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Sociedad

“Es fundamental invertir en educación”

Eva Usi
22 de enero de 2021

La educación y una buena política laboral son claves para combatir la pobreza e impulsar la justicia social, particularmente tras la pandemia, advierte el coautor de un índice que comparó la justicia social en 41 países.

Mexiko I Symbolbild Armut I Flucht
Imagen: picture-alliance/F. Koop

El Social Justice Index 2019 investigó las oportunidades de participación social en los 41 países que integran la Unión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Los criterios de medición fueron 46 indicadores basados en seis dimensiones que miden la justicia social: pobreza, educación, mercado laboral, justicia intergeneracional, salud e inclusión social y no discriminación. Thorsten Hellmann, que dirigió el estudio patrocinado por la Fundación Bertelsmann, explicó en conversación con DW que la pandemia llegó en un momento en el que los países no habían afrontado deficiencias que ya arrastraban, como la digitalización, el cambio climático y la desigualdad social. Los países, pese a haber registrado a partir de 2014 una recuperación económica tras la crisis financiera de 2008, no aplicaron una política social contundente.

Los países que lideran la justicia social en el mundo son Islandia, Noruega y Dinamarca, y los únicos dos países de América Latina que integran la OECD, Chile y México, son los que registran el peor desempeño, y ocupan el puesto 37 y 41 respectivamente. Según Thorsten Hellmann, la publicación insta al debate público, pero también a que los ciudadanos aprendamos unos de otros, que nos preguntemos, ¿qué están haciendo mejor en otros países?

DW: ¿Qué impacto tendrá el coronavirus en los países analizados?

Thorsten Hellmann: Debido a que el cierre de la economía se ha prolongado en muchos países, el Producto Interno Bruto (PIB) y la fortaleza económica han retrocedido. Eso ya provocó un aumento en el desempleo. La OCDE pronostica un aumento de entre un 5% y un 10% en promedio, lo que es el doble respecto a lo que se tenía antes de la pandemia. El desempleo es un factor determinante en el riesgo de pobreza, particularmente en el caso de personas jóvenes, de las mujeres y de profesionales o personas que ejercen oficios como autónomos. Ellos son los que se encuentran afectados por relaciones laborales atípicas, trabajos de medios tiempos, contrataciones limitadas y los que trabajan en sectores de alto riesgo en este momento, como es el turismo. Otro grupo afectado son las familias monoparentales, pues cuando cierran las escuelas no pueden ir a trabajar porque se tienen que ocupar de los hijos. Entonces bajan los ingresos y el riesgo de caer en la pobreza es mayor.

¿Hasta qué punto el coronavirus aumentará más las diferencias entre los países pobres y ricos?

El sector informal está muy extendido no solo en México, sino en muchos países de América Latina.Imagen: Eva Usi/DW

Eso se ve con claridad en el ámbito educativo. La OCDE en su estudio PISA detectó que la pandemia llegó en un momento en el que había una gran disparidad entre los países. Algunos países lograron con éxito sustituir las clases presenciales con clases digitales y a distancia. Otros estaban mal preparados, de manera que aumentará la brecha en el rendimiento de los alumnos, pero la brecha existe dentro de los países mismos, porque no todos los niños tienen el mismo acceso a internet, a una computadora, etc.

Según el Social Justice Index 2019, en muchos países desarrollados, pese a una reactivación en el mercado laboral, la pobreza no disminuyó. ¿Por qué?

Pese a que en los últimos 5 o 6 años aumentó el empleo en los países que observamos, solo en la mitad de ellos se redujo la pobreza; en la otra mitad, se mantuvo en el mismo nivel, o aumentó. No es fácil entender esto, pero una de las explicaciones que encontramos es que hay una tendencia creciente en los últimos años hacia la flexibilización del mercado laboral, es decir, hay más empleos de medio tiempo, de contratación limitada, condiciones laborales precarias; al prolongarse durante un largo período de tiempo, el riesgo de padecer pobreza es mayor.

¿Qué papel juega aquí el desarrollo tecnológico en el empleo?

Juega un papel muy importante. Observamos una creciente polarización en el mercado laboral, muchos empleos que requieren de una capacitación media han sido eliminados. Hay más empleos para personal altamente cualificado y también para personas de baja cualificación, pero han bajado en número los empleos de cualificación intermedia, lo que significa que la cualificación especializada y la educación avanzada aumenta en importancia. Esto supone un desafío para los sistemas educativos, en su capacidad de responder con programas de estudio adecuados. Por último, vemos que la disparidad de ingresos ha aumentado en una buena mitad de los países en los últimos años.

El reporte advierte que los niños son más vulnerables al riesgo de pobreza que las personas mayores, ¿por qué?

En la mayoría de los 41 países analizados los niños han resultado más afectados por la pobreza que las personas de mayor edad, pese a que también en este grupo la pobreza aumentó en muchos países. Consideramos que tanto los niños como los mayores necesitan protección. Son vulnerables debido a que o no han ingresado aún en el mercado laboral o han salido ya de él. El desempeño de un Estado en el ámbito social se mide por su actuación ante los estratos más desfavorecidos.

Sin embargo, hay que decir que las personas mayores se vieron beneficiadas de una reactivación económica registrada antes del coronavirus, que condujo a una mayor recaudación fiscal en muchos países. Por ello no se ha visto la necesidad de adecuar el sistema de pensiones. Además, los ingresos de los mayores no sufrieron un retroceso durante la crisis financiera como sí sufrieron los niños y jóvenes, debido al fuerte aumento del desempleo juvenil. Pero hay una razón política adicional. La población de mayor edad aumenta, y es un grupo de un creciente peso demográfico y por ello muchos gobiernos no se animan a hacer algo que pueda no gustar a este grupo de la población.

¿Qué medidas son necesarias para reducir el riesgo de pobreza, sobre todo en la población joven?

Los jóvenes tienen empleos mal pagados y por ello a menudo son de bajos ingresos.  Se les puede ayudar con una fuerte reducción de impuestos y contribuciones para que les quede una mayor proporción del sueldo bruto. Pero hay que subrayar que la mejor protección ante la pobreza es una buena política educativa. El que tiene una buena cualificación, por lo general encontrará un mejor empleo, por eso es fundamental invertir en educación. Pero también se puede hacer algo con políticas de mercado laboral, capacitar a la gente, o con una política económica inteligente para la creación de empleos.

México es el país que se encuentra al final del índice, ¿tiene este país pocas posibilidades de maniobra?

Es el país que ocupa el último puesto en el índice, y tiene muchas áreas en donde hay rezago, en donde el país tiene que trabajar para mejorar. El índice de pobreza fue de 16,6%, los niños y las personas mayores son a menudo vulnerables a la pobreza; en este último grupo la cuota de pobreza asciende a 25%. Lo que observamos también es una gran desigualdad en la distribución de las prestaciones sociales. En este sentido se observa una división territorial entre el norte y el sur del país, pero también entre zonas urbanas y rurales. Es muy importante actuar en contra de esta tendencia. La pobreza también está muy concentrada entre la población indígena, un grupo particularmente vulnerable.

No todos pueden suplir la falta de clases presenciales con internet.Imagen: picture-alliance/dpa/J. Muniello

¿Cuáles son las capacidades del Estado mexicano para incidir en esto?

Las capacidades estatales necesarias para poner en marcha medidas urgentes y necesarias, también están distribuidas de manera muy irregular. Es urgente mejorar las oportunidades educativas. En los resultados del estudio Pisa de 2018, México ocupa el último puesto. Más de un 60% de la población no tiene terminados los estudios de bachillerato, es el penúltimo lugar del ranking. Si se ve el líder de la tabla, Lituania, ahí el porcentaje es de un 5%. Pese a que el gasto en educación del que dispone México en relación al Producto Interno Bruto tiene un nivel promedio, si se observa el pago por alumno, es de los países que menos invierte; también aquí hay grandes diferencias regionales. Y muchos recursos destinados a pagar salarios, y pocos a la inversión en infraestructura.   

En el sector salud ya se vio durante la pandemia la fragilidad del sistema sanitario... ¿Cual era la situación antes de la pandemia?

Otro gran déficit es el sistema de salud. México tiene la mayor mortalidad infantil entre todos los 41 países comparados. La expectativa de vida es de 68 años. En Japón es de 75 años. En México se registra una gran brecha en la calidad y diversidad de los servicios de salud. Buena parte de los gastos los tiene que asumir el paciente, debido a que solo una tercera parte de la población tiene acceso a la atención médica en el Sistema de Seguridad Social estatal. Eso significa que para muchos no es posible acceder a la atención médica.

A esto se suma que más de la mitad de la población económicamente activa vive del sector informal. ¿Qué papel juega este hecho?

México es el único país de la OECD que no cuenta con un seguro de desempleo, lo que significa una gran precariedad. Además, hay que mencionar que el relativo bajo índice de desempleo no refleja la verdadera situación del mercado laboral. La mayoría de las personas sin empleo se refugian en sector informal, en donde no tienen ninguna seguridad social. Algo positivo se puede decir respecto a México, y es que es líder por el número de mujeres presentes en el Parlamento. Un 48% son mujeres. Es de hecho el mejor valor entre todos los 41 Estados comparados. En este sentido es ejemplar. (ers).

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