La guerra de los arqueros
10 de octubre de 2004
De lo bueno, poco dice el refrán. El exceso puede tener sus bemoles. Lo está experimentando el fútbol alemán, con el problema derivado del lujo de contar con dos arqueros con condiciones como para ser titulares de la selección nacional: Olver Kahn (del Bayern Múnich) y Jens Lehmann (del Arsenal). Entre ambos guardametas ha estallado una rivalidad que por momentos adquiere matices de guerra. Y ya tenemos la primera baja que lamentar: Sepp Maier abandona su puesto de entrenador de arqueros en el seleccionado germano.
El error de Sepp Maier
El asunto es serio, porque Sepp Maier no es una figura cualquiera, sino una verdadera leyenda futbolística. Miembro del equipo que resultó campeón mundial en 1974, se lo considera un personaje único, que goza de las más amplias simpatías de la hinchada alemana. Su grave error consistió en quebrar una lanza, de manera bastante poco diplomática, en favor de Oliver Kahn. Dando rienda suelta a su sentir, Maier declaró que “Lehmann puede colgarse, pero nunca será el primero”.
Tales palabras acabaron con la paciencia del entrenador del cuadro germano, Jürgen Klinsmann. Aún antes de abandonar Teherán, después de la victoria obtenida el sábado ante la oncena iraní en un partido amistoso en el que Lehmann se lució en el arco, la nueva cúpula del fútbol nacional germano puso las cosas en claro y quedó sellada la suerte de Maier.
Kahn vs. Lehmann
No terminó en cambio la disputa entre Kahn y Lehmann que, por lo visto, va para largo. El jefe del comité organizador del Mundial 2006, Franz Beckenbauer, se muestra convencido de que el alejamiento de Sepp Maier no resuelve el problema. En su opinión, Klinsmann tendrá que decidir hasta el 2005 cuál será su arquero titular, para que vuelva a imperar la paz. Pero el entrenador nacional no parece dispuesto a aceptar el consejo. Según él, ambos guardametas tendrán que competir por el puesto hasta el 2006.
El problema radica en que ello no se limita a un duelo deportivo, sino que escapa al ámbito de la abierta hostilidad. Oliver Kahn, quien ya ha perdido su banda de capitán, achaca la responsabilidad a su rival, Lehmann, por ventilar la disputa ante la opinión pública. Por eso, demanda un “código de conducta” que impida hacer declaraciones sobre asuntos personales, faltas de respeto y provocaciones.