismas.
A principios de la década de 1990, los pantanos se redujeron al siete por ciento de su extensión histórica, tras haber sido drenados por Saddam Hussein para expulsar a los rebeldes chiitas que se escondían en ellos. Su restauración parcial después de 2003 se considera todo un éxito.
Pero ahora, Al-Asadi, director general de la ONG local Nature Iraq, teme de nuevo por su futuro. La propuesta de construir una presa en la región autónoma de Kurdistán amenaza a varios de los principales afluentes del río Tigris, que, junto con el Éufrates, abastecen de agua a las marismas.
"La escasez de agua se reflejará en la cantidad de agua que fluirá a los pantanos”, explica Al-Asadi. Esto afectará a la calidad del agua y a la biodiversidad de las marismas, que son patrimonio de la humanidad de la Unesco y "un ecosistema distinto que debemos preservar para siempre", añade.
Aunque la región de Kurdistán iraquí, situada en el norte del país, ha disfrutado históricamente de amplios recursos hídricos, están sometidos a una tensión cada vez mayor debido a la disminución de las lluvias y las nevadas y a la mala gestión que ha provocado un derroche innecesario de agua.
El volumen de agua de los otrora exuberantes ríos Tigris y Éufrates ha disminuido en un 30 por ciento desde la década de 1980. Y el gobierno iraquí prevé una nueva reducción de hasta el 50 por ciento para 2030.
Desde 2014, para compensar estas pérdidas y asegurar sus propios recursos hídricos, el Gobierno regional de Kurdistán ha propuesto la construcción de 245 presas durante un período de tiempo indefinido. Estas se sumarían a las 17 presas existentes y no dejarían ningún río en la zona sin represar.
La región de Kurdistán también ha sufrido su propia escasez de agua relacionada con las presas.
En los últimos veranos, las presas y los proyectos de desviación de aguas de Irán han hecho que los caudales de los ríos Sirwan y Zab Inferior –fuentes vitales para la región de Kurdistán y los principales afluentes del Tigris– disminuyan considerablemente. Esto ha afectado al abastecimiento de agua potable, los medios de subsistencia y la producción de energía.
"Las presas son importantes para la producción de energía en la región y para asegurar el agua para uso doméstico, riego, pesca y turismo”, detalla Akram Ahmed, director general de la Dirección de Presas y Embalses de la Región de Kurdistán.
Es un proceso en curso en el que se ha dado prioridad a 35 presas. De ellas, 14 se están construyendo actualmente, según confirma Ahmed. Están buscando inversores, ya que los fondos asignados por el gobierno regional han sido insuficientes, añade.
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Seguridad del agua, pero ¿para quién?
Aunque las nuevas presas propuestas pudieran garantizar la seguridad del agua en la región de Kurdistán, tendrían un impacto negativo en los suministros en Irak, según Save the Tigris, una campaña civil pan-mesopotámica. Dado que Irak es el último país en extraer agua de los dos ríos, es el más vulnerable a las crecientes necesidades de agua de sus vecinos aguas arriba.
Las relaciones entre Bagdad y Erbil (capitales de Irak y de la región autónoma kurda, respectivamente) son complejas y frágiles por los continuos conflictos políticos y la turbulenta historia del país. La gestión de los recursos hídricos se complica por la "constitución y la división de competencias, que se interpretan de maneras diferentes”, explica un portavoz de Save the Tigris.
Irak: donde el agua solía fluir
Antes, las marismas de Mesopotamia, ubicadas en el sur de Irak, eran el ecosistema de humedales más grande del oeste de Eurasia. Pero después de años de sequía y trastornos políticos, están en peligro de desaparecer.
Imagen: John Wreford
Una tierra seca
Las marismas de Mesopotamia, ubicadas en el sur de Irak, son una zona húmeda única en un área desértica. Se nutren de las aguas del sistema fluvial del Tigris y el Éufrates. La falta de lluvia, los trastornos políticos y la construcción de embalses corriente arriba, en Turquía, en combinación, han provocado una situación altamente problemática.
Imagen: John Wreford
Falta de comida
Para los búfalos es difícil encontrar alimento en el paisaje seco de las marismas centrales, cerca de la ciudad Al-Chibayish. En verano, aquí las temperaturas pueden subir a más de 50 grados. El cambio climático le pasa la cuenta a la naturaleza. La sequía se intensifica, causando una creciente desertificación y reduciendo la fertilidad de los terrenos.
Imagen: John Wreford
Mantener viva una cultura única
Los Ma’dan son un grupo beduino que se compone de diferentes tribus. Desarrollaron una cultura única, que se basa en la diversidad de las marismas mesopotámicas donde habitan. Durante siglos la crianza de búfalos de agua y la pesca formaron la base de su subsistencia.
Imagen: John Wreford
La base de la economía local
En su casa, Umm Hassan hace crema de búfalo y la vende. La economía local se desarrolla en torno a la marisma. Normalmente los pastores distribuyen la leche en barcas, pero la falta de pastizales para los búfalos dificulta la producción de la leche.
Imagen: John Wreford
Tierra envenenada
Esta foto muestra una barca tradicional de los Ma’dan, varada en las marismas secas. Muchos piensan que en este lugar estaba el bíblico Jardín del Edén. Antaño las marismas cubrían más de 15.000 kilómetros cuadrados. Durante las revueltas chiitas de 1991 en Irak, el entonces presidente Saddam Hussein dragó y envenenó las marismas centrales. La gente se vio forzada a mudarse a las ciudades.
Imagen: John Wreford
Una víctima de la sequía
El cadáver de un búfalo de agua yace lejos del agua de las marismas (en la imagen). Desde el tiempo de la dinastía sumeria hubo búfalos de agua en las marismas mesopotámicas. Debido a los avances realizados por los sumerios en materia de agricultura, irrigación y domesticación de animales, hoy en día la Mesopotamia es considerada la cuna de la civilización.
Imagen: John Wreford
Una pesca mezquina
Hiba, Zeinab y Hassan examinan su pesca. Debido al bajo nivel del agua, el tamaño y la cantidad de los peces dejan mucho que desear. Antes los Ma’dan usaban lanzas para la pesca; hoy día, muchos echan mano al uso ilegal de generadores eléctricos. Muchas especies de peces ya desaparecieron completamente de este ecosistema.
Imagen: John Wreford
Ocupándose de la manada
Un joven ma’dan se ocupa de la manada de búfalos de agua de su familia en las marismas de Hammar. Antes, la manada de su familia cotaba con 15 animales, pero a causa de malnutrición y enfermedades murieron varios de ellos. Normalmente los búfalos de agua salían al amanecer para pastar y regresaban al atardecer. Hoy día regresan ya a mediodía, todavía hambrientos.
Imagen: John Wreford
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Para Nabil Musa, de Waterkeepers Iraq, una iniciativa con sede en Kurdistán, el problema es la construcción de presas en la región de Kurdistán en respuesta a las presas situadas río arriba: "Estamos tratando de corregir los errores de otros países repitiendo los mismos errores”.
Un informe reciente de Save the Tigris señala que ha habido poco o ningún debate en la región del Kurdistán sobre el impacto destructivo de las presas previstas en Irak. El informe señala que, aunque la legislación kurda exige la realización de evaluaciones de impacto ambiental para los proyectos de presas, a menudo se descuidan. Y de las que se han llevado a cabo, la mayoría no tuvieron en cuenta el impacto en Irak.
Irak depende del Tigris y del Éufrates para casi todo su abastecimiento hídrico. Al igual que la región de Kurdistán, sus recursos hídricos se ven afectados por las presas situadas río arriba, el cambio climático, la mala gestión interna y los desechos en la agricultura y la industria. La situación ya es grave. En los últimos años, la escasez de agua ha contribuido a destruir los medios de vida agrícolas, a provocar desplazamientos internos, a alimentar los conflictos tribales y a provocar una crisis sanitaria en Basora. El problema se ve agravado por el deterioro de la infraestructura y la limitada capacidad del gobierno y las instituciones iraquíes.
Salman Khairalla, Director Ejecutivo de la ONG medioambiental Humat Dijlah, y Musa, de Waterkeepers Iraq, están frustrados por la indiferencia de los gobiernos iraquí y kurdo ante el empeoramiento de los problemas de agua.
"Nadie habla de estas cosas. Y para una vez que hablamos nosotros, nadie nos escuchó", critica Khairalla.
Más daño que beneficios
En toda la cuenca del sistema Tigris-Éufrates, las presas se consideran un signo de progreso y son promovidas por políticos y académicos.
Esto contrasta con la tendencia en Europa occidental y América del Norte a desmantelar las presas, a medida que los científicos adquieren mayor conocimiento sobre sus efectos destructivos en los ecosistemas. Los activistas sostienen que las presas entrañan altos costes para los medios de subsistencia y el patrimonio cultural locales, y causan desplazamientos debido a las inundaciones.
También están los costos medioambientales. Los ríos albergan una importante biodiversidad y desempeñan funciones vitales en la conexión de los ecosistemas terrestres con los ecosistemas costeros y marinos. Las presas interrumpen este proceso, impactando negativamente en la calidad del agua y el intercambio de nutrientes.
Desde 1970, los ecosistemas de agua dulce, incluidos los ríos, han perdido más vida silvestre que cualquier otro ecosistema, según el Informe Planeta Vivo 2020 de WWF: un 84 por ciento.
Cooperación fallida
El número de presas en Turquía, Siria, Irán e Irak hace necesario un enfoque transfronterizo para la cuenca de los ríos Tigris y Éufrates, según un portavoz de Save the Tigris.
Sin embargo, la comprensión conflictiva de la propiedad y los derechos sobre los dos ríos dificulta la cooperación. Ni Turquía ni Irán han estado dispuestos a firmar un acuerdo que garantice las cuotas de agua de Irak y Siria, lo que ha dado lugar a "una creciente cultura de políticas de agua unilaterales”, explica el portavoz de Save the Tigris.
En el pasado, la contención de los flujos de agua ha sido utilizada por los estados ribereños como medio de presión política. Con el fin de prevenir futuras crisis, "el gobierno regional de Kurdistán y Bagdad deberían establecer un comité conjunto para facilitar el intercambio de información y la coordinación estratégica sobre las presas y los recursos hídricos”, aclara el portavoz de Save the Tigris.
Asimismo, añade que también deberían considerarse alternativas a las presas, incluidas otras fuentes de energía renovable, la captación de agua de lluvia, plantas de tratamiento de agua o técnicas modernas de irrigación.
Los activistas insisten en que es necesario actuar urgentemente. "¿Nos están escuchando? Irak sufrirá de verdad", advierte Musa (ar/dz)
Ríos: fuentes de vida, conflicto y muerte
Para la vida el agua es más valiosa que el oro y el petróleo. Un tesoro cada vez más escaso por el que hay conflictos fronterizos y se vatician guerras. Chile y Bolivia libran, por ahora, una disputa diplomática.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Alipaz/Pool
Chile vs. Bolivia en disputa por las aguas del río Silala
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) instó a Bolivia y a Chile "a cooperar". Ambos países se disputan por el reconocimiento del carácter internacional de las aguas que, la CIJ, en principio, dejó como un asunto esclarecido en el proceso. Bolivia sostiene que se trata de manantiales cuyas aguas fueron desviadas hace 100 años a Chile.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Alipaz/Pool
El Silala: de los Andes a La Haya
La demanda chilena fue respondida por Evo Morales anunciando una "contrademanda" en La Haya, por lo que considera un robo del recurso hídrico en territorio chileno. El vicepresidente boliviano dijo que la demanda es una "chambonada" porque contradice la gestión de Chile para "desconocer la competencia" de la CIJ, cuando Bolivia planteó en 2013 una primera demanda por una salida al mar.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Alipaz
Iniciativa de Chile es ahogada por Bolivia
Según el canciller chileno, Heraldo Muñoz, la acción impulsada ante la CIJ también tiene por objeto "impedir cualquier acción por parte del Gobierno de Bolivia, en un clima de crecientes amenazas, que pudiera impedir el flujo de esas aguas". En la imagen vemos el sistema de desviación de aguas del Silala hacia territorio chileno. No siempre el ataque es la mejor defensa.
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Cartagena
Sangre en Gualcarque, río sagrado de los Lenca
El consorcio sino-hondureño Agua Zarca construye aquí una represa hidroeléctrica, en contra de los intereses de los indígenas Lenca, sus ancestrales "guardianes". La obra amenaza su vida y sustento, que depende de este río que recorre varias reservas naturales y pertenece a una zona geotermal. Por su defensa, el 3 de marzo de 2016 fue asesinada la activista de derechos humanos Berta Cáceres.
Imagen: Getty Images/AFP/O. Sierra
El Zulia: un río que salva
"Expulsan a colombianos de sus casas y las marcan para derribarlas". Así reportó DW el 3 de agosto de 2015 el inicio de la expulsión de miles de personas que tuvieron que pasar a pie el Zulia, un río fronterizo que nace en Colombia y desemboca en Venezuela. El Zulia siempre ha sido una fuente de sustento, conflicto y vía del comercio, legal e ilegal, entre Colombia y Venezuela.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Castellanos
El Esequibo: caudales de oro, mercurio y petróleo
El Esequibo es uno de los ríos más largos y caudalosos de América del Sur, que desemboca en el océano Atlántico y discurre por la frontera izquierda de Guyana, aunque algunos de sus afluentes llegan del noreste de Venezuela. Tiene el segundo delta más grande del continente, después del Río de la Plata. Sus aguas son infestadas por mineros que usan mercurio para sacar oro de esta belleza natural.
Imagen: picture alliance/WILDLIFE/P. Oxford
Codicia en el Esequibo
La disputa se ha agudizado después de que Exxon Mobil descubriera en 2015 yacimientos de petróleo en aguas del Esequibo. El Gobierno venezolano respondió al hallazgo con un decreto que incluye en territorio de Venezuela la zona fluvial y marítima en discusión. La zona de Esequibo, de 160.000 kilómetros cuadrados y rica en recursos naturales, representa dos terceras partes de Guyana.
Imagen: picture alliance/WILDLIFE/P. Oxford
Río Bravo o Río Grande: un río supranacional
Este río es llamado en México Bravo y en Estados Unidos Grande, en donde nace. Con una longitud de 3.034 km recorre Colorado, Nuevo México y Texas, en Estados Unidos, y Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, en México. Bill Clinton lo designó como uno de los 14 que integran el sistema de ríos del patrimonio estadounidense. Un patrimonio no siempre compartido de la mejor manera.
La demanda de sus aguas supera la cantidad que contiene el río. Desde el verano de 2003, un buen tramo ha permanecido seco, debido a las pocas lluvias y el excesivo consumo de sus aguas en Estados Unidos. Ecologistas mexicanos temen que el río Bravo pueda desaparecer, afectando a millones de personas en su país.
Imagen: picture alliance/AP Images/E. Gay
Gran represa de Atatürk
Conocido como el Proyecto GAP, es uno de los sistemas de represas más grandes del mundo. Tanto el Éufrates como el Tigris nacen en Turquía, pero mientras para Ankara son un instrumento de desarrollo regional, para Siria e Iraq son fuente de vida. Desde 1987 Turquía está obligada a dejar pasar, al menos, 500 metros cúbicos de agua por segundo del Éufrates hacia Siria.
Imagen: picture-alliance/dpa/M.Biber
La antigua Mesopotamia, el país del Tigris y el Eufrates
Irak y Siria, en la Mesopotamia, el “País de los Dos Ríos”, otrora cuna de la civilización moderna, sigue siendo zona de conflictos étnicos y pugnas entres facciones religiosas y Estados nacionales: rebeldes contra regímenes, suníes contra chiíes, turcos contra kurdos, yihadistas contra lugareños y ecologistas contra gobiernos que buscan el dominio del agua.
Imagen: Reuters
El Tigris: más agua para turcos, menos vida para iraquíes
Las tensiones se mantienen a flor de piel con la represa turca de Ilisu en el río Tigris, que reduce notablemente el caudal de agua que fluye a Iraq y destruyó un patrimonio cultural e histórico milenario en la propia Turquía.
Imagen: picture-alliance/dpa
Ganges: el río que ya “no va”
En sánscrito significa Ganges “va, va”, pero el río fluye cada vez con menos caudal y las aguas que desembocan en el Índico son un mar de contaminación, en parte provocada por los residuos industriales, en parte por los restos humanos lanzados a su caudal en Benarés. India culpa a sus vecinos del norte de desviar cada vez más aguas del "río de la vida y de la muerte".
Imagen: picture-alliance/Wildlife/M. Harvey
Baro: el único río en el desierto de Etiopía
Gambela ha sido tradicionalmente la tierra de los Anuak, pero en los últimos años se han producido ataques violentos perpetrados por otras étnias etíopes o sudanesas, que van en busca del agua del úníco río en una regíon tan grande como Sicilia.