El llamado a movilizarse llega desde muchos rincones de la sociedad. Convocan sindicatos, gremios, organizaciones de mujeres, de defensa a los derechos humanos y por supuesto, las asociaciones estudiantiles.  La primera marcha del 21 de noviembre, se convocó bajo el lema "Contra el Paquetazo de Duque, la OCDE, el FMI y el Banco Mundial. Por la vida y la paz”. Un título que logró movilizar a cientos de miles colombianos disconformes con el rumbo del país.  

Dilan, símbolo de la represión contra la protesta social

"Estamos cansados de siempre estar divididos. Ha llegado la hora de unirnos por la dignidad", dice Juliana Gaitana, una joven estudiante de derecho, en el segundo día de paro nacional. "En Colombia siempre ha sido unos contra otros: izquierda contra derecha, guerrilla contra paramilitares…ahora petristas contra uribistas y manifestantes contra el ESMAD. Queremos unidad".

El Escuadrón Móvil Antidisturbios, cuya eliminación ya estaba entre los reclamos iniciales del movimiento, se ha visto arrojado al centro de la conversación nacional después de la muerte de Dilan Cruz. El joven falleció después de que un miembro del ESMAD le disparara con un artefacto cuya legalidad está siendo investigada. Para los manifestantes, Dilan se ha convertido en el símbolo de la represión contra la protesta social.

"Exigimos el desmantelamiento del ESMAD. La policía constitucionalmente ha sido creada como una policía civil. Y no puede ser que la policía civil venga a recriminar a los manifestantes. Está para defendernos. No para atacarnos”, dice Juan Pablo Caro, organizador nacional de la Confederación Nacional del Trabajo – una de las centrales obreras de Colombia.

"Quiero una Colombia con educación y sin fracking”

La abogada Pilar Peralta ha venido a la marcha con su hijo adolescente. Su mayor deseo es verlo crecer en una Colombia transformada: "Yo quiero una Colombia libre, una nueva Colombia. Donde los recursos energéticos sean para nosotros, donde el fracking no se apruebe, donde el agua sea un derecho para todos, donde la justicia sea digna, donde la educación y la salud sean gratuitas y dignas”.

La salud y la educación son los dos grandes temas que trajeron a Mariana a la marcha del 27-N. Es estudiante de enfermería y tiene un hijo pequeño. A parte de una reforma profunda del sistema sanitario, exige una mayor accesibilidad de la educación: "Debe haber más educación gratuita. Yo tengo que estudiar y trabajar para salir adelante. No es justo que un colombiano no tenga las oportunidades de tener acceso a una educación de calidad y tenga que recurrir a otras cosas para lograr sus sueños”.

Protección de los pueblos indígenas

Otro reclamo clave de las protestas es la protección a los pueblos indígenas en Colombia. Sus líderes denuncian que están sufriendo un genocidio. Desde la firma del tratado de paz, 198 indígenas han sido asesinados en el país. Darwin Duque, vicepresidente nacional de ANTHOC, la Asociación Nacional Sindical de Trabajadores de la Salud, es del Departamento del Cauca – una de las regiones más convulsas de Colombia: "Alli se han venido originando una serie de asesinatos sistemáticos de líderes sociales, populares e indígenas que solicitan el derecho a vivir en paz y a que les respeten los territorios”.

Según el activista, las medidas de protección tomadas por el gobierno, centradas en el aumento de la presencia militar en zonas conflictivas, no son la solución. "En esos territorios, pensar que sólo con militares se van a apaciguar las cosas es una completa contradicción. Necesitan educación, servicios básicos y que el derecho a la salud sea un derecho fundamental y no un negocio”.

A pocos metros ondea una gigantesca Wiphala, la bandera cuadrangular usada por algunas etnias de la cordillera de los Andes. Una de las veinte personas que la sujetan es el estudiante Héctor Noa  quien dice: "Queremos que el gobierno respete más a nuestra cultura y nuestras costumbres y que avalen nuestros derechos como indígenas. También somos ciudadanos colombianos”.

Duque dice "escuchar, pero no lo hace”

Una semana después de la primera marcha, los manifestantes sostienen que el gobierno, por mucho que insiste en escuchar, no lo hace. Las propuestas de diálogo impulsadas por el ejecutivo de Iván Duque les saben a poco.

Más que una conversación, desde el comité del paro exigen una negociación entre iguales y que las promesas del gobierno no queden en papel mojado: "Ha tenido acuerdos con los estudiantes, con las organizaciones indígenas, con los campesinos, con los transportadores, con los sindicatos…pero no cumple”, dice el sindicalista Juan Pablo Caro. "Duque tiene que cumplir con los acuerdos, aunque no los haya firmado él. Él es el presidente en la actualidad y queremos que se comporte como un jefe de Estado”. En caso de no hacerlo, la estudiante Juliana Gaitana, le ofrece una solución al mandatario: "Si no tiene la capacidad de sentarse y escucharnos, pues que por lo menos renuncie. ¡Que haya elecciones otra vez!”.

Después del devastador resultado para el oficialismo en los comicios regionales del mes pasado, elecciones anticipadas son parte de un escenario que el presidente querrá evitar a toda costa. Tal vez sea ese el argumento más convincente que pueden llevar los manifestantes a la mesa del diálogo.

(jov)

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