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La economía alemana en 2023: ¿otro año de crisis?

Henrik Böhme
28 de diciembre de 2022

Son tiempos difíciles para realizar previsiones realistas. Lo único cierto es que la economía de Alemania sigue mostrando fortaleza, incluso en el tercer año de crisis. 2023 también será un desafío, opina Henrik Böhme.

Àrbol de Navidad iluminado en Moscú.
Luces por doquier en Moscú. Allí no deben preocuparse por el costo del gas o de la electricidad.Imagen: Ulf Mauder/dpa/picture alliance

Por tercer año consecutivo es muy difícil mirar con optmismo el nuevo año. A finales de 2020, tenía la certeza de que en 2021 la economía alemana daría un paso agigantado. No fue así. Con respecto al 2022, la sensación era de "entre oscuridad y destellos de esperanza”.

¿Y qué pasa con 2023? Podríamos citar al ministro de Economía alemán, Robert Habeck: "Será difícil, pero de otra manera". Pero primero, las buenas noticias: el fin del mundo se ha cancelado de momento, la economía alemana hizo frente sorprendentemente bien tras la situación de shock por el coronavirus y el ataque ruso a Ucrania, incluyendo la conmoción energética generada por la falta de gas.

La ayuda estatal masiva ha contribuido a aliviar considerablemente el escenario de crisis económica, pero también un invierno comparativamente suave, a excepción de las últimas semanas, empresas con carteras llenas de pedidos, instalaciones sin problemas de gas, menos cuellos de botella en las entregas y la caída de precios para los fletes de contenedores.

Henrik Böhme, de la redacción de economía de DW.Imagen: DW

¿Fuerte recesión?

Existe la posibilidad de que haya recesión en los próximos meses, pero suave. El punto de partida no parece tan malo, después de todo hubo una sorprendente mejora en el crecimiento económico del 0,4 por ciento en el tercer trimestre. Y eso a pesar de una tasa de inflación de dos dígitos.

Y es que el deseo de la gente de comprar y viajar contribuyó a dicho crecimiento. Durante la pandemia de coronavirus se estima que los alemanes acumularon unos 200 mil millones de euros, que ahora están gastando.

Además, hay que citar los generosos convenios laborales: industria metalúrgica, 8,5 por ciento más y 3.000 euros libres de impuestos, o la industria química (6,5 por ciento) o 9,4 por ciento para los trabajadores portuarios en la costa del Mar del Norte. Y el paquete de 200.000 millones de euros del gobierno alemán.

Los pronósticos pesimistas de Robert Habeck, quien habló de pobreza masiva, o los del jefe de BASF, quien veía acercarse la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, no se cumplieron. En su lugar, ha brillado la flexibilidad con la que una economía de mercado puede reaccionar ante situaciones de shock. La economía se mostró resistente y el Grupo BASF espera un aumento de las ventas del 15 por ciento para el año en curso.

Deuda gigantesca

Sin embargo, estos datos no significan que todo esté bien: las caras facturas de electricidad y calefacción las pagaremos en 2023. El miedo a un nuevo colapso del sistema financiero aumenta entre los profesionales del mercado financiero, es decir, entre los verdaderos expertos y no entre los seudoprofetas que quieren solo vender sus libros.

No se trata de un solo riesgo, dijo el responsable de Alemania de un importante banco internacional al diario económico Handelsblatt. Es la mezcla de tantos peligros diferentes que "no habíamos experimentado nunca".

La principal preocupación es el aumento de la gigantesca deuda de muchos países que, según cifras de la Asociación Bancaria Internacional, desde el verano europeo suma un total de 290 billones de euros. A modo comparativo, el presupuesto germano federal para 2023 es de 476 mil millones de euros.

Además, la demanda mundial de productos fabricados en China se ha desplomado recientemente. Para la economía alemana, que todavía depende en gran medida de China e intenta, a pesar de todo, expandirse más, son perspectivas bastante malas.

La solución se llama Europa

La continua carencia de trabajadores cualificados, más de medio millón solo en Alemania, también está nublando las perspectivas. En vista de una población cada vez más envejecida, esto solo puede resolverse mediante una política de inmigración específica. Es de esperar que la nueva ley del gobierno no sea un fracaso similar a la del gobierno anterior.

Además, la globalización está dando tropiezos. No solo Alemania se ha beneficiado mucho de la interconexión económica global; se ha reducido la pobreza mundial y ha traído un poco más de prosperidad.

Pero cuando no había mascarillas en Alemania durante la pandemia y luego Putin no permitió que el gas fluyera hacia Alemania, quedó más que claro que la globalización no es solo positiva, sino que crea dependencia. Por eso es aún más importante confiar en los acuerdos de libre comercio bilaterales y en el mercado interno, sobre todo, en Europa.

(rmr/ers)

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