La Gemäldegalerie en Berlín muestra en "El Siglo de Oro. La era Velázquez" la riqueza artística de la época, que, sin embargo, no era el reflejo de la realidad política.
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La exposición ”El Siglo de Oro. La era Velázquez” no es para almas sensibles. Las pinturas y esculturas muestran escenas sangrientas, cuerpos heridos, cuerpos decapitados, pero también invita a realizar un viaje emocionante por el tiempo y las ciudades artísticas españolas. “Lo más cercano es al mismo tiempo lo más complicado”, dice Bernd Wolfgang Lindemann, director de la Gemäldegalerie en Berlín a Deutsche Welle, ya que es un esfuerzo hercúleo comprimir una de las épocas artísticas más fructíferas del mundo en una exposición.
Mayor exposición en el extranjero
En esta muestra, organizada en conjunto con el Museo Nacional del Prado, se exponen 135 obras procedentes de más de 60 préstamos. La Gemäldegalerie también introdujo obras de la propia pinacoteca. Si bien es verdad que ya se han dedicado exposiciones a El Greco y a Velázquez, hasta ahora no se había dado valor al Siglo de Oro en su totalidad.
La muestra recuerda a la España poderosa y presente en todos los continentes. Sin embargo, en el siglo XVII comenzó a desmoronarse y a dirigirse hacia una crisis trascendental. El arte, por el contrario, experimentó un espléndido impulso, y los gobernantes, por su parte, simulaban poder y riqueza a través de pinturas y esculturas, que desde hacía tiempo no poseían.
Desde Velázquez hasta el El Greco
El épice del mundo artístico español eran la ciudad de Madrid y El Escorial, edifico construido por empeño del rey Felipe II. Se trata de una residencia real y monasterio a 40 kilómetros de la capital que está considerado como el mayor complejo renacentista del mundo. Y ese vínculo se puede observar en los diversos retratos de dicho rey realizados por el inigualable pintor del barroco Diego Velázquez.
Como pintor de la corte del rey Felipe IV, Velázquez plasmó en sus cuadros a muchos miembros de la familia real. Manet calificó al artista, nacido en Sevilla en 1599, de “pintor de los pintores” y no sin razón. Sin duda fue el pintor más influyente de su época.
A diferencia de Francia, donde el poder gubernamental y las artes se concentraban en París, España vivía de la diversidad regional: Andalucía, Castilla, Valencia, regiones de magníficos pintores, entre ellos, Murillo, El Greco, Zurbarán, Gregorio Fernández y Jusepe de Ribera.
Emociones y realismo
Bernd Wolfgang Lindemann advierte de una característica común entre los pintores y el arte de esa era: “la capacidad de expresar emociones“, dice el director de la Gemäldegalerie. Además del realismo insistente, como las representaciones angelicales o esculturas, como el “Cristo Yacente” de Gregorio Fernández. Y casi surrealista resulta “San Francisco abrazando al crucificado” de Francisco Ribaltas. Jesús con su mano izquierda pone la corona de espinas sobre la cabeza de San Francisco.
La exposición también muestra la riqueza de la escena artística española, tomando como ejemplo la ciudad de Toledo, con poco más de 60.000 habitantes en aquella época. El Greco tenía allí su estudio y convirtió la ciudad en uno de los centros de arte más prósperos en España. Una de sus obras monumentales es la “Inmaculada Concepción”, la virgen rodeada de ángeles y que dirige su mirada hacia arriba, donde se halla el espíritu santo en forma de paloma.
Esplendor y nostalgia
El legado estético del El Greco radica en los llamativos y fascinantes colores, como se puede apreciar en la obra de cuatro metros de altura y dos de ancho. Por otro lado, Juan Sánchez Cotán fue también en Toledo uno de los más relevantes pintores de bodegones en España. Dos pintores famosos que no podían ser más opuestos a la hora de pintar.
Mientras que en España el arte florecía en aquella época, políticamente se desmoronaba. Lindemann es cauto con las comparaciones, pero sí es estimulante para él seguir investigando el curso de las cosas: ”Deberíamos observar detenidamente el declive de las potencias como advertencia y, en la actualidad, sobre todo, con prudencia y con atención”.
Diez museos alemanes que vale la pena conocer
En Alemania hay más de 6500 museos. El departamento de Cultura de DW les presenta 10 de los más importantes en el Día Internacional de los Museos
Imagen: Museum Frieder Burda
Museo Isla Hombroich
Muy cerca de la ciudad de Neuss se pueden observar al aire libre diez pabellones del artista alemán Ervin Heerich (1992-2004), en un área de 72 hectáreas. Los pabellones son en sí mismos obras de arte autónomas, esculturas accesibles que albergan dos milenios de cultura.
Imagen: Stiftung Insel Hombroich/Fotograf / Tomas Riehle, Bergisch Gladbach
Centro de la Emigración alemana, Bremerhaven
Una tarjeta de embarque permite acompañar en su viaje a un emigrante, como, por ejemplo, a la médica judía Hertha Nathorff, que huyó de los nazis a Estados Unidos. Estaciones de un éxodo que empieza en el puerto de Bremerhaven y que emocionan por su carga histórica.
Imagen: Auswandererhaus Bremen/Foto: DW/S. Spröer
Museo Folkwang en Essen
Una construcción ingeniosa, que no sólo invita a conocer arte de alto nivel. Aquí los visitantes se sienten bienvenidos: el Museo Essen es uno de los primeros que no cobra entrada. Este es un animado cosmos donde los niños pueden experimentar y descubrir. Actualmente, la escultora alemana Katharina Fritsch presenta allí sus obras.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Weihrauch
Museo al aire libre de Klockenhagen
El museo al aire libre en Klockenhagen, a orillas del Mar Báltico, es ideal para pasar un día al sol, y, ¿por qué no?, también bajo la lluvia. Allí se puede caminar entre antiguas casas y ver la vida cotidiana de Mecklenburg-Vorpommern en los siglos pasados.
Imagen: Imago/alimdi
La antigua Galería Nacional de Berlín
En la Isla de los Museos de Berlín este museo es un sitio de visita obligada. Todo es digno de ver y experimentar: sus salones, sus gabinetes y sus grandes pinturas son maravillosas.
Imagen: Fotolia/mkrberlin
Museo Kolumba de Colonia
El Museo de Arte del Arzobispado de Colonia fue reconstruido en 2007 por el arquitecto Peter Zumthor en una nueva ubicación. Los restos de las paredes y ruinas románicas de la iglesia de St. Kolumba fueron incluidos en los planos. El Museo Diocesano presenta tesoros de 2.000 años de la cultura occidental, que armonizan con la arquitectura única de este lugar.
Imagen: Kolumba, Köln/Helene Binet
Casa de la Historia de la República Federal de Alemania, en Bonn
Este museo presenta testimonios de la historia de Alemania, desde 1945 hasta la actualidad: un trozo del Muro de Berlín, coches viejos, un tocadiscos o una tienda de kebab turco. Aquí se puede experimentar la identidad multicultural alemana en forma directa. También se ofrecen visitas guiadas a la residencia de los cancilleres en tiempos en que Bonn fue la capital provisional de Alemania.
Imagen: Imago/S. Spiegl
Museo de la Comunicación de Berlín
¿Cómo se comunicaban los humanos antes de que existiera el correo electrónico y Whatsapp? En el Museo de Berlín para la Comunicación se puede enterar. Una visita es un viaje al pasado. Lo mejor: las instalaciones interactivas.
Imagen: Museum für Kommunikation Berlin
Centro de Arte y Medios de Karlsruhe (ZKM)
Desde la pintura al óleo a la era de las “aplicaciones” y de la composición clásica al “sampling”: el ZKM combina todas las formas de arte contemporáneo. En una antigua fábrica de municiones, este es un lugar para el arte experimental que también alberga institutos de investigación y otros museos, como otrora la Bauhaus de Weimar en 1919.
Imagen: picture-alliance/dpa
La colección de Frieder Burda en Baden-Baden
El edificio está perfectamente equipado: las exposiciones temporales de la colección de la editorial Frieder Burda son únicas. La colección incluye unas 1.000 obras de arte moderno y contemporáneo, entre las que se cuentan pinturas, esculturas, objetos, fotografías y obras sobre papel. Es una de las colecciones privadas de arte más importantes y valiosas de Europa.