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Democracia en la era digital

13 de abril de 2012

DW habló con Gerhart Baum, político liberal y exministro de Interior de Alemania, sobre la democracia, las posibilidades de desarrollo que la sociedad digital le ofrece y los riesgos que sobre ella se ciernen.

Imagen: Fotolia/Franz Pfluegl

Gerhart Baum ocupó el cargo de ministro del Interior en el Gobierno de coalición conformado por el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y el Partido Liberal (FDP), entre 1978 y 1982. Desde entonces, el político liberal, hoy de 79 años, se ha comprometido con la defensa del Persönlichkeitsrecht, el derecho de cada individuo al libre desenvolvimiento de su personalidad y a la protección de su esfera privada.

Entre sus credenciales figuran exitosas denuncias contra la vigilancia telefónica, los controles vía Internet y el almacenamiento preventivo de datos personales por parte del Estado, así como artículos sobre temas políticos y jurídicos para la prensa y publicaciones especializadas. Deutsche Welle habló con él sobre la democracia, la posibilidad de desarrollo que la sociedad digital le ofrece y los riesgos que sobre ella se ciernen.

Deutsche Welle: ¿Qué importancia tiene la protección de datos personales en una sociedad democrática?

Gerhart Baum: La protección de la esfera privada es un tópico más en el ámbito de las libertades. El artículo 1 de la Constitución establece que la dignidad humana es intocable. Una lesión de la esfera privada es un ataque a la dignidad humana, a menos que la lucha contra la criminalidad justifique la agresión en cuestión. La protección de los datos personales es un derecho fundamental que está siendo puesto a prueba por la facilidad con que éstos pueden ser digitalizados. La digitalización es una revolución que está cambiando nuestras vidas.

Internet es un espacio vital, en donde se desarrollan nuevas posibilidades para la comunicación y el despliegue de la personalidad. Y, por eso mismo, la red también puede resultar peligrosa para la privacidad. La profecía de que nos convertiríamos en ciudadanos transparentes se ha consumado.

Usted sostenía en uno de sus artículos que “el uso descontrolado de los datos personales de los ciudadanos [por parte del Estado] pone en riesgo el carácter democrático de nuestra sociedad”…

Gerhart Baum defiende el derecho al libre desenvolvimiento de la personalidad y a la protección de la esfera privada.Imagen: picture-alliance/dpa

El Estado es una instancia relativamente fácil de controlar, al menos en teoría. Nosotros tenemos la posibilidad de demandarlo ante el Tribunal Constitucional, por ejemplo. Yo mismo he hecho uso de esta prerrogativa en más de una ocasión. Y esa corte ha sentenciado que el almacenamiento preventivo de datos personales viola los mandamientos de la Constitución de Alemania. Y de eso se deriva que la esfera privada esté más protegida que antes. No obstante, el Estado sigue ofreciendo razones para preocuparse.

El debate reciente en torno a los dispositivos digitales –los “troyanos”– que hacen posible el espionaje de conversaciones telefónicas sostenidas vía Internet demuestran que no se debe bajar la guardia frente al Estado. Por fortuna, en Alemania hubo una discusión pública al respecto.

¿Qué hay del uso de los datos personales en el ámbito empresarial?

Intervenir en el área privada es más difícil, porque las empresas como Google, Facebook y Amazon operan a escala internacional. Es un hecho que estas compañías almacenan y sacan provecho comercial a las huellas que los usuarios dejamos diariamente en Internet

¿Qué responsabilidad cree usted que tiene el ciudadano frente a esta situación?

Los legisladores deben definir el marco para la economía de datos en el ámbito empresarial, tanto en Alemania como a escala europea. Por otro lado, necesitamos llegar a acuerdos globales para proteger la esfera privada de las personas, aún cuando, hasta cierto punto, está en manos de cada individuo decidir cómo administra sus propios datos. Sobre todo los más jóvenes deben adquirir mayor responsabilidad a la hora de ofrecer información sobre sus vidas en Internet, ejercitar la mesura. Algunos hablan de practicar el ascetismo de datos.

Desde hace algún tiempo se habla sobre una transformación de la democracia: los unos aluden al creciente poder de élites tecnocráticas a la hora de tomar decisiones de Estado y los otros, sobre una tendencia a la democracia directa, propiciada por el auge de Internet. ¿Qué opina usted al respecto?

Baum: “El caso de los ‘troyanos’ demuestra que no se debe bajar la guardia frente al Estado”.Imagen: Fotolia/m.schuckart

Internet le ofrece a los ciudadanos la posibilidad de comunicarse, de publicar sus opiniones y de ‘embalarlas’ junto con otras expresiones coincidentes para que tengan el peso que da el consenso; esa es una nueva dimensión de la opinión pública democrática. Pero ésta no sustituye en absoluto a la democracia representativa. No podemos sustituir al Parlamento. Después de todo, también el riesgo de la manipulación masiva se ha magnificado con el auge de Internet.

Hoy en día se puede pagar para usar la red como órgano divulgativo de determinadas corrientes de opinión con miras a poner bajo presión a la clase política o a otras instancias. Así como hay activistas que usan Internet para exigir más libertades, hay tiranos que lo usan para perseguir a sus opositores.

¿Teme usted que los internautas más jóvenes terminen desdeñando la democracia representativa?

Ese riesgo no es nada nuevo, como no lo es tampoco el desprestigio de los partidos políticos; aunque cabe decir que, hoy en día, muchos exhiben un auténtico desprecio por ellos. Yo estoy a favor de que se implanten algunos aspectos de la democracia directa, pero sin ir demasiado lejos. La democracia directa trae consigo el peligro de que los grupos minoritarios y sus opiniones queden opacados.

Autores: Rodion Ebbinghausen / Evan Romero-Castillo
Editor: Pablo Kummetz

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