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La gastronomía alemana sufre el fuerte impacto de ómicron

19 de enero de 2022

¿Ir a un restaurante sin un test de coronavirus? En Alemania solo es posible para los que se han vacunado tres veces. Cada vez más estados federados se resisten al endurecimiento de unas normas que machacan al sector.

Carteles delante de un restaurante en Potsdam, estado federal de Brandeburgo.
Carteles delante de un restaurante en Potsdam, estado federal de Brandeburgo.Imagen: Monika Skolimowska/dpa/picture alliance

El anuncio llegó de sorpresa: el 6 de enero, el famoso gastrónomo alemán Tim Mälzer, conocido por sus apariciones en televisión, avisó a través de un video de Instagram que cerraría su restaurante en Hamburgo durante unas tres semanas. Mälzer justificó la medida por el aumento de las cifras de infección y la perspectiva de que las reglas para los restaurantes se endurezcan de 2G a 2G-Plus.

2G significa vacunado y recuperado. Con el plus, también se requiere una prueba negativa de coronavirus. Solo quedan exentos los vacunados que recibieron la tercera vacuna de refuerzo. En febrero, dice Mälzer, reabrirá su restaurante, "por supuesto teniendo en cuenta todas las normas oficiales de la regla 2G Plus".

Horror e indignación en la gastronomía alemana

Otros gastrónomos expresan sus críticas de forma más contundente. "Golpe de muerte a la gastronomía", "catástrofe", "mejor el confinamiento que 2G-Plus". Estas fueron algunas de las reacciones a la decisión tomada en la última conferencia de los primer ministros de los "Länder" con el canciller federal de endurecer los requisitos en los 16 estados federados.

Los primer ministros de Baviera y Sajonia-Anhalt ya indicaron que no tenían prisa por aplicar la decisión y que primero comprobarían si el endurecimiento era realmente necesario.

El hostelero Robert Vogel describe su situación como "económicamente desastrosa".Imagen: Sabine Kinkartz/DW

Días de soledad detrás del mostrador

Para saber lo que significa la regla 2G-Plus para el sector de la gastronomía solo hay que mirar allí donde las normas más estrictas ya fueron introducidas a finales de 2021. Por ejemplo, en Baja Sajonia. Allí, incluso las personas triplemente vacunadas debían someterse a un test de coronavirus antes de acudir a un restaurante. "Como resultado, no vino ni un solo cliente", recuerda Robert Vogel, propietario del Café Esprit de Gotinga, una ciudad universitaria de la Baja Sajonia con casi 120.000 habitantes.

Durante dos días se sentó solo en su restaurante y envió al personal a casa. "Al cabo de 48 horas, dijeron de repente que los clientes triplemente vacunados estaban exentos de la prueba obligatoria", dice Vogel. Pero ni siquiera eso mejoró notablemente la situación. "No tienen ni idea de la realidad en la gastronomía", critica el hostelero. La gente no se hace un test solo para poder tomarse un café.

Tras una protesta masiva, el gobierno de Baja Sajonia volvió a cambiar las normas a mediados de diciembre. Ahora había que elegir entre la 2G-Plus, con pruebas obligatorias para todas las personas vacunadas y recuperadas, y la 2G, con una reducción de asientos del 70 por ciento. "Era un caos absoluto", dice Robert Vogel. "El teléfono no paraba de sonar y los clientes querían saber qué requisitos pedíamos". El propietario se decidió por 2G.

En Alemania se aplican normas diferentes

Mientras tanto, Baja Sajonia se ha unido a Baviera y Sajonia-Anhalt y tampoco quiere aplicar por el momento el acuerdo de la conferencia de los jefes de los estados federados sobre el 2G-Plus en la gastronomía. Con la intención de no agravar aún más las penalidades del sector, Turingia también da marcha atrás y limita el endurecimiento a los focos regionales de infección.

En mayo de 2021, tras el primer confinamiento, el hostelero berlinés Vincenzo Berényi aún esperaba tiempos mejores.Imagen: Sabine Kinkartz/DW

Sin embargo, en otros estados federales está en vigor el 2G-Plus, por lo que hay que tener en cuenta las diferencias. Vincenzo Berényi, un hostelero de Berlín, dice que ha hablado por teléfono varias veces con el departamento de salud pública y con el de orden público para averiguar si las personas doblemente vacunadas que han tenido recientemente un contagio de coronavirus están en igualdad de condiciones que los triplemente vacunados y están exentas de la prueba obligatoria. Este es el caso de Renania del Norte-Westfalia. Le dijeron que, en Berlín, esto no se aplica.

Vincenzo Berényi está decidido a que su restaurante sobreviva a la pandemia. Para el mes de enero, ha solicitado apoyo financiero a tres programas de ayuda del gobierno, incluida una subvención de 3.000 euros por la carga de trabajo adicional debida a las reglas 2G-Plus. Además, no necesariamente vuelve a cubrir los puestos de trabajo que quedan vacantes. "Nuestro lavaplatos se fue, así que ahora lo hago yo".

(gg/ms)

 

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