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La lucha de los pueblos indígenas por proteger la naturaleza

Tim Schauenberg
10 de agosto de 2023

Los pueblos originarios de todo el mundo se ven obligados a luchar por sus derechos básicos. Están considerados los guardianes de los recursos naturales, pero suelen ser víctimas de represiones.

Un hombre indígena, apuntando con la flecha de su arco hacia adelante.
Represión, discriminación y racismo: los aproximadamente 500 millones de indígenas del mundo se ven enfrentados a esta realidad.Imagen: Edmar Barros/AP Photo/picture alliance

Los pueblos originarios  defienden sus derechos humanos, su cultura, la naturaleza y su hogar. Los alrededor de 500 millones de indígenas que hay en el mundo se ven constantemente enfrentados a la represión, la discriminación y el racismo más violentos. La defensa de sus derechos, suele ir acompañada de llamados a una mayor protección ambiental y climática. A menudo, pagan sus reivindicaciones con la vida.

Entre 2012 y 2021, grupos y organizaciones de derechos humanos han documentado la muerte de más de 1.700 defensores ambientales y de la tierra en alrededor de 60 países. Según datos publicados por la organización medioambiental y de derechos humanos Global Witness, más del 35 por ciento de las víctimas han sido identificadas como indígenas.

En el centro de los conflictos, suelen estar los grandes proyectos industriales de minería, la deforestación para la agricultura, las represas o la producción de petróleo, gas y carbón.

Amazonía: guardianes de la selva en peligro de extinción

La Amazonia, el pulmón verde del planeta, se extiende a lo largo de nueve países. Esta gigantesca selva es una de las regiones más ricas en especies del mundo. Allí viven un total de 1,5 millones de indígenas, repartidos en más de 380 grupos étnicos. Son considerados los guardianes de la selva, que se ha reducido drásticamente en las últimas décadas debido a la tala legal e ilegal, al narcotráfico, a los proyectos de infraestructura, así como a la agricultura y a la corrupción.

Ya sea por el desplazamiento ilegal o por la incapacidad de las autoridades para hacer cumplir la ley, los pueblos originarios se ven atrapados repetidamente en el fuego cruzado de los cárteles de la droga, los militares, el personal de seguridad privada de las empresas, las milicias y la guerrilla.

Colombia y Brasil encabezan la lista de asesinatos de ambientalistas indígenas a nivel mundial. El número de casos no denunciados sigue siendo alto en todo el mundo, así que la elevada cifra en estos dos países también está relacionada con una mejor documentación de estos crímenes.

La cosmovisión indígena

La destrucción de la Amazonia está obligando a los pueblos indígenas a reubicarse y abandonar sus estilos de vida tradicionales, lo que también es perjudicial para el clima. Para Mercedes Bustamante, bióloga y miembro de la Academia Brasileña de Ciencias, los pueblos indígenas juegan un papel "crucial" en la protección del medio ambiente: "Las tasas de deforestación en las áreas indígenas son las más bajas de Brasil y también de otras partes de América del Sur. Además, tienen el conocimiento, la sabiduría tradicional, de cómo sacar partido del bosque y mantenerlo intacto”. Esto se debe, principalmente, a su cosmovisión.

Los pueblos indígenas "entienden la relación entre los seres humanos y la naturaleza de una manera diferente", dice, por su parte, a DW Darìo Mejia Montalvo, del pueblo originario cenú, en Colombia, y miembro del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas. Mejia Montalvo explica que se trata de un sistema de valores diferente, una visión distinta del mundo, que incluye a todos los seres vivos, ríos y montañas.

Pueblos originarios de Australia

"Nuestra gente ha vivido en este continente durante más de 60.000 años", dice a DW Adrian Burragubba, principal custodio cultural de los jagalingou, un pueblo de aborígenes australianos, que lucharon durante años contra la construcción de la mina de carbón Carmichael por parte del gigante indio Adani, en el estado australiano de Queensland. Finalmente, perdieron la batalla, y la mina de carbón comenzó a producir en 2021, después de fuertes protestas.

Según informan los medios, la minería podría reducir el nivel de las aguas subterráneas de los manantiales subterráneos. Los manantiales son sagrados para los pueblos indígenas, y también son vitales para el medio ambiente local. Según Barragubba, además hay contaminación del aire, acústica y lumínica las 24 horas. El proyecto también afecta a las poblaciones de insectos, lo que tiene un impacto en todo el ecosistema. Ya antes de la construcción, los activistas ambientales advirtieron sobre las consecuencias para el medio ambiente local e incluso para la famosa Gran Barrera de Coral.

Desde la colonización, los aborígenes australianos se han enfrentado al racismo y la discriminación. Barragubba dice que los jaganlingou intentan ahota vencer al Estado con sus propias armas: los derechos humanos. Continúan visitando sus lugares sagrados no lejos de las minas de carbón y siguen celebrando allí sus ceremonias.

El precio del oro filipino

Otro punto crítico se encuentra en el noreste de Filipinas, alrededor de la mina de oro y cobre de la empresa minera australiana OceanaGold. En el primer semestre de 2023, la Mina Didipio produjo 65.241 onzas de oro y 6.911 toneladas de cobre. Los productos químicos tóxicos como el arsénico y el mercurio se utilizan a menudo en la extracción de metales. Un informe de la ONU de 2019 vincula los árboles moribundos alrededor de la mina y el agua supuestamente contaminada con las actividades de la mina.

Pedro Arrojo-Agudo, relator de Naciones Unidas sobre agua y saneamiento, explica que las comunidades indígenas del río Didipio luchan desde hace años por su derecho a vivir en sus tierras. Proteger la tierra, el bosque, el río y, en definitiva, el agua potable son de "interés general", destaca el experto en entrevista con DW. "El problema ​​es que no te das cuenta cuando estás bebiendo agua contaminada con metales pesados. (...) La acumulación durante décadas envenena a las personas".

En los últimos años, ha habido repetidas protestas de grupos originarios en el lugar. Algunos fueron golpeados brutalmente por la policía y el Ejército, además ha habido detenciones y "desalojos forzosos", dice Arrojo-Agudo. A largo plazo, la contaminación del agua no solo tiene "graves consecuencias para la salud de la gente" río arriba, sino también para "millones de personas río abajo en la cuenca", asegura Arrojo-Agudo. Varios expertos de la ONU han pedido al Gobierno filipino que no discrimine a las comunidades indígenas por proteger intereses económicos. (ms/el) 

 

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