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La Cumbre sobre el Clima como oportunidad política

Irene Quaile (ERC/MS)22 de septiembre de 2014

A ojos de Irene Quaile, los capitalistas, empresarios y políticos del mundo deben aprovechar la atención que recibirá la Cumbre sobre el Clima 2014 para demostrar que están dispuestos a detener el calentamiento global.

Manifestación en Berlín (21.9.2014).
Manifestación en Berlín (21.9.2014).Imagen: picture-alliance/dpa/J. Carstensen

Alrededor del mundo, organizaciones no gubernamentales y ciudadanos comunes y corrientes demuestran haber entendido la urgencia del asunto: en las calles de Nueva York, Londres, Berlín y Melbourne, cientos de miles de personas tomaron las calles el pasado fin de semana para alertar sobre los peligros del calentamiento global y exigir que los Gobiernos actúen en concordancia con esos riesgos.

Con su llamado a participar en la cumbre extraordinaria sobre el clima de las Naciones Unidas, que se inaugura este martes (23.9.2014) en Nueva York, también el secretario general de esa organización, Ban Ki Moon, demuestra estar consciente de la importancia que la política climática tiene para el futuro de la humanidad y del planeta, cuyos recursos se agotan más rápido de lo esperado debido al veloz crecimiento de la población.

Gran presentación en nombre de la política climática

Por unos pocos días, el secretario general de la ONU sacó el cambio climático de los oscuros salones donde habitualmente se discute el tema y lo montó sobre esa tarima internacional que es la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York. Los capitalistas, empresarios y políticos del mundo deben demostrar juntos que han comprendido la naturaleza de los daños que sufre el medio ambiente, los efectos climáticos que esos daños generan y las soluciones que están a la mano.

Irene Quaile, comentarista de Deutsche Welle.Imagen: DW

Ellos también deben demostrar que están dispuestos a detener el calentamiento global ahora mismo. Abundan los indicios de que hay que actuar inmediatamente. Estadísticas recientes señalan que contaminamos la atmósfera con cada vez más anhídrido carbónico. En el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, sus siglas en inglés) se sostiene que la “meta de los dos grados” ya está fuera de nuestro alcance. Y el de 2014 fue el verano más caliente en la Tierra desde 1880, cuando comenzaron las mediciones meteorológicas.

Las secuelas del calentamiento global son predecibles

Los fenómenos meteorológicos extremos, las hambrunas, la escasez de agua potable y el crecimiento de los mares son algunas de las secuelas que los expertos atribuyen al calentamiento global. La gente ya está perdiendo los medios que posibilitan su subsistencia, sobre todo en las regiones más pobres de la Tierra. La limitación de los recursos, las oleadas de refugiados y los conflictos están programados.

De ahí la importancia que se le da a decisiones como la de abandonar los combustibles fósiles y el desarrollo de fuentes de energías renovables; medidas indispensables para reducir la producción de dióxido de carbono. La tecnología está disponible. Según un estudio publicado hace pocos días, lo único que hace falta para dar un vuelco de 180 grados en materia de abastecimiento energético es voluntad política. Y esa voluntad política no debe verse frenada por el lobby de las energías fósiles.

Una oportunidad perdida para Merkel

Un total de 120 jefes de Estado y de Gobierno atendieron al llamado del secretario general de la ONU. La canciller alemana, Angela Merkel, no está entre ellos. Y las organizaciones no gubernamentales ven la decisión de la mujer fuerte de Berlín como un error. Alemania tiene problemas para alcanzar sus propias metas en materia climática. El cambio energético se ha ralentizado. Por eso se dice que Alemania ha perdido una oportunidad importante para colocarse entre los países pioneros en el ámbito ecológico.

La mayoría de las naciones industrializadas han enviado como emisarios a sus jefes de Estado y de Gobierno a la cita de Nueva York. Rusia, Australia y Canadá, conocidos por frenar los proyectos de protección climática, son algunos de los Estados que no lo hicieron. Ban Ki Moon ha pedido que “se aproveche el impulso político y se le dé aún más fuerza”, esperando que esta cumbre extraordinaria de pie a “declaraciones valientes” por parte de las iniciativas ecologistas. Y es que, debido a la atención que este encuentro atraerá, el evento será, ante todo, una oportunidad para que todo el mundo escuche el llamado que se hace para proteger al medio ambiente.

Ban Ki Moon preparó la tarima

Ban Ki Moon le ofrece a los poderosos del mundo una oportunidad para presentarse como personalidades preocupadas por el medio ambiente. En la tribuna neoyorquina preparada por Ban Ki Moon, éstos podrán demostrar que han entendido la premisa del momento y que de una vez por todas harán algo en serio por la protección del medio ambiente. No hay un “plan B” para el clima, porque no tenemos un “planeta B”, dijo recientemente Ban Ki Moon.

Los ojos de la opinión pública internacional están puestos sobre Nueva York. El mundo necesita señales impactantes de que los poderosos están dispuestos a evitar que la actitud de “business as usual” nos conduzca a una catástrofe climática.

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