1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

"Terrible sospecha"

23 de septiembre de 2011

La ejecución de Troy Davis, un afroestadounidense sobre cuya culpabilidad existían aún serias dudas, en Georgia, EE. UU., reaviva las críticas acerca de la pena capital.

Troy Davis, ejecutado el 22/9 en EE. UU.
Troy Davis, ejecutado el 22/9 en EE. UU.Imagen: AP


Salzburger Nachrichten
, de Salzburgo: “La pena de muerte en EE. UU. arroja luz sobre un hecho inhumano disfrazado de justicia. Y pocas veces la luz fue tan potente como en el caso de Troy Davis. El escenario en el que, en la noche del miércoles, se le quitó la vida a este afroestadounidense de 42 años con una inyección letal no podría haber sido más impactante. Los abogados de Troy Davis habían tratado de lograr, una vez más y literalmente en el último minuto, que se aplazara la ejecución, acerca de la cual los jueces estadounidenses debatieron durante horas. La Suprema Corte decidió, como ya lo habían hecho las instancias de apelación y los comités de indulto, como si obedecieran al lema: ‘En la duda, no a favor del acusado, sino por la muerte del acusado'. (…) El presidente de EE. UU., Barack Obama, que también es afroamericano, dio a conocer que él ‘no quería inmiscuirse' en el asunto. A las 23:08 hs. (hora de EE. UU.), se ‘hizo justicia'. Pero, ¿qué justicia? En el caso de Davis, no sólo se trata de juzgar la pena de muerte como inhumana, como un acto bárbaro y una sanción trágicamente irreversible. Sobre este caso pesa mucho más la terrible sospecha de que se ejecutó a un inocente. Una sospecha que 138 candidatos a la pena capital, que, desde 1973, lograron huir del verdugo, no hacen más que cimentar. Al menos 23 personas han sido ejecutadas a pesar de haber sido inocentes en EE. UU., entre ellas, un tal Joe Arridy. El gobernador del Estado de Colorado confirmó 72 años más tarde su inocencia ‘en interés de la justicia y de la decencia'. Pero detrás del verdugo hay demasiadas personas ‘decentes' para las cuales la justicia no es más que una palabra.”
 

“Un castigo que cuestiona la justicia estadounidense”

Hamburger Abendblatt, de Hamburgo: “Otra vez se ha ejecutado a un ser humano en EE. UU. En el Estado de Georgia, se le aplicó la inyección letal al afroestadounidense Troy Davis. No hubo nada que hiciera cambiar de idea a los jueces en cuanto a su decisión. Ni las peticiones multitudinarias en todo el mundo, ni las protestas de los políticos europeos, ni las diversas peticiones de gracia cuyos aplazamientos atormentaron a Davis. Pero la posibilidad de que Davis fuera inocente –y eso es lo más horroroso- no logró convencer a los jueces. In dubio pro reo: este principio fundamental del Estado de derecho no fue respetado. La ejecución de Troy Davis ya pasó a ser uno de los casos más controvertidos de la Justicia estadounidense. Todo eso deja un sentimiento de impotencia y rabia. Impotencia, porque se trata de una condena irreversible, y porque Troy Davis ya no tiene otra oportunidad. Tal vez se llegue a comprobar su inocencia, pero eso ya no le devolverá la vida. Y Troy Davis no sería el primer inocente que es ejecutado. Pero hasta ahora, ningún error comprobable de la Justicia ha logrado hacer cambiar la forma de pensar de los estadounidenses. Más de la mitad de la población de EE. UU. sigue estando a favor de la pena de muerte. Y la rabia surge porque la ejecución de Davis vuelve a demostrar la absoluta falta de sentido de la pena capital. ¿Cuál es el objeto de la muerte de Davis? ¿Servir de ejemplo a todos los criminales estadounidenses? Seguramente no, ya que este argumento de los que están a favor cojea desde hace bastante tiempo detrás de los avances científicos. Está comprobado que la pena de muerte no asusta a los delincuentes. Y esta ejecución más bien cuestiona a un sistema judicial que antepone los principios a la moral.”
 

“Aplazar la ejecución hubiera sido positivo para EE. UU.”

Aftenposten, de Oslo: “La pena de muerte es, según nuestro criterio, primitiva y abominable. Eso vale especialmente para aquellos casos en los que se aplica como castigo sin tomar suficientemente en consideración la seguridad jurídica. Antes de la ejecución de Troy Davis se organizaron movilizaciones impresionantes. Hubo llamamientos de un expresidente estadounidense como Jimmy Carter, hasta pedidos de indulto por parte del Papa Benedicto XVI, el obispo sudafricano Desmond Tutu y el presidente francés, Nicolas Sarkozy. (…) Es trágico que la Corte Suprema de EE. UU. no haya visto en ellos ningún motivo para el aplazamiento de la ejecución de Davis, algo que hubiese sido positivo para la seguridad jurídica y para el buen nombre de ese país.”
 

“Diez ejecuciones más hasta fines de 2011”

Paris Normandie, de Alta Normandía. “Un prisionero estadounidense fue ejecutado al amanecer, a pesar de que existían serias dudas sobre su culpabilidad. Mientras se alzaban voces de todo el mundo pidiendo que se lo indultara, la de Barack Obama no se hizo escuchar. El presidente estadounidense incluso se había negado a expresar su opinión acerca del caso Troy Davis, el hombre que fue ejecutado por medio de una inyección letal en el la prisión de Jackson, Estado de Georgia, mientras aseguraba, una vez más, que era inocente. Los expertos dirán que Obama hubiera corrido un gran riesgo en cuanto a su posible reelección si se hubiera manifestado acerca de la pena de muerte. Y, hasta fines de este año, se prevén más de 10 ejecuciones. Es decir, que se puede esperar lo peor, dado que el período preelectoral lleva a los republicanos a girar extremadamente hacia la derecha.”

Autora: CP/ dpa
Editor: Pablo Kummetz

Ir a la siguiente sección Descubra más

Descubra más

Mostrar más
Ir a la siguiente sección Tema del día DW

Tema del día DW

Ir a la siguiente sección Más de DW