Sobre uno de los viejos depósitos de almacenamiento del puerto de Hamburgo ha empezado a construirse la futura Filarmónica del Elba. Entre las grúas se distinguen ya las primeras piezas de la fachada, que dejan entrever el aspecto que tendrá el edificio, diseñado por los arquitectos suizos Herzog y de Meuron, una vez terminados los trabajos.

La Filarmónica debía poder medirse- e incluso superar- en fuerza simbólica internacional a imponentes obras como la ópera de Sydney o el Museo Guggenheim de Bilbao. Pero la ciudad de Hamburgo tiembla ante la factura que le pasará tal intento: los costes de la construcción se han disparado de 77 a 323,5 millones de euros, y los ciudadanos están dejando de percibir el proyecto como un enriquecimiento para el panorama urbano y empiezan a considerarlo un verdadero despilfarro.

Según el plan inicial, en septiembre de 2010 debía celebrarse la apertura de la sala de conciertos. Ahora se sabe que el acto tendrá que posponerse hasta, como mínimo, 2013. La ciudad de Hamburgo se plantea imponer una demanda contra la empresa constructora Hochtief por violar la fecha establecida para la finalización de las obras.

Problemas la gran sala de conciertos

"Nos gustaría entender mejor lo que está pasando", dice Heribert Leutner, director de la sociedad encargada por la municipalidad con la tarea de ejecutar el proyecto de la nueva Filarmónica.

Todo lo que saben, asegura Leutner, es que la gran sala de conciertos- una edificación con estructura de acero destinada a ser única en el mundo- se ha vuelto problemática. De qué problemas se trata exactamente sigue siendo, al parecer, un misterio. "Hasta el momento, Hochtief no nos ha dado ninguna explicación", lamenta el director.

Si la comunicación entre los encargados de la construcción y la empresa constructora sólo puede tener lugar a través de un tribunal, al plan se le añade una dificultad adicional que cuesta además mucho dinero, dice Leutner. Pero la ciudad no dudará en recurrir a la justicia si no puede comprometer de otro modo a Hochtief a cumplir con los tiempos pactados.

Difícil búsqueda de patrocinadores

Sin embargo, puede que el retraso en la construcción de la Filarmónica no sea la única sorpresa que el futuro próximo le depare a la ciudad de Hamburgo y a sus contribuyentes. Se teme que el costo de la Filarmónica pueda explotar, y en el ayuntamiento la oposición socialdemócrata se prepara ya para dar, en tal caso, los pasos legales pertinentes.

Christoph Lieben-Seutter, el futuro director de la Filarmónica del Elba y actual encargado de la llamada Laeiszhalle, una sala de conciertos hamburguesa de un siglo de antigüedad, fue el primero en hablar públicamente de que la inauguración podría posponerse- las autoridades culturales de Hamburgo prefirieron esquivar el tema.

La mala prensa convirtió en difícil la tarea de encontrar patrocinadores. Conocer la fecha del fin de las obras ayudaría a dar con interesados en alquilar la nueva sala, pero Lieben-Seutter mantiene la calma: "un proyecto como éste nunca deja de ser algo fascinante y único", dice.

"Podría haber sido más barata"

"La Filarmónica del Elba tiene dos identidades", explica Lieben-Seutter, "es una sala de conciertos y es un monumento arquitectónico. Como sala de conciertos, podría haber sido, sin lugar a dudas, mucho más barata y modesta".

Además de ser director de dos casas musicales, Lieben-Seutter colabora con varios proyectos de apoyo a niños procedentes de barrios socialmente marginados. Tal vez serán ellos quienes noten la pérdida de dinero que para las arcas públicas va a representar la nueva Filarmónica y sus dificultades.

Autor: Dirk Scheider (ad)/ Luna Bolívar

Editor: Pablo Kummetz