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La Iglesia, ¿gran perdedora tras la reunificación?

Michael Hollenbach (ERC)3 de octubre de 2013

Aunque la Iglesia evangélica propició el desplome de la RDA, ella no parece figurar entre los ganadores de la reunificación. ¿Acaso salió perdiendo? En el Este de Alemania hay menos creyentes que en el resto del país.

Imagen: picture-alliance/dpa

En las postrimerías de la República Democrática Alemana (1949-1990), que de democrática tenía poco, los sacerdotes y jerarcas de la Iglesia evangélica abrieron sus templos para apoyar al creciente número de ciudadanos que clamaban por más libertades y por una mayor apertura del país hacia el mundo. Pastores como Joachim Gauck, en Rostock; Christian Führer, en Leipzig; Rainer Eppelmann y Markus Meckel, en Berlín, allanaron el camino para la revolución pacífica que puso punto final a aquel Estado represor.

Gauck es el más prominente de ese grupo por haber sido elegido Presidente de la nación, pero todos ellos se comprometieron activamente con la búsqueda del cambio político, incluso después de que las dos Alemanias se reunificaran. Sin embargo, la Iglesia evangélica no parece figurar entre los ganadores de ese proceso. ¿Acaso salió perdiendo? En el este del país hay menos creyentes que en el resto del territorio germano. Algunos aseguran que ninguna otra región del mundo es tan impía como la antigua República Democrática Alemana (RDA).

Para Bock, la cohesión social de su comunidad se redujo tras la reunificación alemana.Imagen: picture-alliance/Wolfgang Kumm

Diferentes expectativas

El ex obispo evangélico de Magdeburgo, Axel Noack, concede que sufrió muchas decepciones a principios de los años noventa, cuando las iglesias del este de Alemania se vieron obligadas a someterse al liderazgo de las del oeste. También admite que los cristianos constituyen una minoría pequeña en el oriente de Alemania. Pero, a pesar de eso, él está convencido de que el balance es favorable. “En los últimos veinte años se han restaurado más iglesias y fabricado más campanas que en los cien años precedentes”, dice Noack.

“Y como en el este de Alemania estamos acostumbrados a ocuparnos nosotros mismos del mantenimiento de nuestros edificios –en la RDA no podía ser de otra manera–, nuestras comunidades son mucho más independientes que las del oeste”, opina Noack, hoy día profesor en la Universidad de Halle. Bernhard Bock, deán católico en Bad Salzungen, Turingia, comparte la tesis de Noack y cuenta que los feligreses que vienen del oeste del país “no saben que, en el este, la iglesia sólo funciona si uno mete el hombro por ella”.

“En el oeste están acostumbrados a la iglesia como proveedor de servicios”, alega Bock, agregando, por otro lado, que la cohesión social de su comunidad, la sensación de pertenecer a un “nosotros”, se perdió tras la reunificación alemana. Hoy existe mayor pluralidad, lo cual es saludable, pero también se registra una menor disposición para establecer nexos sólidos. El hecho de que el número de cristianos haya descendido tan notablemente lo atribuye Noack al éxodo desde el oriente de Alemania hacia el occidente… y al descenso en la tasa de natalidad.

Autor: Michael Hollenbach (ERC)

Editor: José Ospina Valencia

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