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Sociedad

La escena salafista en Alemania

4 de abril de 2018

Según el investigador Michael Kiefer, especialista en Estudios Islámicos, la derrota del grupo terrorista Estado Islámico en el Cercano Oriente ha ralentizado el crecimiento de la escena salafista radical en Alemania.

Jóvenes, en su mayoría seguidores del salafismo, celebran en Fráncfort a un predicador. (Archivo).
Jóvenes, en su mayoría seguidores del salafismo, celebran en Fráncfort a un predicador. (Archivo).Imagen: picture-alliance/dpa/B. Roessler

Este miércoles (4.4.2018), el diario berlinés Der Tagesspiegel informó que el número de prosélitos del islamismo radical se había duplicado en Alemania en el último lustro. Citando datos recopilados por los servicios de inteligencia de los estados federados germanos, el periódico señaló que actualmente había alrededor de 11.000 islamistas en el país y que, hasta 2013, 5.500 representaban un riesgo considerable para la seguridad nacional. Deutsche Welle habló sobre este fenómeno con Michael Kiefer, especialista en Estudios Islámicos. Kiefer investiga los procesos de radicalización política con fines preventivos en el Instituto para la Teología Islámica de la Universidad de Osnabrück, en Baja Sajonia.

Michael Kiefer, especialista en Estudios Islámicos de la Universidad de Osnabrück.Imagen: Privat

Deutsche Welle: Dr. Kiefer, en el reporte del diario Der Tagesspiegel se alega que el número de salafistas en Alemania se ha duplicado en el curso de los últimos años, pero también se dice que el crecimiento de la escena salafista se ha ralentizado. ¿Cómo evoluciona este fenómeno a sus ojos?

Michael Kiefer: Yo tengo la impresión de que la escena salafista ha dejado de crecer. Eso se debe, desde luego, a la tremenda derrota sufrida en Irak y Siria por el autoproclamado Estado Islámico. El lema de este grupo era 'Estamos combatiendo en la lucha de las luchas, la lucha final' y resulta que ese proyecto fracasó. Es de suponer que las actividades de Estado Islámico tuvieron un efecto movilizador en los años 2013 y 2014, y que su derrota tiene ahora un efecto desmovilizador. Eso me lleva a presumir que la expansión de la escena salafista perderá aún más impulso en los próximos meses.

Ahora que el proyecto de erigir un califato en el Cercano Oriente ha fracasado, ¿cómo hacen los salafistas en Alemania para reclutar a nuevos prosélitos?

Lo que ellos tratan de hacer es digerir la derrota sufrida por Estado Islámico y convocar a la formación de nuevas células; ellos instan a sus seguidores a mantenerse activos en los lugares donde viven apelando a las redes sociales. Además, sigue habiendo un grupo de predicadores muy activo que continúa realizando labores de agitación. No obstante, la gran visión que entusiasmaba a muchos dejó de existir. La escena salafista trabaja en un cambio de estrategia.

Esa escena creció más rápidamente en ciudades grandes como Berlín y Hamburgo. ¿Por qué?

Eso se debe a la dinámica propia de los movimientos sociales; este tipo de fenómenos se perciben más rápidamente en los centros urbanos que en las zonas rurales. Tomemos como ejemplo a la región del Ruhr, con sus nueve millones de habitantes: allí nos topamos con más nodos de la red salafista que en el Bosque bávaro o en el Sauerland. Pero debemos ser cuidadosos al referirnos al crecimiento de la escena salafista en determinadas localidades porque sus miembros se movilizan con facilidad y están muy bien conectados entre ellos. En el pasado vimos con relativa frecuencia cómo ciertos actores se mudaban de una ciudad a otra llevando sus redes consigo con miras a crear otras nuevas. En cuestión de pocas semanas, es posible que una escena salafista brote en una ciudad donde antes no había ninguna. Eso diferencia a los islamistas radicales de los extremistas de derecha; tengo la impresión de que los últimos están más arraigados en sus respectivas regiones.

Entre otras cosas, usted ha estudiado los protocolos de jóvenes salafistas en los chats y las redes sociales. ¿Cómo se desarrolla actualmente su proceso de radicalización?

La radicalización nunca sigue un patrón fijo, pero cabe decir que es un fenómeno grupal. Generalmente, nadie se radicaliza solo. Siempre hay otros jóvenes en el entorno de aquel que se radicaliza; jóvenes que, en muchos casos, lo conocen desde hace tiempo: primos, excompañeros de la escuela primaria o incluso del jardín de infantes… A partir de cierto momento se hace perceptible una dinámica de grupo poco saludable. Es decir, los grupos se cierran, se aíslan de su entorno. En esos grupos suelen surgir competencias en las que sus miembros intentan demostrar su osadía superándose los unos a los otros en términos de radicalización. Cuando se llega a este punto, prevenir la radicalización se hace muy difícil.

¿Cómo debe procederse para prevenir la radicalización de los jóvenes?

Se debe empezar la labor de prevención tan pronto afloren los primeros síntomas. No estamos hablando de un proceso súbito, sino de cambios paulatinos. Y la prevención depende de que los síntomas sean interpretados correctamente por los maestros y profesores, los trabajadores sociales y familiares, y también por otra gente alrededor de los jóvenes. A éstos hay que dejarles claro que uno se preocupa por ellos y que uno está presente. También es necesario prohibirles ciertas cosas. Por otro lado, no hay una receta mágica para tener éxito con el trabajo de prevención. Cada caso amerita medidas individuales. La prevención toma tiempo, pero su éxito lo vale.

Peter Hille (ERC/VT)

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