La lucha contra la despoblación en Alemania del Este
20 de junio de 2025
"No hay problemas para encontrar un alojamiento asequible, no hay atascos, no hay horas punta, y nunca he tenido problemas para encontrar aparcamiento”, afirma Anika Franze desde detrás de su escritorio en el centro de la pequeña ciudad de Guben.
Esta mujer de 38 años nació en Berlín Este, en la antigua República Democrática Alemana, y vivió la mayor parte de su vida antes y después de la caída del Muro en el mismo distrito de la capital. Pero dice que el ajetreo y la sensación de impotencia ante la creciente desigualdad, por no hablar de la calamitosa situación de la vivienda, le hicieron querer marcharse hace tiempo.
Mientras conducía por Brandeburgo con la única compañía de la radio local, oyó hablar de un programa de "viviendas de prueba” (Probewohnen) que ofrecía a la gente la posibilidad de quedarse hasta cuatro semanas gratis en Guben, en la frontera oriental de Alemania con Polonia. La idea era animar a más gente a instalarse en la ciudad para luchar contra la despoblación.
Franze lleva ocho meses viviendo en Guben y ahora dirige el proyecto que la trajo por primera vez a la ciudad. Treinta personas participaron en el programa de Guben el año pasado, y seis de ellas se trasladaron a vivir aquí a largo plazo. También se han puesto en marcha proyectos similares en ciudades cercanas de la región de Lusacia, como Fráncfort (Oder), y más recientemente en Eisenhüttenstadt.
Nuevas soluciones para una población envejecida
Guben es sólo uno de los cientos de pueblos y ciudades industriales del antiguo Este que experimentaron importantes cambios demográficos tras la reunificación alemana en 1990. El descenso de la natalidad, la emigración de los jóvenes a los estados federados occidentales y el aumento de la esperanza de vida han acelerado el envejecimiento demográfico.
Actualmente viven en Guben 16.600 personas, casi la mitad menos que en 1995 (29.100). Se prevé que ese número disminuya otro 16 por ciento hasta 2030. "Nos falta toda una generación", dijo Fred Mahro, alcalde de la ciudad, al diario berlinés TAZ, cuando se puso en marcha el plan.
El otoño pasado, Bertelsmann Stiftung, una fundación independiente de la sociedad civil, publicó un estudio, según el cual, Alemania seguiría dependiendo de la inmigración para cubrir la demanda prevista del mercado laboral. Además, debido a la situación demográfica comparable de otros Estados europeos, la migración tendría que proceder de países fuera de la Unión Europea.
"Desde el punto de vista económico, tenemos que garantizar que las localidades sigan siendo atractivas, que se creen incentivos para que las empresas se instalen allí, pero se trata de mucho más que eso, por ejemplo, una cultura acogedora y la interacción social", afirma Susanne Schultz, experta en política migratoria de la Fundación Bertelsmann.
Schultz se remite a un estudio publicado la semana pasada por el Instituto de Empleo de la Agencia Federal de Empleo, según el cual, algo más de una cuarta parte de las personas nacidas en el extranjero y que emigraron a Alemania con edades comprendidas entre los 18 y los 65 años se plantearon abandonar el país el año pasado. Dos tercios de los encuestados citaron la discriminación como motivo para marcharse.
Según Schultz, la retórica y las políticas en materia de inmigración, por ejemplo, la reciente medida de impedir que las familias de determinados grupos de inmigrantes se trasladen a Alemania, están enviando señales equivocadas. "La insatisfacción con la política es la razón principal, y creo que mucho tiene que ver con los acontecimientos del último año y medio: el estado de ánimo ha cambiado mucho en Alemania", comenta a DW.
El problema de la imagen de extrema derecha
En la lucha por atraer nuevos residentes, los estados del este de Alemania también tienen que hacer frente a un problema de imagen, al ser vistos como focos de la extrema derecha. Guben saltó a los titulares en 1999 cuando un solicitante de asilo argelino, Farid Guendoul, murió desangrado tras huir de los neonazis.
Algo menos del 42 por ciento de los residentes locales votaron a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones federales de febrero de 2025. "La gente tiene sus prejuicios y sus clichés, pero, según mi experiencia, aún se puede conectar con la gente, sólo que quizá necesiten un poco de tiempo porque no están acostumbrados a mucha diversidad", explica Franze.
En su segundo año, el programa de Guben ha recibido 40 solicitudes de toda Alemania, así como de Bélgica, Argelia, Egipto y Brasil. Los solicitantes seleccionados se alojarán en apartamentos recién renovados por una contribución de sólo 100 euros.
Franze afirma que actualmente hay unos 300 puestos de trabajo vacantes. El fabricante estadounidense de salami BiFi abrió una fábrica aquí en 2024, la cadena de panaderías Dreissig también tiene un centro de producción aquí, y el fabricante canadiense de baterías de litio Rock Tech va a abrir una planta del tamaño de 17 campos de fútbol.
En la actualidad, Franze disfruta de una vida un poco más llevadera que en la capital alemana, y ha hecho realidad su sueño infantil de aprender a montar a caballo. "No sé si quiero envejecer aquí, pero tampoco sé si querría hacerlo en Berlín", dice.
(mn/ms)