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"La humanidad se dirige a un segundo Holocausto"

Gilda-Nancy Horvath
2 de agosto de 2021

Stanislaw Stankiewicz, que nació en 1943 y vivió su primera infancia como prisionero del régimen nazi, habló con DW sobre el antiziganismo hoy, con motivo del Día Europeo de Conmemoración del Holocausto Gitano.

Campo de concentración de la Alemania nazi en Auschwitz-Birkenau.
Campo de concentración de la Alemania nazi en Auschwitz-Birkenau: aquí fueron asesinadas miles de personas romaníes y sintis en la madrugada del 3 de agosto de 1944.Imagen: Getty Images/B.Siedlik

Stanislaw Stankiewicz nació en 1943 en Dominow-Lublin, Polonia. Sobrevivió el genocidio perpetrado por la Alemania nazi contra los romaníes y los sintis, y desde 2004 es presidente del Consejo Central de los romaníes polacos. Las experiencias de su juventud lo marcaron para el resto de su vida, dice a DW: "Todo lo que vivieron mis padres y mi familia estuvo marcado por el miedo y por la pregunta de si al día siguiente todavía estaríamos vivos. Ese miedo a los extraños, la sensación de no poder confiar en nadie, y la conciencia de que éramos vistos como ‘diferentes' -como algo malo- nos acompañaba constantemente”, explica.

Para Stanislaw Stankiewicz era normal contener la respiración cuando alguien pronunciaba la palabra "alemán". Esa era la clave para ordenar a los niños que se quedaran quietos y se comportaran de tal modo que pudieran pasar inadvertidos, para que no sucediera una desgracia. "Eso me siguió acompañando muchos años después de terminada la guerra. Tenía pesadillas y me despertaba gritando, temía por mi vida”, agrega.

Stanislaw Stankiewicz, presidente del Consejo Central de los romaníes de Polonia.Imagen: Privat

Por un pedazo de pan

De los en total 108 miembros de su familia sobrevivieron solo ocho. Y los ocho fueron llevados a un campo de trabajos forzados, una granja en Dominow, donde se cultivaban verduras y alimentos para los nazis. Sus padres, sus abuelos, su tío y su tía trabajaron allí, luego de haber sido detenidos en el gueto de Lublin, y de tener que realizar diferentes tipos de trabajos forzados. En esa época, un instante podía decidir entre la vida y la muerte.

Stankiewicz recuerda uno de los relatos de su padre con gran exactitud: "Una vez, cuando mi padre estaba trabajando en un jardín, se tomó un momento para hacer una pausa y comer un trozo de pan que había podido esconder. Cuando iba a morder el primer bocado, un niño se paró delante de él. Era el hijo del propietario del terreno. Mi padre tenía mucho miedo de que este pudiera delatarlo, y le ofreció el pedazo de pan para compartirlo con él, pero el chico salió corriendo”.

El padre de Stankiewicz, muerto de miedo, esperaba ser castigado. Pero, en realidad, el niño tuvo compasión de él y le contó a su padre que ese hombre, que de por sí no tenía nada, quiso compartir un pedazo de pan con él. A partir de allí, el chico empezó a llevarle pan y grasa de cerdo a su padre, y una vez por semana había leche para toda la familia. Stankiewicz cree que ese momento también fue decisivo para que el propietario no deportara a la familia a un campo de concentración cuando los nazis se lo requirieron.

Ignorancia y frialdad

Pasaron muchos años hasta que Stanislaw Stankiewicz pudo hablar sobre estas terribles experiencias. "Las víctimas del régimen nazi en Polonia no fueron reconocidas sino hasta los años 90. Hasta entonces, los romaníes no tenían derecho a acceder a los archivos estatales. El inmenso sufrimiento, las injusticias que los romaníes siguieron experimentando también después de la II Guerra Mundial, así como la falta de confianza mutua, hizo que no hablaran ante la opinión pública sobre sus vivencias durante el régimen de la Alemania nazi”, indica.

Memorial de Auschwitz-Birkenau. (Marzo de 2018).Imagen: DW/A. Grunau

La violencia continuó una vez que terminó la guerra. Se cometieron ataques contra asentamientos romaníes, se incendiaron sus viviendas, y se los siguió persiguiendo. Por eso, Stankiewicz considera que lo ocurre en la actualidad es dramático: "En el siglo XXI, la tragedia del Holocausto y sus causas están cayendo cada vez más en el olvido. Debido a la ignorancia y a la frialdad que se demuestra ante el dolor de otras personas, la Humanidad se dirige a un segundo Holocausto que provocará un infierno sobre la Tierra, y que se apoya en el hecho de que muchas personas están convencidas de que son superiores a otras”.

Especialmente por eso es tan importante el esclarecimiento de los hechos. Los romaníes deben ser considerados una parte de la sociedad, y no deben seguir siendo segregados. "En definitiva, los romaníes son ciudadanas y ciudadanos de sus países de origen. Si esto se ignora, también se está ignorando la historia de las propias conciudadanas y conciudadanos. Y eso conduce a tensiones cada vez mayores, e impide un desarrollo positivo”, subraya.

Alemania: contra el olvido

04:34

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Lucha conjunta contra el olvido

El compromiso social de Stankiewicz contra el olvido del Holocausto está respaldado por la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA, por sus siglas en inglés). La Dra. Kathrin Meyer, secretaria general del IHRA, hace hincapié en la urgencia de que tomen cartas en el asunto tanto la sociedad como la clase política: "Todavía no hay una toma de conciencia suficiente sobre el genocidio cometido contra los romaníes. La negación de ese genocidio ha contribuido al aumento de los prejuicios y de la discriminación que hoy viven muchos romaníes”.

La Dra. Kathrin Meyer es secretaria general de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto.Imagen: Privat

El racismo que se dirige explícitamente contra los romaníes existe desde hace siglos y aún está profundamente arraigado en la sociedad, explica Meyer: "También actualmente vemos cómo ese racismo sigue conduciendo a una violencia extrema y a asesinatos. No debemos olvidar que también hubo romaníes entre las víctimas del atentado xenófobo de extrema derecha en Hanau, en febrero de 2020".

Una de las causas de esa violencia en la actualidad es, según Meyer, la estrategia de los partidos de extrema derecha: "La historia nos ha enseñado lo que puede suceder si tales ideologías radicales llegan a la cultura de masas. Estamos viendo cómo esos partidos impulsan la negación del Holocausto, el antisemitismo y el antiziganismo”.

Eso tiene consecuencias en la vida de las personas, daña el núcleo de nuestras democracias y contradice los valores de una sociedad pluralista, señala. "Eso nos concierne a todos, y todos tenemos la responsabilidad de luchar contra eso”, resalta Kathrin Meyer.

La secretaria general de la IHRA está convencida de que las escuelas pueden hacer un aporte importante en la lucha contra el olvido, incluyendo el genocidio contra los romaníes en sus planes de estudio: "Por ese motivo, la IHRA elaboró recomendaciones para el aprendizaje y la enseñanza sobre el genocidio perpetrado contra los romaníes y los sinti. Esas recomendaciones están pensadas como un instrumento práctico, tanto para quienes enseñan como para los alumnos.

(cp/ers)

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