La Enciclopedia del Conocimiento
3 de junio de 2009A lo largo del siglo XVII y XVIII los científicos habían adquirido conocimientos que habían revolucionado los conocimientos vigentes hasta entonces. Se había entendido el funcionamiento del Sistema Planetario Solar, se había descubierto cómo aprovechar la fuerza hidráulica, se habían colonizado nuevos continentes y se había comprobado que la Tierra no era un disco. Se había ido imponiendo la certidumbre de que no era la fe sino la ciencia la que tenía que buscar respuestas a las interrogantes sobre la vida.
El dogma con el que la Iglesia Católica explicaba la vida había perdido vigencia. Su definición se basaba fundamentalmente en que una vida en la Tierra que agradara a Dios sería abundantemente recompensada en el más allá.
Las Sagradas Escrituras y la interpretación apostólica ofrecieron durante siglos una explicación celestial sobre el sentido de la vida a los hombres. Eso hacía para unos más soportables las injusticias terrenales, mientras que para otros las justificaban mejor.
Saber en lugar de creer
No sólo las evidentes injusticias que plagaban la vida humana fueron el principal motivo por el que las ideas de la Ilustración se fueron imponiendo. Los procesos contra los herejes, la Inquisición y un profundo odio entre los seguidores de las distintas religiones llevaron a descrédito de la fe. Una religión que engendraba no amor sino odio y una Iglesia que perseguía y torturaba a la gente no tenían mucha credibilidad.
Si ya no era la fe sino el saber el nuevo principio entonces había que recopilar los conocimientos y el saber de la ciencia y hacerlos accesibles a todos. Esta tarea fue asumida a partir de 1751 por los filósofos franceses Denis Diderot (1713-1784) y Jean Lerond d’Alembert (1717-1783).
Durante treinta años de trabajo formularon “La Enciclopedia o Diccionario de las Ciencias, las Artes y los Oficios”, que comprendía los conocimientos adquiridos hasta entonces por las ciencias naturales y las humanidades.
Liberación de la ignorancia
A través de la acumulación de conocimientos y una educación basada en la razón, el ser humano debía ser capaz de pensar por sí mismo y al mismo tiempo alcanzar la madurez. La superstición y la exaltación religiosa no tenían cabida en esta concepción del mundo, como tampoco la represión por parte de monarcas absolutistas. La Enciclopedia francesa fue el baluarte de la Ilustración, que debía liberar a la humanidad de la “minoría de edad”, como formularía el filósofo e ilustrado alemán Emmanuel Kant (1724-1804).
El ciudadano maduro e ilustrado a través del conocimiento y la educación aspiraría a tomar parte en las decisiones políticas de su sociedad. Este “ciudadano ilustrado”, según propuso Jean Jacques Rousseau (1712-1778), sería tan culto que se sometería a un contrato social surgido a través de la libre voluntad, sin que eso significara perder su libertad.
Este concepto de “voluntad general”, influyó a muchos pensadores y filósofos del siglo XVIII. Las ideas de la Ilustración se propagaron rápidamente. En Alemania, pensadores como Emmanuel Kant, Johann Gottlieb Fichte (1762-1814), Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) y posteriormente Karl Marx (1818-1883) devoraron la obra de los enciclopedistas franceses.
Aunque sus efectos fueron inicialmente limitados, entre los intelectuales alemanes había una atmósfera de cambio. Desde su punto de vista, la Enciclopedia consagraba la emancipación del individuo y de la oprimida “nación alemana”.
Autor: Matthias von Hellfeld/ EU
Editor: Pablo Kummetz