A muchos niños les gusta comprar globos en los kioscos cuando hay alguna fiesta, algodón de azúcar, manzanas de caramelo… o molinillos de viento. Con sus alegres colores, parece un simple juguete que no va más allá del puro entretenimiento consistente en ver sus colores danzar al son del viento.

Estos molinillos funcionan sobre la base de algo mucho más grande e importante: la energía eólica.

Imaginen que a uno de estos molinillos le ponemos un generador eléctrico. Cuando el viento hiciera girar sus aspas, el generador, llevado por el movimiento, podría generar electricidad. Y por supuesto, cuanto más rápido y más tiempo girara el molinillo, más electricidad se generaría.

Siguiendo este ejemplo, muchos “molinos” de tres aspas, o aerogeneradores, tal y como se llaman oficialmente, se han ido colocando en la última década en lugares especialmente elegidos por la potencia y estabilidad de su viento: normalmente, cimas de montañas. Estos lugares se denominan parques eólicos.

El viento se produce mediante el movimiento del aire debido a sus diferentes temperaturas. El aire que hay sobre la tierra es generalmente más caliente que el que hay sobre el mar.

Cuando el aire se calienta, se hace más ligero, y sube. El espacio que deja sobre la tierra es cubierto por el aire frío que viene del mar. De este modo, se crea un ciclo de movimiento ininterrumpido.

El viento hace girar las aspas de los molinos de viento o "aerogeneradores" de forma continua. Un proceso que no tiene ningún impacto especialmente negativo en el medio ambiente, y que no requiere de mecanismos artificiales.

Hasta aquí, todo parece seguir el ejemplo de los molinillos que se decía al principio, pero llegamos al punto principal: ¿Cómo se genera electricidad mediante el continuo girar de las aspas del molino?

La respuesta está en los generadores: unos objetos que al girar ininterrumpidamente, llevados por una fuerza externa (en este caso, el viento), son capaces de producir electricidad.

Tan sencillo como la fuerza de las piernas que al pedalear en una bici, consiguen encender la bombilla del faro frontal.

La energía eólica es limpia, sencilla y barata: requiere la instalación de los aerogeneradores, pero nada más aparte de ello, y es por ello que cada vez está más extendida por el mundo. Sin embargo, tiene un inconveniente: la intermitencia. Aunque es un obstáculo que se puede esquivar más o menos eligiendo un sitio adecuado para su aprovechamiento.

En 2007, la energía eólica suponía un 1% de la energía mundial, un porcentaje apenas notable. Pero en Europa, su presencia es muy importante: representa alrededor del 19% de la producción eléctrica en Dinamarca, 9% en España y Portugal, y un 6% en Alemania e Irlanda.

Autora: Lydia Aranda Barandiain