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La escena tecno de Berlín se mueve a ritmo latinoamericano

Camilo Toledo-Leyva
7 de agosto de 2021

Los icónicos locales de música electrónica de la capital alemana vuelven a abrir tras la flexibilización de las medidas anticoronavirus. En la escena, cada vez más DJ latinoamericanos destacan por sus fusiones.

Sofía Kourtesis, disyóquey peruana residente en Berlín.
Sofía Kourtesis, disyóquey peruana residente en Berlín.Imagen: Marko Erbele

Después de una larga pausa por la pandemia del coronavirus, las luces de los clubes de la capital mundial del tecno se vuelven a encender lentamente. Y pese a que solo se les permite hacer fiestas en sus zonas al aire libre y bajo estrictas medidas de higiene, este es un alivio para la golpeada escena. Los más entusiasmados son los DJ, pinchadiscos o disyóqueys, entre los cuales destacan también algunos latinoamericanos.

La DJ peruana Sofía Kourtesis es una de ellos. A pocos minutos de reencontrarse con su público no puede ocultar sus nervios. “La adrenalina es inmensa después de tanto tiempo, es como si fuese mi primer rave”, cuenta a DW mientras supervisa los últimos detalles del evento, en el emblemático local berlinés Funkhaus. Mientras tanto en la pista, unas 300 personas están listas para bailar al ritmo del house y tecno de Kourtesis, cuyos éxitos suenan también en las radios locales.

La sensación de Kourtesis es compartida por el argentino Christian Burstein y el dúo de hermanos panameños Lloyd y Kevin Keene. Los artistas, que tampoco han pasado desapercibidos para los medios capitalinos, son DJ de dos icónicos clubes de música electrónica, el Katerblau y el Watergate, respectivamente. “La pandemia nos ha ayudado a valorar más todo y ahora solo espero que la gente pueda disfrutar un poco de nuestra música, con la que siempre tratamos de generar emociones”, explica Burstein, que se hace llamar Los Cabra.

Los hermanos panameños del Dúo Keene (izquierda) en una fiesta electrónica antes de la pandemiaImagen: Duo Keene

Fusión con percusión y música de Mercedes Sosa 

En la década de 1990, tras la caída del Muro de Berlín, la capital germana se convirtió en el epicentro de la música electrónica, pero en especial de sus subgéneros tecno y house, que poco a poco se dieron a conocer mundialmente. En los espacios vacíos y edificios abandonados, especialmente en el este de la ciudad, surgieron templos de música electrónica, como los afamados Berghain, Tresor y Watergate, donde ahora también se escuchan fusiones con ritmos latinoamericanos.

Desde hace diez años, de los 17 que lleva viviendo en Berlín, Kourtesis se dedica a hacer música electrónica. Empezó ayudando en la organización de fiestas, hasta que le llegó su turno. ”Fue muy difícil entrar en esta escena, pero aquí descubrí la música electrónica y así llegué al house y al tecno. Uno de mis primeros conciertos fue en Tresor y fue un sueño hecho realidad”, recuerda la artista peruana, que mezcla sonidos de percusión y andinos con pistas electrónicas. “El corazón de mi música es latinoamericano, pero con la técnica y funcionalidad alemana”, confiesa Kourtesis.  

La percusión también es parte de la música del Dúo Keene, de Panamá, que define su música como afrohouse. “La identidad de nuestra música es afrocaribeña y ha sido bien recibida por los berlineses”, dice Lloyd Keene. Los hermanos, que llevan seis años viviendo en Alemania, no tuvieron problemas para ingresar en la escena electrónica. “Se nos abrieron todas las puertas porque ya habíamos llevado a muchos artistas alemanes a Panamá y habíamos participado en fiestas aquí”, comenta el músico centroamericano.

El DJ argentino Christian Burstein, que se hace llamar Los Cabra, toca en clubes de música electrónica como el Katerblau o el Sisyphos.Imagen: Jessica Safko

Para Burstein, que mezcla su house melódico con percusiones afrobrasileñas o música de Mercedes Sosa, tampoco fue difícil ingresar en el mundo electrónico capitalino, pero admite que “manetenerse vigente” es lo más difícil. “Antes de venir no estaba muy al tanto de lo grande que era la escena. Cuando llegué y vi el monstruo cambió todo y me terminé enamorando de esta ciudad”, dice Burstein, que decidió quedarse en Berlín hace cinco años después de pasear su música por Centroamérica, el sudeste asiático e India. En este último país fue donde recibió la invitación para tocar por primera vez en Berlín.

Derribando prejuicios

Sin embargo, los artistas también se han topado con los prejuicios de algunos en el camino. “Al comienzo tenía que luchar para que me paguen igual que a mis colegas hombres. Cuando empecé a vender más vinilos o a sobresalir decían que era por ser mujer”, afirma Kourtesis. “Tenía que esforzarme cuatro veces más que ellos. Antes, la escena estaba dominada por hombres, pero ahora las mujeres hemos ganado más terreno”, dice orgullosa la disyóquey sudamericana.

Las mujeres van ganando cada vez más terreno en la escena electrónica, dice Sofía Kourtesis (en la foto).Imagen: Marko Erbele

Uno de los principales prejuicios en torno a la escena electrónica es el consumo de drogas, algo que los artistas no logran comprender. “Nunca entendí de dónde viene. Personalmente nunca he probado drogas, no fumo y tomo poco alcohol”, sostiene Lloyd Keene, quien no niega que algunos consuman drogas en los raves, pero no es exclusivo de la escena electrónica. “Eso pasa también en todo tipo de fiestas o hasta en las oficinas”, apunta.

Por el contrario, Burstein dice que aprendió mucho del “profesionalismo y disciplina” de sus colegas berlineses, especialmente cuando están “pinchando”.

“En otros lados después de una fiesta muchos se quedan dos días en cama. Aquí entendí que así estés tocando todo el fin de semana, el lunes se trabaja igual, produciendo música o respondiendo correos. La ética laboral en Berlín me impresionó”, resalta. 

Sin duda, los DJ latinoamericanos no solo están logrando una sinergia de sus raíces con la música electrónica berlinesa, sino también intercambiando métodos de trabajo con sus colegas alemanes. Algo que el público sabe retribuir, como los que aclaman a Kourtesis en el Funkhaus cuando empieza a tocar su consola. “Es un honor estar en una ciudad tan libre como Berlín, que le abre las puertas a un mundo musical que realmente no conocía y se mueva a ese ritmo”, resume.

(rr)

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