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La cumbre de la unidad

ers26 de marzo de 2004

El canciller alemán señaló que, tras los atentados de Madrid, "los europeos realmente cierran filas", mientras el premier irlandés, Bertie Ahern, destacó que los gobiernos evidenciaron "voluntad política de integración".

La despedida de Aznar rompe el bloqueo de la Constitución europea.Imagen: AP

Hace tiempo que no se percibía tanta unidad, ni tanta voluntad de sacar adelante a la Unión Europea, como en esta cumbre de Bruselas. El tira y afloja de los últimos meses en torno al proyecto constitucional, las querellas por el financiamiento comunitario y la enconada defensa de mezquinos intereses nacionales parecen haberse esfumado de un soplo, al menos a primera vista. No son, sin embargo, sólo las brisas primaverales las que despiertan a Europa del letargo, sino los vientos que soplan desde España: aparte del remezón de los atentados de Madrid influye, poderosamente, el cambio de gobierno derivado del triunfo electoral de los socialistas.

Fin del bloqueo español

Pocas veces había resultado tan liberadora la salida de un gobernante de la UE. Por razones de decoro diplomático, nadie puede estallar en aplausos en Bruselas, pero el alivio que implica la partida de José María Aznar ha sido evidente en la cumbre. El asunto no es de índole personal ni ideológico. Pero el presidente del gobierno español se había granjeado la discutible fama de la intransigencia, en la defensa de lo que consideraba sus intereses nacionales. Con José Luis Rodríguez Zapatero la cosa será diferente. Aunque, de seguro, abogará con tesón por las posturas españolas, su visión antepone las ventajas de la integración europea.

Siguiendo el clásico principio del dominó, el cambio de Madrid ya ha surtido efectos en Polonia, que ya no descarta tajantemente la adopción de la doble mayoría (de votos y de población) en el futuro sistema de toma de decisiones. Por ende, se despejan los obstáculos en el camino hacia la Constitución Europea y se va imponiendo la confianza en que será posible un acuerdo antes de que acabe el primer semestre de este año. Motivo de sobra para las sonrisas que exhibieron profusamente los gobernantes europeos en este encuentro, pese a que la situación no está como para celebrar, con la espada del terrorismo amenazando a Europa y al mundo entero.

El plan de Lisboa

Tampoco encaja en el clima de optimismo el balance económico que ocupó a los asistentes a la cumbre este viernes. Cuatro años después de que la UE se propusiera, en Lisboa, convertir al conglomerado en la principal potencia económica hasta el 2010, la realidad amenaza con dejar al plan transformado en mero sueño. El presidente de la Comisión, Romano Prodi, lo dijo bien claro: "lo cierto es que corremos el riesgo de no lograrlo".

El informe al respecto achaca buena parte de la responsabilidad a los países más grandes del club: Francia y Alemania. Al primero se le reprocha, por ejemplo, ser el más lento a la hora de plasmar las normas de la UE en su legislación nacional. Los alemanes, por su parte, reciben críticas por su alto endeudamiento fiscal. Nada nuevo. Aunque germanos y franceses están dispuestos a la autocrítica, tampoco quieren cargar solos con las culpas y reprochan, a su vez, las trabas burocráticas que impone Bruselas. No obstante, los gobernantes no quieren que todo esto les enturbie el ánimo y prefieren concentrarse en destacar el clima de unidad que imperó en esta cumbre, pese a los tiempos de crisis o, quizá, justamente debido ellos.

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