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La industria alemana y la Segunda Guerra Mundial

Michael Marek25 de enero de 2005

La economía alemana floreció durante la época del nazismo gracias especialmente a los trabajadores forzados. La discusión política sobre su indemnización se extendió durante décadas.

Ejecución de trabajadores forzados en Colonia.Imagen: Palladio Film / Köln

Fue hasta hace cinco años que se creó la fundación “Recuerdo, Responsabilidad y Futuro” cuando se logró una regulación definitiva. La fundación es financiada a mitades por el gobierno alemán y la iniciativa de las empresas alemanas. Actualmente viven cerca de 1,7 millones de ex trabajadores forzados que cuentan con el derecho de demandar desde el verano de 2001 hasta 7.600 euros. Se espera terminar con los pagos a mitades de 2005.

A finales de la década de los noventa trabajadores forzados sobrevivientes de la dictadura nazi presentaron una demanda conjunta en Estados Unidos contra de diversas empresas alemanas entre las que se encontraban BMW, Daimler Benz, Deutsche Bank, Siemens y Volkswagen. Todas estas empresas jugaron un papel importante en el abuso organizado de la fuerza de trabajo de los judíos, según el representante de los demandantes Edward Fagan.

Las empresas alemanas se vieron confrontadas a demandas millonarias, además de a la pérdida de credibilidad e imagen. Durante décadas se habían opuesto exitosamente a pagar indemnizaciones a los sobrevivientes, aduciendo que habían sido obligados a usar la fuerza de trabajo de los judíos. En su opinión debía ser sólo el Estado alemán, quien debía hacerse cargo de las indemnizaciones.

Industria alemana beneficiada

En opinión del historiador alemán Dietrich Eichholz, fueron muchas las empresas las que se beneficiaron de los trabajos forzados. Finalizada la guerra, la fortuna de la industria alemana era 17 veces mayor a la que se tenía 1939. El régimen nacionalsocialista habrá perdido la guerra, la industria alemana se benefició de ella. Los trabajadores forzados judíos no recibían ningún pago por sus trabajos, los presos de guerra de Polonia y la Unión Soviética recibían pagos nimios y los presos de otras naciones occidentales el mismo pago que los trabajadores alemanes.

Olvidar, reprimir, aplacar; este fue el lema imperante en muchas empresas alemanas después del fin de la guerra cuando se trataba el tema de los trabajadores forzados. Muy pocas de las cientos de empresas que aprovecharon esa mano de obra estuvieron dispuestas a compensar los sueldos no pagados y los daños a la salud.

En total se trasladó durante la Segunda Guerra Mundial a doce millones de trabajadores forzados de los territorios ocupados a Alemania. A la industria alemana le hacía falta trabajadores pues los obreros alemanes se encontraban luchando en los frentes de guerra. Para poder equiparar este déficit la industria demandó al Estado la disposición de fuerza laboral para mantener en funcionamiento la producción.

Según el profesor de Historia de la Universidad de Friburgo, Ulrich Herbert, no fue la dictadura nacionalsocialista sino las empresas como, por ejemplo, Blohm und Voss, Scheering, Deutsche Reichsbahn, Thyssen y Mannesmann las que hicieron trabajar bajo condiciones inhumanas a los trabajadores forzados.

Acuerdo tardío

A pesar de que en 1986 el Parlamento Europeo aprobó una decisión en la que exigía a la industria alemana indemnizar a los trabajadores forzados, cuando comenzaron a abrir los archivos, cuando la presión creció y tuvieron que reaccionar.

Desde que se llegara a un acuerdo, a mitades de los 90, entre los bancos suizos y organizaciones judías en Estados Unidos empezaron a caer las empresas como fichas de dominó: Allianz, Degusa, Deutsche Bank, Dresdner Bank se tuvieron que enfrentar a las demandas de trabajadores forzados. El consorcio automotriz Volkswagen y Siemens decidieron la creación de un fondo para apoyar individualmente a los sobrevivientes.

A finales de 1999, después de enconadas negociaciones, se llegó a un acuerdo. Por una parte el Gobierno alemán y representantes de la industria alemana por la otra asociaciones de víctimas del Holocausto del este y centro europeo así como de Estados Unidos.

Un año después se creó la Fundación “Recuerdo, Responsabilidad y Futuro” dotada con 5.000 millones de euros y financiada a mitades por el Estado y por la economía. Se trata sólo de un monto simbólico, en comparación con los 50 mil millones de euros que ha pagado la República Federal de Alemania a los sobrevivientes del Holocausto desde 1945.

Hasta hoy se han unido a la Fundación 6.500 empresas alemanas. Se ha indemnizado a 1,5 millones de antiguos trabajadores forzados de unos 80 países, especialmente trabajadores forzados del este europeo, de Polonia, Ucrania y Rusia que fueron los más perjudicados por el régimen nacionalsocialista.

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