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La 'fama' del vino alemán: una historia no tan dulce

20 de mayo de 2010

La demanda de vino alemán ha crecido en los últimos años, y en la feria del vino de Londres -una de las más importantes del mundo- está muy bien representado. Pero no siempre fue así.

El consumo de vino alemán va en aumento.Imagen: Bilderbox

En la feria del vino de Londres, catadores de vino de todo el mundo tienen entre el 18 y el 20 de mayo de 2010 a disposición 20.000 tipos de vino. El vino alemán está muy bien representado: los proveedores germanos han incrementado considerablemente su área de exhibición. Esto debido a que en años anteriores creció la demanda de vino alemán y obtuvo múltiples medallas en el evento paralelo „International Wine Challenge“. Sin embargo, esto no siempre fue así.

La palabra Liebfrauenmilch cuyo nombre fue asignado al vino producido en las viñas de la Liebfrauenkirche o Iglesia de Santa María en la ciudad de Worms, del Estado de Renania-Palatinado, desde el siglo XVIII, es el horror de los enólogos modernos, así como de los comerciantes y conocedores de vino.

Crea fama y …

El vino Liebfrauenmilch, muy reconocido por fuera de Alemania, pero de calidad muy baja.Imagen: DWI

Por mucho tiempo, este vino dulce fue el producto de mayor exportación y al mismo tiempo el trauma de la historia alemana del vino. Hasta hoy, después del boom de esta bebida insignificante, que ha sido comparada con el mismo nivel de una limonada con alcohol, este término deambula como un fantasma cuando en el exterior se habla del vino alemán. El tiempo en que esta dulce bebida encontró un mercado interesante, sobre todo en el Reino Unido, ya pasó. Pero ¿cómo sucedió en realidad?

"Las décadas del 50, 60 y 70 no fueron buenos años para el vino. Debido a la mala calidad y al alto precio, algunos sacaron al mercado los llamados vinos mejorados, es decir endulzados artificialmente.

Liebfrauenmilch era esa clase de vino alemán de bajo precio y sabor dulce reconocido a nivel mundial, que comenzó como un vino de marca, y luego se masificó en la década de los 60", explica Daniel Deckers, periodista del periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, y gran conocedor de la historia del vino.

Nuevos gustos internacionales

Pero ahora la historia es otra. La vinicultora Sabine Basten, de Colonia, que comercializa vinos alemanes en todo el mundo define el nuevo gusto de los estadounidenses y japoneses por el vino. "Por una parte buscan vino seco blanco o tinto. Pero también piden rarezas como el vino de hielo o selecciones de bayas determinadas". Es decir, que lo dulce se puede definir de diferentes maneras.

Vinicultores alemanes buscan la baya perfecta para sus vinos de exportación.Imagen: picture-alliance/ dpa

Para Basten, "los mejores vinos son producidos con bayas especialmente maduras, de la forma de una uva pasa, de tal manera que los finos aromas de la fruta se encuentran luego en la bebida alcohólica". En los vinos baratos y dulces "se trabaja con jugo aún no fermentado, la llamada reserva dulce que sólo aporta azúcar al vino. Esto no es una mezcla ilegal, es permitida, es un medio para endulzar", aclara la experta.

El precio de una botella de vino dulce fino es de unos 30 euros; el barato, de menos de cinco euros. Esta clase de vino fue muy apetecida en los años 70. Hoy en día es un modelo fuera de moda. Su máximo auge fue entre 1983 -1995, en los que se exportaron más de un millón de hectolitros. Desde entonces su comercialización decae continuamente. Del tipo Liebfrauenmilch son comercializados menos de 500.000 hectolitros.

Sube la venta de vino alemán

En 1985, otro incidente hirió la reputación de Alemania. Resultó que, especialmente en Austria, pero también en algunas zonas alemanas, los vinicultores añadieron a su vino glicol tóxico, para darle a la bebida una apariencia más dulce y exuberante. Un escándalo que incrementó sustancialmente los controles sanitarios.

El vino alemán de vende como "pan caliente" Estados Unidos.Imagen: Deutsches Weininstitut (DWI)


Pero esas épocas ya fueron superadas. La percepción actual del vino alemán a nivel mundial es muy diferente, como bien sabe Steffen Christmann, presidente de la Asociación Alemana del Vino. "En general la comercialización del vino alemán sigue siendo muy estable. En los últimos años hemos tenido casi anualmente un crecimiento de las exportaciones entre el 10 y el 20 %. Nuestros vinos de marca, cuyo precio en cualquier lugar de Alemania oscila entre 8 y 10 euros, cuesta en los Estados Unidos entre 18 y 25 dólares. Se venden como pan caliente", asegura Christmann.

Por lo tanto, las bodegas alemanas más reconocidas no tienen preocupaciones por el mercado. El vino germano vuelve a estar en la misma posición que a comienzos del siglo XX: en la cima mundial. A veces seco, otras con una dulzura fina, pero en todo caso de gran originalidad.

Condiciones inigualables

"La región del Mosela y sus afluentes es una zona especial para el cultivo de la uva. Esta zona ofrece condiciones únicas, como la combinación de altas variaciones de temperatura día-noche, un proceso extremadamente lento de maduración, junto a un terreno inclinado que no se encuentran en ningún lugar del mundo", indica el vinicultor Roman Niewodniczanski. Características que no se pueden imitar en ninguna parte del mundo.

Autor: Günther Birkenstock / Cristina Mendoza Weber

Editor: Pablo Kummetz

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