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La fascinación de los brasileños por Corea del Norte

Nádia Pontes
10 de septiembre de 2017

Corea del Norte arrasa en las búsquedas de Google en Brasil. DW analizó con expertos las razones de este espectacular interés.

Nordkorea 6. Nukleartest | Versammlung in Pjöngjang
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Jon Chol Jin

Los noticieros brasileños suelen estar llenos de escándalos de corrupción, actos violentos en las ciudades y resultados de los partidos de fútbol para atrapar la atención de la audiencia. Pero ahora hay un tema procedente del otro extremo del mundo que despierta un singular interés en el país: Corea del Norte. Los brasileños buscan con mucha frecuencia información en Google sobre el país comunista. 

Ese interés ha dado un inesperado giro a la vida de Thiago Mattos Moreira, un experto en Relaciones Internacionales, que concluyó sus estudios en la universidad Hanyang de Seúl, capital de Corea del Sur. Mattos, que es profesor e investigador de la Universidad de Río de Janeiro, es requerido ahora como experto. "La gente quiere saber cómo es realmente la vida en Corea del Norte, si realmente puede llegar a provocar una Tercera Guerra Mundial o, sencillamente, se interesa por conocer su cultura”.

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La estabilidad brasileña en peligro

La gente también se pregunta cómo es posible que un país tan pequeño llegue a retar de esa manera a la potencia militar más grande del mundo, Estados Unidos. Y que lo haga en forma de "conflicto clásico”, como lo describe Paulo Watanabe, profesor de Seguridad Internacional en la Universidad estatal de São Paulo: "Un país amenaza directamente a otro. Es un tipo de conflicto que no se ha vuelto a dar desde el fin de la Guerra Fría”, dice el experto. 

"En los últimos años, Corea del Norte es el país que más claramente ha cuestionado el poder de Estados Unidos”, continúa Watanabe. "Con sus test quiere ponerse al nivel de la gran potencia”. Una guerra significaría el fin de una de ambas partes, seguramente Corea del Norte. Y tendría consecuencias en el resto del mundo: "Afectaría sobre todo a la economía china, que básicamente es el centro del comercio internacional, sobre todo para Brasil. Aquí también peligra la estabilidad”, advierte.

Miles de norcoreanos reunidos para protestas contra las sanciones de la ONU.Imagen: picture-alliance/AP/dpa/Jon Chol Jin

Una cuestión de cosmovisión

¿Puede ser esa la razón del desmedido interés de los brasileños en Corea del Norte? Cláudia Marconi, politóloga en la Universidad Católica de São Paulo, tiene otra explicación: los brasileños perciben una lógica binaria en este tema: democracia frente a dictadura, racionalidad frente a irracionalidad, globalización frente a aislamiento, capitalismo frente a comunismo…  "Esta polarización resuena en gran medida actualmente en la sociedad brasileña”, dice Marconi. Por su parte, Thiago Mattos cree que los brasileños trazan paralelismos con la política local y recuerda la frase ‘Vámonos a Cuba', que se hizo popular en los momentos más intensos de la crisis política brasileña.

Los conflictos del miedo

El siquiatra e investigador de la Universidad Federal de São Paulo José Paulo Fiks ve un aspecto muy diferente en la fascinación de los brasileños por Corea del Norte. A él le recuerda a los tiempos del miedo a los ataques con bombas nucleares que vivió Europa en la década de los 80. Según Fiks, en Brasil no hay recuerdos traumáticos de la guerra y la dictadura, como en Corea del Norte. El trauma de la dictadura militar, entre 1964 y 1985, se ha debilitado. El miedo de los brasileños es salir de casa: "Nuestros receptores y sistemas de alarma tienen que ver con la realidad brasileña, con la violencia diaria urbana que en las calles latinoamericanas es mayor que en el resto del mundo”.

Estos miedos afectan de forma diferente a las distintas clases sociales: "Cuanto más rica es la gente, más segura tiende a sentirse, porque puede protegerse mejor”, explica Fiks. Ante la perspectiva de una catástrofe nuclear, estas diferencias se diluyen y todo el mundo siente que puede ser víctima. "La amenaza activa la percepción de que todos somos vulnerables. Y esa sensación atrapa a los brasileños”.

Autora: Nádia Pontes (MS/MN)

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