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Arabia Saudita versus Irán

19 de agosto de 2012

Cuando la mayoría de los Estados de la Organización para la Cooperación Islámica decidió suspender a Siria, quedó en evidencia nuevamente la rivalidad entre dos países que se consideran hermanos: Arabia Saudita e Irán.

Imagen: REUTERS


El hecho de que los Estados miembros de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) sostuvieran su más reciente cumbre en La Meca reveló la relevancia que el conflicto interno sirio ha adquirido para ellos: el asimétrico enfrentamiento armado entre los militares oficialistas y los opositores del presidente sirio Bashar al-Assad fue discutido el 15 y el 16 de agosto en la más importante de las ciudades sagradas del Islam.

Al mismo tiempo, la decisión de la OCI de castigar a Assad, suspendiendo la membresía de Siria, dejó en evidencia de nuevo las rivalidades que existen entre Arabia Saudita e Irán. El anfitrión de la cumbre, el rey Abdullah, se sentó al lado del hombre fuerte de Teherán, Mahmud Ahmadineyad, mientras éste hacía énfasis en que ambos países estaban hermanados por la fe musulmana; pero eso no disipó la pugna bilateral.

La suspensión de Siria constituyó un fracaso para Ahmadineyad, el aliado principal de Assad en el Cercano Oriente. Algunos observadores sostienen que la voz del presidente iraní no tuvo peso en el foro islámico porque en Arabia Saudita saben que sus días están contados: Ahmadineyad seguirá siendo jefe de Estado hasta 2013, pero sólo nominalmente; es el ayatolá Alí Jamenei quien define la senda que Irán transitará.

La suspensión de Siria por parte de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) constituyó un fracaso para Ahmadineyad.Imagen: dapd

Pugna por el liderazgo

Y la ruta que Irán seguirá con Jamenei como timonel es el de la confrontación internacional, de cara a quienes exigen la dimisión inmediata de Assad en Damasco, a quienes acusan a Teherán de fabricar armas nucleares y de cara al Estado de Israel. La añeja discordia entre Arabia Saudita e Irán se debe a que el rey Abdullah y Jamenei buscan, por distintos caminos, ser reconocidos unánimemente como el líder del mundo islámico.

¿Quién es la instancia moral de los musulmanes en el Cercano Oriente? ¿El rey Abdullah, que se refiere a sí mismo como “el servidor de los santuarios de La Meca y Medina”? ¿O Alí Jamenei, el líder de la revolución islámica? Prueba de que el duelo entre Arabia Saudita e Irán continúa de manera vicaria en Siria es la reciente captura de 48 supuestos peregrinos persas en Damasco por parte de un grupo de rebeldes sunitas pro-saudíes.

La televisora Al-Arabiya, financiada por Riad, presentó los rostros de los iraníes mientras un vocero de los rebeldes mostraba a la cámara documentos que los identificaban como miembros de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria islámica. La organización militar más fuerte de Irán ni siquiera se esmeró en ocultar sus intervenciones en Siria; un oficial de alto rango dijo estar orgulloso de apoyar al régimen de Assad.

El general Ismail Ghaani, subcomandante de las brigadas Qud de la Guardia Revolucionaria, describió a la Siria de Assad como bastión de la resistencia contra Israel en una entrevista concedida a un medio persa; poco después, la cita fue borrada del sitio web que la publicó. Por otro lado, el ministro estadounidense de Defensa, Leon Panetta, sugirió que los aliados de Washington en la región respaldarían “agresivamente” a la oposición siria, aludiendo a la entrega de armamento a los rebeldes por parte de Turquía, Catar y Arabia Saudita.

Autores: Ali Sadrzadeh (ERC)

Editora: Cristina Papeleo

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