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"La masacre de Srebrenica puede suceder en cualquier país"

Frank Hofmann
6 de julio de 2020

Incluso 25 años después del genocidio en Bosnia, aún no se han encontrado a todas las víctimas. La Comisión Internacional de Personas Desaparecidas utiliza análisis de ADN para identificar a los asesinados.

Bosnien und Herzegowina | Gedenken an die Opfer des Massakers von Srebrenica
Imagen: Reuters/D. Ruvic

El 11 de julio de 1995 comenzó el desastre para los habitantes de Srebrenica: soldados bosnio-serbios, bajo el mando de Ratko Mladić, sitiaron la ciudad y asesinaron a unos 8.000 jóvenes y hombres musulmanes en los siguientes días. Fue el mayor crimen de guerra en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.

Desde 1999, la Comisión Internacional de Personas Desaparecidas (ICMP) ha utilizado análisis de ADN para identificar a las víctimas.

DW: 25 años después de la masacre de Srebrenica, hay cada vez más gente, incluyendo al ganador del Nobel de Literatura Peter Handke, que opina que los crímenes en la guerra de Bosnia no deberían llamarse genocidio. ¿Qué piensa cuando escucha algo así?

Kathryne Bomberger: Me parece totalmente indignante que esté siendo cuestionado. Especialmente en lo que respecta a los desaparecidos de Srebrenica. Este es el genocidio más documentado de la historia. Decir que esto nunca sucedió para crear una contranarrativa es espeluznante, porque los hechos están muy bien documentados. A través de excavaciones bien documentadas no solo por la Comisión Internacional para Personas Desaparecidas, sino también por el Tribunal Penal Internacional para la exYugoslavia y las agencias locales de aplicación de la ley. Estuvieron presentes en cada excavación.

¿Qué documentaron?

Se intentó aniquilar a toda una población llevando a cabo una limpieza étnica: un genocidio. Es el único caso de genocidio que ha sido reconocido como tal en territorio europeo desde la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, se hicieron grandes esfuerzos después de la guerra para descubrir estos crímenes y asegurar que los responsables, los perpetradores, fueran llevados ante la Justicia. Fue importante que el Estado encontrara a todas las personas desaparecidas independientemente de su origen étnico, religioso o nacionalidad. En nuestro caso, con la ayuda del ADN, se pudo identificarlas con precisión. Para que las familias pudieran enterrar a sus muertos, para que las víctimas pudieran obtener justicia. Ese fue el camino que tomamos. Pero aún no ha terminado.

Kathryne Bomberger, directora general de la ICMP.Imagen: DW

¿El proceso no ha finalizado aún?

Hemos ayudado a los Estados de la región a cavar más de 3.000 fosas comunes e identificamos a la gran mayoría de las víctimas. En cuanto a Srebrenica, hemos identificado a más del 90 por ciento de los aproximadamente ocho mil hombres y jóvenes desaparecidos. Sin embargo, no todos estos casos han sido llevados ante un tribunal, ante el Tribunal Penal Internacional para la exYugoslavia o ante los tribunales nacionales de Bosnia y Herzegovina. Pero el ICMP ha documentado que hay evidencia de crímenes de guerra en estos sitios. El uso del ADN para identificar víctimas ha hecho que toda esta evidencia esté disponible para propósitos de aplicación de la ley. Esto debe continuar.

A pesar de toda estas evidencias, ¿por qué siempre hay un intento de contranarrar, reescribir la historia?

Vivimos en una sociedad basada en la posverdad. A los hechos se les priva de significado, se tuercen para fines políticos. En una época de creciente populismo, la creación de narrativas contrarias, de historiografía falsa y de narraciones engañosas se ha vuelto normal. Esto me parece muy inquietante. Lo que se está haciendo con los hechos aquí en el contexto de las guerras balcánicas y Srebrenica es, por lo tanto, un reflejo de lo que está sucediendo en el resto de Europa. Y no solo en Europa, sino también en muchas partes del mundo, el miedo al otro se usa como un medio para incitar al odio.

¿Quiere decir por parte de políticos?

Se puede gobernar un país para que sea posible la tolerancia, la cohesión social y el respeto mutuo, o se puede incitar al odio y sembrar las semillas de la desconfianza. Lo que sucedió en la ex Yugoslavia es evidencia de los ciclos de violencia en Europa. Las heridas abiertas de la Segunda Guerra Mundial se usaron aquí para alimentar el odio en lugar de unir a las personas. El maluso de tales heridas abiertas, que existen en todas las sociedades, es la peor manera posible de administrar un país. Nueva Zelanda, donde la primera ministra pudo reunir a la gente, después del ataque a la mezquita de 2019, es un ejemplo de buen liderazgo por reinstaurar la cohesión social después de un suceso muy traumático.

¿Qué importancia le concede a la educación? En Bosnia todavía hay escuelas que enseñan que el genocidio nunca sucedió.

Enseñan mentiras a los niños. Creo que hay que enseñarles la verdad, a respetarse y a amarse. Pero si todos los días se les enseña mentiras y odio, odiarán. Para mí esa es la base de todo. Y creo que es un triste reflejo de la sociedad bosnia con escuelas separadas por grupos étnicos y que dicen lo contrario en las clases de historia. Y no es solo el caso en Bosnia. Enseñar a odiar, ese es el problema.

¿Es ese el mensaje de Srebrenica para nosotros en 2020?

El mensaje es que Srebrenica puede suceder en cualquier lugar. Si no tenemos cuidado, abrirse al odio puede tener consecuencias devastadoras. Srebrenica es un recordatorio de lo que todos somos capaces, sin importar el país de procedencia. Creo que algo así puede suceder de nuevo.

(rm/jov)

Desde 2004, la activista de derechos humanos Kathryne Bomberger dirige la Comisión Internacional para Personas Desaparecidas (ICMP). Esta organización intergubernamental, con sede en La Haya, apoya a gobiernos y otras organizaciones en la búsqueda de personas desaparecidas después de conflictos, violaciones de derechos humanos, desastres, el crimen organizado y la migración irregular. Es la única organización internacional que se encarga exclusivamente de buscar personas desaparecidas e identificar cadáveres.

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