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Fundación Humboldt

12 de octubre de 2009

El genio Alexander von Humboldt, dio su nombre a una universidad que celebra estos días su bicentenario, pero también a una de las fundaciones de mayor prestigio en el mundo de la ciencia.

Estatua del geógrafo y naturalista, Alexander von Humboldt.Imagen: picture-alliance/ ZB

La Fundación Alexander von Humboldt es una de las más renombradas de Alemania. Fue fundada en Berlín en 1860, un año tras la muerte del renombrado científico que lleva su nombre. Humboldt es considerado un genio universal y cosmopolita que destacó por sus contribuciones a las ciencias naturales y a la geografía durante sus célebres viajes.

La fundación ha tenido una accidentada historia marcada por dos guerras mundiales. Aunque en 1945 suspendió sus actividades, éstas fueron retomadas en 1953. Hoy en día la fundación mantiene una red integrada por 23.000 ex -becarios provenientes de 130 países y todas las áreas del conocimiento humano. Entre ellos hay 41 premios Nobel.

La principal tarea de la fundación es hacer de Alemania un lugar atractivo para investigadores de todo el mundo. Los buenos científicos generalmente acaban abandonando su país de origen para trabajar, en la mayoría de los casos, en Estados Unidos, es así como tiene lugar la llamada “fuga de cerebros”.

Edificio de la Universidad Humboldt, en Unten den Linden, en el corazón de Berlín.Imagen: AP

Los Humboldtianos, los mejores embajadores

“Los ex becarios, llamados humboldtianos, acaban convirtiéndose en los mejores embajadores", según el presidente de la fundación, Helmut Schwarz.

Cada año ingresan al sistema unos 1.800 jóvenes investigadores de todo el mundo. “Adonde quiera que viaje uno, hay humboldtianos que comenzaron su carrera en Alemania, que estuvieron aquí con sus familias y se sintieron como en su casa. Eso es lo más importante para nosotros, no queremos tener a las mejores cabezas, lo que queremos es que las personas que nos visitan se sientan bien, que aprendan nuestra cultura y nuestra lengua”, afirma Schwarz.

Pintura de Humboldt en los Andes.Imagen: picture-alliance / KPA/TopFoto

Estudiando a los murciélagos

La investigadora Ana Popa-Lisseanu, de Sevilla, España, estudia la vida de los murciélagos. Cuando solicitó una beca Humboldt se enteró de las posibilidades que ofrecía el Instituto Leibniz de Berlín para la investigación animal y silvestre y se sintió cautivada.

“Ahí hay muchos investigadores de murciélagos que durante años han estudiado la migración de estos animales y que los han marcado con anillos. También existe un laboratorio de isótopos estables, que era precisamente lo que yo estaba buscando”, afirma. Con ayuda de este laboratorio especializado, la investigadora puede medir y seguir los viajes migratorios de los mamíferos, lo que es importante para entender y proteger la vida de ellos.

Su beca de dos años terminará pronto. “Es una beca excelente, pues tiene un buen apoyo financiero y también ofrece recursos para el proyecto de investigación, es decir, hay un nivel muy alto. Pero lo que más me ha impresionado es la atención a los becarios, todo se simplifica”, dice.

Pintura al óleo de Alexander von Humboldt, de Friedrich Georg Weitsch.Imagen: AP

Un asistente personal simplifica la vida

Cada becario tiene un asistente personal que lo ayuda con toda la burocracia y el papeleo. Además, el becario recibe 2.300 euros al mes, pero lo que más le gusta a la física italiana, Cinzia Casiraghi, es el ambiente de libertad.

“Sólo tienes que preocuparte de tu propia investigación. No hay ningún jefe que te diga lo que tienes que hacer, hay libertad total. Además hay muy buenas condiciones de investigación y de apoyo financiero. Adicionalmente pude buscar a mi universidad anfitriona yo misma. Conocía ya a la Universidad Libre de Berlín, pero tenía también contactos en Múnich y Karlsruhe. Miré a todos, pero al final me decidí por Berlín”, dice.

La investigadora de 35 años trabaja en el desarrollo de procesadores de computadoras más rápidos y fue distinguida el año pasado con el Premio Sofia Kovalevskaya por la excelente calidad de su trabajo. Para la investigadora, que tiene ya un doctorado, el intercambio con colegas de otras disciplinas es fundamental.

Logo de la Fundación Alexander von Humboldt.

Intercambio con otras áreas

“Ha sido fácil intercambiar opiniones con gente de otras áreas A veces esto resulta difícil porque muchos científicos tienden a enfrascarse en su propio tema y no miran más allá, pero aquí hay una atmósfera muy abierta y amigable, puedes hablar sobre las mediciones físicas que estás haciendo y así escuchar ideas nuevas”, dice.

Para Ana Popa- Lisseanau en cambio, lo más difícil es la competencia. “Hay una enorme competencia entre los científicos y todos quieren publicar. La gente tiene un gran temor porque alguien utilice su información”, destaca.

Como quiera que sea, una cosa es cierta: el nivel es alto y prueba de ello es el número de Premios Nobel, presidentes, rectores y científicos que alguna vez fueron becarios del sistema de la Fundación Humboldt.

Autor: Thomas Prinzler/ Eva Usi

Edición: Claudia Herrera Pahl

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