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La lucha contra el racismo, a prueba en el Mundial

Emili Vinagre28 de mayo de 2006

El Mundial de Alemania no quiere servir de eco para el mensaje racista de los grupos ultras. Ante la creciente presencia del fenómeno en los campos de fútbol, la FIFA ha endurecido las medidas.

El control de los grupos ultras preocupa a las autoridades alemanas.Imagen: AP

La lucha contra el racismo en el fútbol vivirá una auténtica prueba de fuego durante el Mundial de Alemania. Las autoridades germanas temen que los grupos de extrema derecha intenten aprovechar el eco mediático de un evento deportivo de esta magnitud y que utilicen el campeonato como caja de resonancia para sus mensajes racistas y xenófobos.

La labor de la policía trasciende, en esta ocasión, al habitual cometido de contener a las aficiones más violentas para evitar enfrentamientos y disturbios. Por primera vez en un Mundial, la amenaza de los grupos de extrema derecha se convierte en singular objeto de atención.

Desgraciadamente, el fenómeno no arranca a quince días del Mundial, ni siquiera se circunscribe al hecho de que el campeonato se celebre en tierras alemanas. La proliferación de expresiones racistas y xenófobas en los campos de fútbol es un hecho cada vez más habitual en países como Italia, España o Inglaterra.

Fenómeno creciente

Se trata de un fenómeno creciente que no sólo implica a los grupos de aficionados más radicales. Directivos, entrenadores, jugadores e incluso medios de comunicación alimentan en ocasiones, con sus desafortunadas declaraciones, el sinsentido de los fanáticos.

Jugadores como el camerunés Kameni, del Espanyol de Barcelona, son víctimas de insultos incluso por parte de su propia afición.Imagen: AP

Famosas son las palabras del seleccionador español, Luis Aragonés, en alusión al jugador francés del Arsenal Thierry Henry. Durante un entrenamiento del combinado español, Aragonés utilizó a gritos la expresión "negro de mierda" para referirse a Henry, con la supuesta intención de incentivar a su compañero de equipo, José Antonio Reyes.

También en España, un amistoso entre la selección local e Inglaterra vivió el pasado noviembre uno de los episodios de racismo más graves de los últimos tiempos. Aficionados españoles se dedicaron durante todo el partido a imitar el sonido de un simio cada vez que un jugador inglés de raza negra participaba en el juego.

Pero estos no son los únicos casos. En Italia, por ejemplo, un partido entre Roma y Livorno estuvo marcado por el despliegue de banderas nazis y una pancarta con la divisa de las SS, además de amenazar con el "horno crematorio" a los rivales. Y en Inglaterra, es famosa la expresión vertida por el comentarista Ron Atkinson en referencia al jugador francés Marcel Desailly. Pensando que el micrófono estaba cerrado, Atkinson calificó a Desailly de "negro holgazán".

La FIFA endurece las medidas

Un primer paso para luchar contra el fenómeno del racismo en el fútbol es la aplicación de las medidas aprobadas recientemente por la FIFA, entre las que se incluyen la suspensión de partidos, la pérdida de puntos e incluso la eliminación de las competiciones para los equipos cuyas aficiones estén implicadas en actos racistas.

Las federaciones nacionales están obligadas a incorporar dichas medidas a sus normativas internas antes del 1 de julio. Si no es así, la FIFA podrá excluir a las federaciones responsables de cualquier competición internacional durante un período dos años. De momento, el Mundial de Alemania será la primera prueba de fuego para comprobar la eficacia de las medidas.

De todas maneras, aún está por ver cuál es realmente el efecto disuasorio que puedan llegar a provocar entre los grupos responsables de actitudes y expresiones de carácter racista. Además, la preocupación de las autoridades alemanas se centra especialmente en las acciones que grupos violentos puedan protagonizar fuera de los estadios.

Posible concentración ultra en Leipzig

Los grupos de extrema derecha pretenden concentrarse el 21 de junio en Leipzig con motivo del Angola-Irán.Imagen: picture-alliance/dpa

Uno de los focos de máxima tensión estará en Leipzig, donde grupos de extrema derecha tienen previsto manifestarse el próximo 21 de junio en apoyo al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, que niega el Holocausto y el derecho de Israel a existir. Leipzig acogerá ese día el partido de la primera fase entre las selecciones de Angola e Irán.

El penúltimo debate abierto acerca del peligro de la violencia racista durante el desarrollo del Mundial lo han provocado las declaraciones del ex portavoz del gobierno alemán, Uwe Karsten Heye, quien recomendó "a las personas que tengan otro color de piel que no visiten ciertas ciudades medianas y pequeñas de Brandemburgo y otros lugares, porque corren peligro de no salir vivas".

Las afirmaciones de Heye han provocado reacciones de todo tipo, desde las palabras de rechazo por parte de las autoridades de Brandemburgo hasta el apoyo de grupos como Amnistía Internacional, que considera que las palabras del ex portavoz del gobierno sirven para poner de manifiesto "un serio problema".

Sea como sea, lo que parece claro es que parte del éxito del Mundial de Alemania acabará midiéndose por la capacidad de las autoridades para evitar la acción de los grupos de extrema derecha. Sin embargo, más allá del Mundial se impone una lucha a largo plazo que implique de verdad a todos los estamentos del deporte y que incida en la educación para combatir los prejuicios racistas en el seno de la sociedad.