"Venezuela es un riesgo de salud pública para Latinoamérica"
Enrique Anarte
11 de marzo de 2019
No solo están resurgiendo enfermedades infecciosas como la malaria, sino que existe el peligro de su propagación a otros países.
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Están en juego la democracia y los derechos humanos, pero también la salud pública: la de toda la región. La explosiva coyuntura política que atraviesa Venezuela está lejos de encontrar una solución, pero mientras tanto se ha convertido en un riesgo epidemiológico para otros países de América Latina.
Y ya no es una advertencia. Según un estudio publicado por la prestigiosa revista científica The Lancet Infectious Diseases, la crisis venezolana ya está acelerando el resurgimiento de la malaria, el mal de Chagas, el dengue, el zika y otras enfermedades infecciosas peligrosas. El resultado podría ser un retroceso de 20 años en los progresos logrados en salud pública. Para los países del entorno, el peligro es que las epidemias se propaguen más allá de Venezuela. Los investigadores no descartan la posibilidad de una emergencia sanitaria a escala regional.
El médico Martin Llewellyn, de la Universidad de Glasgow, en Reino Unido, fue quien dirigió este estudio en cooperación con científicos de Brasil, Colombia, Ecuador y la propia Venezuela. "El movimiento transfronterizo de decenas de miles de migrantes que abandonan el país, junto con el colapso de la infraestructura sanitaria venezolana, implica que las enfermedades se están desbordando hacia países vecinos, y también más lejos”, dice a DW, subrayando que "la crisis sanitaria en Venezuela se está convirtiendo rápidamente en una regional”.
El caso de la malaria es el más evidente y, a la vez, el más peligroso por ahora. Tras casi una década (2005-2014) de descenso sostenido de esta enfermedad en Latinoamérica, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lleva tiempo llamando la atención sobre el aumento de casos en países como Brasil, Colombia, Ecuador, México, Nicaragua o Venezuela. Llewelln advierte que la crisis venezolana puede reintroducir la enfermedad vectorial en regiones que habían logrado librarse de ella. Lo mismo con otras que comparten este método de transmisión.
Pero este equipo científico no es el único que advierte de dichos riesgos epidemiológicos. DW contactó a otro investigador independiente, el profesor Alfonso J. Rodríguez-Morales, de la Universidad Tecnológica de Pereira, en Colombia. El académico colombiano confirma que la coyuntura venezolana "es un riesgo de salud pública para América Latina” y lo vincula con un fenómeno migratorio mal gestionado.
Hora de actuar a nivel internacional
Ambos expertos coinciden en la necesidad de una actuación urgente liderada por agencias internacionales como la OPS, la Organización Mundial de la Salud y Naciones Unidas, dado el contexto político actual. Llewellyn insiste en que "la comunidad internacional y las autoridades venezolanas necesitan actuar en conjunto para permitir la entrada de medicinas y otros materiales en Venezuela”.
Son muchos los campos en los que se requiere de acción urgente: escasez de medicamentos contra la malaria y de redes mosquiteras, el establecimiento de controles de los mosquitos o el refuerzo de las instalaciones de los hospitales son algunos de ellos. Otro desafío pendiente, recuerda Rodríguez-Morales, es responder adecuadamente a las necesidades sanitarias de la población migrante, que es especialmente vulnerable.
Los dos expertos señalan, sin embargo, que la situación particularmente difícil en Venezuela no debe permitir pasar por alto los retos que ya experimentan el continente latinoamericano y la región caribeña en materia de salud pública, independientemente del factor venezolano. "Venezuela no es el origen de todos los males”, subraya el investigador colombiano entrevistado, "pero sí es un foco de inestabilidad, de freno al desarrollo y de preocupación sanitaria en la región”.
¿Ha tomado alguno de los actores internacionales involucrados en la resolución de la crisis nota de esta amenaza? DW contactó con el servicio diplomático de la Unión Europea, que le redirigió a un comunicado del pasado 24 de febrero en el se condenaba la escalada de tensiones, pero no se hacía referencia alguna a la cuestión epidemiológica. Por su parte, el Ministerio alemán de Exteriores dijo a DW ser consciente de la problemática y estar en contacto con la OPS y la OMS al respecto.
Llewellyn, mientras tanto, considera imperativo que los gobiernos de la región hagan algo, pues está en juego la salud de sus ciudadanos. "Los países latinoamericanos tienen que reconocer que el problema de Venezuela también es su problema”, recalca. "Las enfermedades no entienden de fronteras”.
(jov)
Cúcuta: el desbordamiento del éxodo venezolano
Miles de venezolanos cruzan la frontera con Colombia. Muchos se instalan en Cúcuta, mientras que otros trabajan para ahorrar dinero y continuar su viaje hasta Ecuador, Perú o Chile.
Imagen: DW/A. Sáez
Un éxodo incalculable de venezolanos
Por el Puente Internacional Simón Bolívar que separa Cúcuta (Colombia) y San Antonio del Táchira (Venezuela) cruzan a diario numerosos venezolanos. Unos 5.000 se quedan en Colombia o siguen su viaje hacia otros países.
Imagen: DW/A. Sáez
Hacer la compra en la ciudad vecina
La mayoría de los miles de venezolanos que cruzan a Cúcuta suelen hacerlo semanalmente para realizar la compra de la cesta básica que no pueden obtener en su país y regresan el mismo día. Muchos viven en las ciudades venezolanas limítrofes, aunque cada vez vienen de más lejos y hasta hacen trayectos de un día.
Imagen: DW/A. Sáez
Cada vez más maletas
DW estuvo en mayo pasado en el mismo puente fronterizo y el flujo de personas con varias maletas era escaso y se limitaba a grupos de jóvenes, mientras que ahora es común observar un notable tránsito de maletas y familias con niños.
Imagen: DW/A. Sáez
La primera de muchas filas
El primer paso para un venezolano que desea quedarse en Colombia o seguir su viaje es pasar por el puesto migratorio para sellar el pasaporte, un trámite que hace pocos meses no se contemplaba. La primera fila en territorio colombiano se acumula en la misma frontera, donde centenares de venezolanos aguardan entre cuatro y seis horas su turno.
Imagen: DW/A. Sáez
Maletas al aire
El kilómetro que separa ambos accesos fronterizos (315 metros de puente más el ingreso) obliga a los venezolanos a cargar alzadas sus maletas para evitar deteriorar sus ruedas. Decenas de jóvenes aguardan tras los controles migratorios de ambos países para ofrecer carretillas o cargar los bultos a hombro por apenas 2.000 pesos (0,7 dólares).
Imagen: DW/A. Sáez
La venta ambulante copada por los venezolanos
Los venezolanos han copado la venta ambulante en los primeros metros de la frontera colombiana, en La Parada. La pérdida del valor del bolívar ha provocado que sea más rentable vender directamente en pesos. Los vendedores suelen ganar unos 25.000 pesos diarios (9 dólares). Eso ha disparado el microcontrabando de carne. Entre 150 y 200 kilos requisan a diario las autoridades aduaneras.
Imagen: DW/A. Sáez
Dos comedores sociales en toda la ciudad
La mayoría de los recién llegados pasan varios días en Cúcuta para lograr el dinero suficiente para continuar su viaje. Muchos llegan en condiciones de malnutrición, como cuenta Fabiola Ruíz, voluntaria de uno de los dos comedores sociales que han abierto las parroquias locales.
Imagen: DW/A. Sáez
Desnutrición
David Andrade, de 49 años, perdió 50 kilos en el último año debido a los problemas para conseguir alimentos en Venezuela. Vino desde Valencia hace un mes para poder seguir su viaje a Ecuador, pero antes espera recuperar algo de peso y ahorrar el dinero necesario.
Imagen: DW/A. Sáez
Obstáculos para dar comida gratis
El comedor de Diócesis de Cúcuta atiende a unas 500 personas diarias. Hace un año daban comida a más de 1.500 pero los vecinos se quejaron y tuvieron que limitarse a los más vulnerables. El alcalde de la ciudad, César Rojas, dijo que planteó la posibilidad de abrir un comedor municipal pero varios organismos internacionales le advirtieron que tal iniciativa requería de una preparación extensa.
Imagen: DW/A. Sáez
Más mujeres solas con niños
Leyvis Dorante, de 28 años, pasó de 65 a 40 kilos en los últimos meses por los problemas alimenticios. Acaba de llegar a Cúcuta sola con sus dos hijos, Junior de 12 y Zairi de 4, para buscar un trabajo en Colombia. Cada vez se observan más mujeres solas con niños que en muchos casos emprenden el viaje para reencontrarse con el marido que abandonó Venezuela meses antes para instalarse en otro país.
Imagen: DW/A. Sáez
Un trámite, una fila interminable
Las colas de venezolanos han copado el paisaje urbano de Cúcuta. Una de las más comunes se encuentra frente a la Registraduría, donde centenares de venezolanos aguardan hasta cinco días y pernoctan en la entrada para solicitar la doble nacionalidad colombiana. La ciudad se ve desbordada por esta llegada masiva y apenas se producen mejoras en la atención de la crisis.
Imagen: DW/A. Sáez
Las calles de Cúcuta, un albergue a cielo abierto
Tras el desalojo a finales de enero del llamado ‘hotel Caracas’, unas canchas donde pernoctaban unos 500 venezolanos, la mayoría buscó hostales baratos o casas particulares donde hospedarse, pero muchos otros malviven por las calles.
Imagen: DW/A. Sáez
Se dispara la prostitución
La necesidad ha llevado a decenas de jóvenes venezolanas –muchas son menores de edad– a vender sus cuerpos. Ofrecen sus servicios por 25.000 pesos (9 dólares), un precio cada vez más bajo. Algunas recaudan lo necesario para continuar su viaje, mientras que otras vienen por temporadas para ahorrar lo suficiente para regresar a Venezuela y mantener a sus familias.
Imagen: DW/A. Sáez
Entran materiales de construcción y sale comida
Durante la noche se cierra el paso peatonal por el Puente Simón Bolívar y se inicia el transporte de carga. Según datos de las autoridades aduaneras colombianas (Dian), en el mes de enero ingresaron 239 camiones con carga desde Venezuela, una media de unos ocho diarios. Casi todos transportan materiales de construcción. Los camiones colombianos que cruzan a Venezuela suelen llevar alimentos.
Imagen: DW/A. Sáez
Pernoctar en la misma frontera
Centenares de venezolanos duermen en la misma frontera colombiana de La Parada, una imagen inusual hace unas semanas. Algunos son vendedores que prefieren evitarse el trajín de ida y venida a Venezuela, mientras que otros lo hacen por falta de dinero para pagarse un alojamiento en el centro de Cúcuta, donde la policía los desalojará de parques y aceras.
Imagen: DW/A. Sáez
Aumenta el peligro en la frontera
En lo que va de año han sido asesinados, al menos, 20 venezolanos en varios puntos fronterizos. En varias ocasiones fueron hallados con signos de tortura. Las autoridades manejan la hipótesis que se deba a ajustes de cuentas entre las bandas que proliferan en esos lindes o bien acciones de grupos sucesores del paramilitarismo que controlan las trochas fronterizas ilegales.
Imagen: DW/A. Sáez
Una terminal dormitorio
Durante toda la jornada, centenares de venezolanos se aglomeran en la terminal de autobuses de la ciudad. La mayoría tiene que esperar al menos un día hasta lograr su pasaje y deben pernoctar en la terminal, uno de los lugares más seguros ya que están custodiados por agentes policiales.
Imagen: DW/A. Sáez
Bogotá o Rumichaca, los destinos predilectos
La mayoría de los venezolanos que aguardan en la terminal se dirigirán hacia Bogotá, la ciudad con mayor migración venezolana, o hacia Rumichaca, el paso fronterizo con Ecuador, que en los últimos meses comienza a presentar las mismas aglomeraciones que Cúcuta. Los principales destinos del éxodo venezolano terrestre: Colombia, Ecuador, Perú y Chile, en este orden marcado por la distancia.
Imagen: DW/A. Sáez
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