La meditación Zen es una de las técnicas más sencillas y efectivas para meditar, aunque requiere un poco de práctica antes de dominarla. Una posición que da muy buenos resultados: sentarse en posición de loto, es decir, con las piernas cruzadas y la espalda recta. Podemos ayudarnos apoyándonos sobre una almohada. Las manos descansan relajadas sobre las piernas. A continuación dirigimos nuestra mirada hacia la mano izquierda. Es importante intentar no pensar en nada. Nos concentramos en la mano izquierda mientras llevamos nuestra atención a todo lo que percibimos con la mitad izquierda del cuerpo. Este proceso activa el hemisferio derecho del cerebro, lo que a su vez facilita el cese de los pensamientos, ya que los procesos de pensamiento ocurren sobre todo en el hemisferio cerebral izquierdo. Muchas personas ya experimentan una mayor paz interior después de repetir unas pocas veces este ejercicio.