Más de la mitad de la población guatemalteca la componen niñas y mujeres. Sin embargo, ellas están subrepresentadas o ausentes en cargos de poder. Una de las razones primordiales es el machismo y la misoginia.
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Durante la campaña electoral, hubo muchas críticas por sus chistes racistas y machistas hechos por el actual presidentew, Jimmy Morales. Sin embargo, ganó las elecciones con amplia ventaja. “Las bromas de Morales no respetan ni la inteligencia ni la identidad de la población guatemalteca”, opina la antropóloga y feminista Ana María Cofiño. “No está diciendo que la mujer es prostituta, pero ponerla como tonta es el peor de los insultos”. Entonces, ¿de dónde viene su fenomenal ascenso político? Cofiño tiene la respuesta: “Jimmy Morales es el típico ladino, porque la idiosincrasia guatemalteca es racista, machista y sumisa.”
Sin embargo, puede que un presidente que hace malas bromas sea el problema más pequeño de las mujeres en Guatemala. “Vivimos en una sociedad patriarcal que se resiste a reconocer y respetar los derechos humanos de las mujeres”, dice la Fiscal General, Thelma Aldana, en entrevista con DW. “El delito más denunciado en Guatemala es la violencia contra la mujer”, afirma. La tasa de muertes violentas de mujeres ha oscilado entre 9 y 12 por cada 100,000 mujeres durante los últimos diez años – una de las más altas del mundo.
En lo legal, sí ha habido avances. En 2008, el Congreso aprobó la Ley contra el Feminicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer en Guatemala. Y durante el mandato de Claudia Paz y Paz, la antecesora de Thelma Aldana en el cargo de Fiscal General, se crearon cortes especializadas para atender de una forma más rápida e integral a mujeres víctimas de la violencia.
Sin embargo, aparte de la lucha jurídica hay que cambiar el pensamiento patriarcal y machista de una sociedad entera–un reto muy grande, como lo vivió la ex-Fiscal General Paz y Paz en carne propia. “Los medios de comunicación se la comieron por la misoginia clásica de !Qué pelo! !Uy, parece leona! !Qué mal vestida!, poco mujercita”, cuenta la abogada María Eugenia Solís García. “Claudia Paz y Paz transgredía la clásica feminidad que se espera de un puesto”.
Que a las mujeres se les juzgue de una forma diferente que a los hombres cuando se postulan para un cargo de poder, experimentó también Sandra Torres. La ex-candidata presidencial del partido Unidad Nacional de la Esperanza llegó a ser odiada por los medios de comunicación por su liderazgo y carácter fuerte. “En Guatemala, la misoginia se muestra cuando una mujer es ejecutiva o líder, se le dice mandona – es una expresión sumamente descalificadora, a un hombre nunca se le dice mandón cuando muestra dotes de líder o es ejecutivo que conduce”, opina Solís García. “Es más para las mujeres, y es un rasgo misógino, no estamos para mandar, estamos trasgrediendo el mandato de sumisión”.
Las malas bromas, la violencia y el clásico rol femenino: La misoginia y el machismo está en todos los rincones de la sociedad guatemalteca, también en el Congreso de la República. En el órgano que debería representar a todos los guatemaltecos y guatemaltecas, sólo 20 de 158 diputados son mujeres – una tasa que apenas llega a un 13 por ciento.
Una de ellas es Sandra Morán, una lideresa feminista con una larga trayectoria en los movimientos sociales y feministas del país. Que ella haya llegado el Congreso es un gran avance en el ámbito político de Guatemala, dado que es la primera diputada abiertamente lesbiana en la historia del país. “Ella va a levantar los derechos de las preferencias sexuales y afectivas que en este país son una bomba, pero hay que ponerla”, dice Solís García. “El compromiso es que ella está adentro, pero nosotras estamos afuera para ir combinando el poder político adentro y la presión afuera”. En un país como Guatemala, es una lucha contracorriente que apenas empieza.
Los bosques como fuente de recursos
En Guatemala, las cooperativas locales administran enormes áreas boscosas y dan un ejemplo de sostenibilidad otorgando un futuro a sus habitantes.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Las ganancias se quedan en el pueblo
La fuente de ingresos más importante de las cooperativas en la biosfera del reservado maya, en el norte de Guatemala, es la madera tropical. Como la aldea Carmelita, muchos otros lugares poseen un aserradero propio para elaborar la madera destinada a la exportación.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Certificado de sostenibilidad
La sostenibilidad es una condición fundamental en la distribución de licencias para explotar los bosques. En lugar de talar todo el bosque, las cooperativas cortan un máximo de tres árboles por hectárea por año. La madera debe estar certificada por el Forest Stewardship Council y está sometida a reglas estrictas de calidad y de protección al medioambiente.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Carpintería para el futuro
Muchas de las cooperativas tienen, entretanto, una carpintería propia que da trabajo y capacitación a la gente del lugar. Así, muchos jóvenes se quedan en su lugar de origen, en lugar de abandonarlo para ir a la ciudad. Hasta ahora, los muebles de madera tropical solo son producidos para el mercado local y para la industria turística en algunos pueblos, como en Carmelita.
Imagen: DW/H. Jeppesen
El turismo como fuente de ingresos
En Carmelita, el turismo todavía está dando los primeros pasos. Pero la cooperativa espera que, con el tiempo, los turistas se conviertan en una fuente importante de ingresos. Desde Carmelita se puede viajar en burro a través de la selva y hasta la ciudad maya de Mirador. También Tikal, que fue uno de los centros de la cultura maya, es un imán turístico.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Los restos no se desechan
Mientras el talado de árboles y el trabajo en la carpintería es más bien cosa de hombres, las mujeres de San Andrés fabrican juguetes de madera con los restos que quedan de la elaboración de muebles. También producen tablas con números mayas y pirámides de madera.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Sostenibilidad para la industria de las flores
Las hojas del xate o palmera de salón de Guatemala se exportan, sobre todo, a EE. UU., donde se utilizan como hoja verde en los ramos de flores. La demanda ha crecido tanto que esta palmera está en peligro de extinción. Pero en las cooperativas del reservado maya también son usadas solo con criterios de sustentabilidad.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Control de calidad
Como en muchos otros lugares, en Carmelita son las mujeres quienes verifican las hojas de palmera. Gracias a ese control de calidad, la cooperativa recibe más dinero al exportarlas, y muchas mujeres tienen un puesto de trabajo.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Hojas para los techos
Los techos tradicionales de El Petén, en el norte de Guatemala, se construyen con hojas de la palma de guano. Las hojas se cosechan en el bosque, se transportan en burro hasta el pueblo, allí son secadas y luego elaboradas para armar los techos.
Imagen: DW/H.Jeppesen
Construcciones mayas
Desde hace siglos, las casas en San Andrés se construyen con hojas de palma de guano. También la casa comunitaria fue edificada de ese modo, con un producto que proviene directamente del bosque. Ya los mayas usaban esas hojas para construir enormes techados.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Lo que ofrece el bosque
Hay numerosos productos que el bosque ofrece generosamente a quien sabe aprovecharlo. En algunos lugares aún se extrae la savia del árbol Manilkara zapota, con el cual en algunos lugares todavía se produce chicle. Tanto las plantas medicinales como las especias son productos que se cosechan y venden de manera sostenible en Guatemala.
Imagen: DW/H. Jeppesen
Intercambio global
El concepto de manejo de bosques en la biosfera del reservado maya de El Petén es ejemplar. A menudo es visitada por interesados en aprender más sobre el trabajo en las cooperativas. En 2011 la Asociación Forestal Integral de San Andrés, Petén (AFISAP), fue galardonada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente por su manejo eficiente y sustentable.