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La cumbre del G8 depara auge a sus opositores

Dennis Stute (I.G.U.)2 de junio de 2007

La cumbre del G8 en Heiligendamm le depara a la red de crítica contra la globalización Attac una ola de miembros nuevos. Pero los activistas también tienen claro que este boom no durará siempre.

Manifestación de Attac contra la Organización Mundial del Comercio en FráncfortImagen: AP

La maquinaria de protestas trabaja a todo vapor desde hace meses. La red de Attac ya ha organizado más de 1000 eventos desde el pasado otoño en Alemania para movilizarse contra la cumbre del G8 en Heiligendamm.

"Sigue tratándose únicamente del G8"

"Desde comienzos del 2007 nos concentramos en el G8", dice la portavoz de Attac, Frauke Distelrath. La cumbre del G8 ha constituido el punto central del trabajo de la organización durante la primera mitad del 2007, por lo menos eso es lo que se planeó en la asamblea general del pasado otoño. Al mismo tiempo, las tareas de movilización se están convirtiendo en una campaña de reclutamiento. Desde principios de año, Attac recibe cada mes a unos 100 nuevos miembros; en mayo fueron incluso 500. En parte se debe a la prohibición contra las manifestaciones, a las redadas contra los activistas anti-G8 y otras medidas que han originado muchos titulares en la prensa. Attac-Alemania ya cuenta con 18.000 miembros, y la red a nivel mundial con 90.000.

Heiner Geißler, antiguo secretario general del CDU y miembro de AttacImagen: picture-alliance/ dpa

Este crecimiento llega después de tiempos difíciles, en los que titulares como "Trabajo de Sísifo, en lugar de batalla contra la cumbre" o "Como en una secta" informaban de una crisis en Attac. Stern, la revista hamburguesa, contaba con que cada vez más miembros abandonasen la organización. Sin embargo en el 2006, cuando Attac vivía sus peores momentos desde que fue fundada en el 2000, la red hacía cada mes balance con 10 miembros nuevos en sus listas; una situación con la que la mayoría de partidos, sindicatos e iglesias sólo podían soñar.

Larga esperanza de vida

Attac ha pasado por una "etapa de crisis" normal, admite Claus Leggewie, autor de Die Globalisierung und ihre Gegner (La globalización y sus oponentes). La red ha recibido una gran afluencia de miembros nuevos durante un tiempo, pero es inevitable que esa tendencia decaiga. "Los movimientos sociales no pueden ofrecer movilizaciones largas en el tiempo; sólo unos pocos activistas son fieles," dice. No obstante, la decadencia total es algo a lo que hasta ahora no ha tenido que enfrentarse el movimiento de crítica contra la globalización, gracias a las cumbres que se celebran regularmente, contra las que pueden manifestarse.

"La crítica a la globalización es un tema trasversal que abarca casi todos los ámbitos políticos, por lo que este movimiento debería contar con una esperanza de vida más larga que la de otros que sólo se concentran en asuntos que, en un momento dado, dejan de estar de actualidad", opina Ansgar Klein, editor de la revista de investigación Neue soziale Bewegungen (Nuevos movimientos sociales). No es de esperar que las demandas de los críticos de la globalización se vean satisfechas en un futuro cercano.

Influencia en el G8

No obstante, la influencia del movimiento de Attac se hace notar en la mesa de reuniones del G8 a través de temas como la protección medioambiental o África. "La idea de que la globalización, tal y como marcha, no presenta alternativas, ya no existe", señala Leggewie. Recientemente la misma presidenta del G8, Angela Merkel, aclaró que el objetivo de la cumbre es "hacer la globalización más humana". Y aceptó públicamente los planes de acción y protesta. Peter Wahl, miembro del consejo coordinador de Attac, dijo, no obstante, que "habrá que observar cómo las promesas se llevan a la práctica." En el futuro, se debería tratar de crear conceptos concretos.

Miembros de Attac en una conferenciaImagen: dpa

Pero eso es más difícil que organizar campañas puntuales o un movimiento de oposición contra una cumbre. A Attac pertenecen unas 120 organizaciones, entre las que se encuentran desde grupos religiosos, pasando por asociaciones ecologistas, hasta sindicatos. El antiguo secretario general del CDU, Heiner Geißler, pertenece a Attac, igual que el izquierdista Oskar Lafontaine.

Tras el fin de la cumbre, los miembros de Attac tendrán más tiempo para hacer trabajo de fondo; de momento no tienen previsto realizar un proyecto de la escala de las movilizaciones contra el G8. Además, el boom que está gozando la organización también debería llegar a su fin, hecho que activistas como Peter Wahl tienen muy claro. Pero él se lo toma con calma: "Son los altibajos de la coyuntura política, sin más".

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