Una resolución histórica protegerá a rayas y tiburones
12 de diciembre de 2025
Tan solo un día después del final de la cumbre sobre cambio climático de Naciones Unidas en Belém (COP30), que generó centenares titulares en todo el mundo y análisis de resultados, más de 3.000 representantes de gobierno de 185 países se reunieron en la ciudad de Samarcanda (Uzbekistán) para la Conferencia de las Partes de la Convención del Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
En esa cumbre se examinaron propuestas para evitar que el comercio amenace la supervivencia de la fauna salvaje, incluyendo las especies en diversas categorías (Apéndices) que regulan esta actividad.
"El comercio de vida silvestre, especialmente el ilegal, es una de las mayores amenazas para la vida silvestre en este planeta y es una de las principales razones de la creciente crisis de biodiversidad en la que nos encontramos", recuerda a DW Ralf Sonntag, biólogo marino de Pro Wildlife. "CITES es la herramienta más poderosa que tenemos para abordar esta amenaza de forma directa", asegura el también especialista en tiburones de la organización alemana.
"Funciona porque los países miembros la respetan y cumplen, y eso hoy es muy importante para regular el comercio internacional de sus productos o prohibir su comercio", apunta por su parte a DW Juan Martín Cuevas, coordinador de conservación de rayas y tiburones de WCS Argentina.
Marcando un antes y un después
"Esta COP, al igual que otras tres o cuatro COP celebradas en los últimos años, estuvo dominada por el debate sobre los tiburones”, recuerda Sonntag.
"Esta cumbre marca la diferencia porque muchas de las especies entran al Apéndice II, que incluye especies cuyo comercio debe controlarse a fin de evitar una utilización incompatible con su supervivencia", considera a DW Maximiliano Bello, experto en política oceánica de la Fundación Blue Marine.
"Es un resultado histórico en varios sentidos. Se aumentará la protección de 74 especies, lo que supone una victoria tremenda. Además, tenemos dos tiburones, el tiburón oceánico de puntas blancas y el tiburón ballena, en el Apéndice I (el comercio de las especies se autoriza solamente bajo circunstancias excepcionales), lo cual es una novedad", recalca, por su parte, Ralf Sonntag, el biólogo marino de Pro Wildlife.
Poner freno al comercio
"Alrededor de 100 millones de tiburones mueren anualmente por el comercio de las aletas que habitualmente van a Asia, a China", lamenta Maximiliano Bello recordando que "desde hace años, veníamos buscando poder detener de alguna forma el comercio internacional tratando de listar ciertas especies, primero en el Apéndice III, luego en el Apéndice II y ahora en el I”.
"Al entrar en el Apéndice II de CITES, una especie que no está regulada y sus productos que tienen demanda internacional como carne, aletas o aceite, los países exportadores deben demostrar que su actividad es sostenible por medio de Dictámenes de Extracción No Perjudicial”, explica Juan Martín Cuevas, coordinador de conservación de rayas y tiburones de WCS Argentina. "En el caso de las especies que pasaron del Apéndice II al Apéndice I ahora tienen prohibición total de su comercio internacional, lo que desalienta y desploma su demanda", agrega Martín Cuevas.
Así, "se prohíbe el comercio exterior de varias especies que son el foco del comercio internacional de aletas", recalca a DW Luis Lucifora, biólogo en el Instituto Nacional de Limnología de Santa Fe (Argentina) apuntando al tiburón oceánico de puntas blancas, el tiburón ballena y todas las mantas.
Especies cruciales en estado crítico
Según datos de WCS Argentina, a nivel mundial, más del 37 por ciento de las especies de tiburones y rayas están en peligro de extinción. "Los tiburones tienen un rol crucial como predadores del océano porque están al final de la cadena alimentaria y, al alimentarse de otras poblaciones marinas, mantienen el equilibrio de los ecosistemas marinos", recuerda Martín Cuevas.
A pesar de su importancia, ello no se corresponde con su estado de conservación. "Lamentablemente, están en franco declive a nivel global y son una fracción de lo que fueron históricamente", critica el portavoz de la organización argentina, que no ve mejoría en la región. "En América Latina y el Caribe esto se ve afectado por el gran endemismo sumado a la amenaza por sobrepesca con el Atlántico Sudoccidental como uno de los principales 'hotspots' para la conservación de tiburones y rayas en el mundo. En el Mar Argentino sucede lo mismo", lamenta Martín Cuevas, apuntando a dos víctimas de este problema: el cazón y el gatuzo.
"En las últimas décadas, estas especies disminuyeron en un 80 y 90 por ciento. Ambas están catalogadas como 'Críticamente Amenazadas' de acuerdo a los criterios de la Lista Roja elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)”, alerta Martín, detallando las particularidades de ambas. "Se caracterizan por reproducción sexual tardía y su baja fecundidad, es decir que tienen crías recién a los 8 o 10 años de vida y poca cantidad, por ejemplo, el cazón se reproduce solamente 5 veces en toda su vida", recalca.
Un problema de consumo externo e interno
“El gatuzo es el tiburón más comercializado de Argentina. Es muy común su venta en el mercado interno y, secundariamente, se exporta su carne, pero también sus aletas congeladas a países del sudeste asiático”, explica Lucifora, que lo diferencia del cazón, cuyo comercio interno y exportación es mucho menor que el gatuzo. “Tiene una biología que lo hace más vulnerable a la sobrepesca, como un crecimiento más lento, mayor edad de madurez, y un ciclo reproductivo más largo que el gatuzo", detalla.
Aunque ambas especies fueron incluidas en el Apéndice II de CITES, lo que implica que su exportación es permitida, pero con un aumento de los controles y permisos que deben solicitarse para llevar su comercialización internacional, “la inclusión en cualquier Apéndice de CITES no tiene efectos sobre el comercio interno de ningún país", recuerda el biólogo argentino.
Según Nacho Nacho Gutiérrez, coordinador de conservación en la Patagonia Azul de Rewilding Argentina, "para que estas medidas tengan efecto, es necesario que los gobiernos en general y, en el caso de Argentina, las provincias, tomen medidas".
"Hay mucho consumo informal de estas especies, muchas veces ni si quiera sabemos lo que estamos comiendo cuando comemos pescado y en muchas ocasiones son estos tiburones, el cazón y el gatuzo, y si bien la declaración de CITES va a exigir ciertas regulaciones para el comercio internacional, lo que necesitamos es mejores herramientas de transparencia y trazabilidad pesquera y tomar más conciencia a la hora de hacer el consumo interno", asegura a DW apuntando a la responsabilidad de los gobiernos y de la sociedad.
(ms)