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La extraña experiencia de viajar con Trump

26 de mayo de 2017

Desde Riad a Jerusalén y hasta Taorminal, el presidente estadounidense viaja por el mundo acompañado por los corresponsales de la Casa Blanca. Entre ellos Alexandra von Nahmen, de DW.

USA Donald und Melania Trump Abreise aus Tel Aviv
Imagen: Getty Images/AFP/M. Ngan

Un corresponsal que viaja con el presidente de Estados Unidos debe seguir un consejo muy importante: dormir y comer cada vez que pueda. "Nunca sabes cuándo tendrás la próxima oportunidad", me cuenta un colega que ya acompañó a Barack Obama. Me propongo seguir su advertencia, pero pronto me daré cuenta de que Donald Trump consigue acelerar las cosas aún más.

 

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Riad, Jerusalén, Belén, Roma, Bruselas y finalmente Taormina... para Trump es un viaje muy lejos de los problemas en casa. Percibimos al presidente estadounidense como a un perseguido, con un programa de viaje muy ambicioso y eso, a pesar de que no le gusta viajar. Parece un adicto al reconocimiento, los estímulos positivos y las bellas imágenes.  Y en medio de este caos, su personal de prensa no parece tener mucha idea de los que está pasando.

La pompa de Arabia Saudita

La Casa Blanca no nos concede mucho tiempo para descansar después de un vuelo de 16 horas. El que quiera ver cómo el rey Salman le da la bienvenida oficial a Trump, tiene que estar listo para salir a las seis en punto. Lo que sigue es un tiempo de espera muy agotador en el aeropuerto y luego una ceremonia de bienvenida realmente pomposa, muy del gusto de Donald Trump. Lo que ya nos hace falta a los corresponsales es más información sobre los objetivos de este viaje.

Ceremonia pomposa con Donald TrumpImagen: Reuters/B. Algaloud

Poco antes de su discurso anunciado en Riad, nos pasan unos extractos del texto por e-mail. A pesar de estar claramente basado en su lema de "America first", el texto logra un tono conciliador. Pero al momento de hablar, el mandatario varía algunos pasajes del texto, algo que más adelante nos dirán que fue un error. 

De nuevo habla del terrorismo islámico y no islamista. Es una diferencia pequeña pero significativa. Cuando los medios como Washington Post, Deutsche Welle y otros empezaron a reportar, ya me imaginé que eso iba a crear problemas. Para el próximo discurso –esta vez en Jerusalén– ya no recibimos extractos anticipados.

El presidente impredecible

Él es impredecible, dicen los compañeros periodistas estadounidenses, muchos de ellos veteranos en la Casa Blanca. Poco antes de su visita a Bruselas, el New York Times citó a un asesor de alto nivel e informó que Trump declarará su compromiso con la alianza transatlántica durante la ceremonia en la nueva sede de la OTAN. Lo que pasa luego es casi todo lo contrario. Trump habló sobre la cantidad de dinero que le cuesta al contribuyente estadunidense esa misma alianza.    

Muchas sillas pero poca información para los corresponsalesImagen: DW/A. von Nahmen

Los miembros de la OTAN giran los ojos. Sentado a mi lado está el autor de dicho artículo en el New York Times. Su cara se vuelve pálida. ¿Un engaño planeado o un cambio de opinión en último minuto? "Por lo menos señalaste en tu nota que el presidente suele cambiar sus discurso a última hora", le trato de consolar. "Gracias a Dios añadí ese pasaje", me responde con alivio.      

Entre los miembros de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca se escucha mucha crítica. Demandan más acceso al presidente. Sin embargo, nadie de ellos dejaría pasar la oportunidad de viajar con Trump. Estar ahí ofrece una mirada única al centro de poder de la administración del republicano, con todas sus contradicciones, sus deficiencias y su incapacidad de tolerar la crítica.

Autora: Alexandra von Nahmen (GG/DZC)

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