La primera vez que dejé mi país y tuve que estar realmente sin mi familia (vivo sólo cada dos meses en Quito, a causa de mis estudios) fue muy extraño. Valerme por mí misma en Alemania fue una experiencia inolvidable, pero mientras estuve allá, también deseaba que mi familia lo disfrutara conmigo.

Somos una familia grande. Nunca hay motivos para aburrirse, y siempre hay alguien con quien conversar. Por eso, aunque es difícil por la situación ecónomica por la que suelen pasar las familias grandes en Ecuador, deseo tener una familia grande también.

La familia da un soporte único, y más si es una familia grande... ¡Y aquí, en Ecuador, hay muchas! No importan las circunstancias por las que haya pasado: mi familia y Dios siempre han estado conmigo.

Autora: Karen de Ecuador
Editora: Jeanette Müller