La Minga: clave en lucha de los indígenas por su pervivencia
José Ospina-Valencia
26 de enero de 2021
La Minga pasó de ser una concepción del trabajo comunitario de los pueblos indígenas a convertirse en exitosa convocatoria a luchar pacíficamente por los derechos de todos los ciudadanos en Colombia.
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"En nuestra nación caribeña Wayuu escuchamos para pensar y aprender; esto nos permite organizar nuestras ideas para buscar una solución conjunta a las cosas”, dice a DW Armando Wouriyu Valbuena, vocero de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) que reúne a los 115 pueblos indígenas, entre nómadas y sedentarios.
La idea de "buscar una solución a través del diálogo” de la etnia wayuu es, en esencia, la misma que los pueblos andinos llaman Minga, un término quechua y kichwa que revela su procedencia en la concepción inca del "trabajo comunitario”.
Pero la Minga no es solo una iniciativa social, también es una expresión de los pueblos indígenas, al tiempo que se convierte en convocatoria política: "Vivimos y sufrimos las consecuencias de las decisiones de ustedes como gobierno, luego dialoguemos”, es la solicitud cordial pero firme de los pueblos indígenas en Colombia a las autoridades, como lo explica Wouriyu, participante del capítulo étnico del Acuerdo de Paz.
De la invitación gentil a la masiva movilización
Solicitudes que, a menudo, no son escuchadas por las autoridades, por lo que los pueblos indígenas deciden dar el siguiente paso: el de la movilización. Así, esta convocatoria pacífica, pero decidida, de los indígenas colombianos ha ganado gran simpatía en Colombia y el mundo: "Entretanto, los pueblos afro, los campesinos, estudiantes, sindicalistas, taxistas y desempleados, así como organizaciones sociales se identifican, apoyan y han adoptado la Minga”, acota Wouriyu, quien pertenece a la nación wayuu, una etnia de la caribeña península de la Guajira, y que habita en territorios compartidos entre Colombia y Venezuela.
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Y las "cosas” sobre las que los pueblos indígenas invitan a dialogar a las autoridades son vitales para todos los 50 millones de habitantes de Colombia: "La expansión de la frontera agrícola seca los ríos y le quita el alimento a la gente. La explotación de hidrocarburos y la minería va destruyendo los bosques y quitándonos las tierras a los indígenas”, denuncia el líder wayuu, y advierte que "si a un pueblo se le priva de cultivar sus alimentos, su cultura desaparece”.
Bacca: "Hay que ‘indigenizar' el derecho internacional”
"A los no indígenas nos ha faltado generosidad para interpretar el pensamiento indígena”, reconoce a DW el etnógrafo legal Paulo Ilich Bacca, de la Universidad Nacional de Colombia, quien propone "indigenizar” el marco jurídico internacional en favor de la aplicación de los Derechos Humanos, teniendo en cuenta las cosmologías indígenas.
Paulo Ilich Bacca, director jurídico de la línea étnico-racial del Centro de Estudios Justicia y Sociedad, con sede en Colombia, resalta que, si bien la Minga es también un instrumento de lucha política pacífica, que ha aportado al éxito del movimiento social en Colombia, esta tiene un alto valor hacia el interior de muchas comunidades en América Latina que se reúnen para "palabrear”, o sea a "usar la palabra para llegar a un consenso”.
El Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), surgido en el suroeste de Colombia, es pionero en el uso de la Minga desde hace medio siglo con un propósito prioritario: "Recuperar la tierra de los resguardos y defender el territorio ancestral y los espacios de vida de las comunidades indígenas”. Una lucha que le ha valido feroces ataques de diferentes gobiernos pero que ha visibilizado su olvido y ha logrado congregar tanto a pueblos indígenas como a buena parte de la sociedad colombiana.
Colombia: Jóvenes indígenas forjan su futuro
07:25
La Minga no está "infiltrada” sino estigmatizada
La Minga ha sido acusada de ser "infiltrada” e "instrumentalizada” por supuestas fuerzas ajenas. El jurista ha investigado dichas aseveraciones y concluye que "ni la estricta organización ni los principios de la Minga permiten injerencias, advirtiendo que la instrumentalización viene más bien de políticos y medios que estigmatizan la lucha por los derechos de los pueblos indígenas”. Lo cierto es que, según Indepaz, desde el año 2016 han sido asesinados 269 líderes indígenas, 167 durante la presidencia de Iván Duque. Por otra parte, 1.279 indígenas han fallecido víctimas del coronavirus en 72 comunidades.
Los indígenas del Cauca, y entretanto en casi todo el país, se valen de una organización respetada y temida, a pesar de no portar armas: la Guardia Indígena."No es una Policía, es una organización desarmada no jerárquica que vela por los principios de la comunidad”, apunta el jurista Paulo Ilich Bacca, y agrega que "en las Mingas sociales, que han llevado a los indígenas a movilizarse hacia Bogotá, la Guardia Indígena va delante de la protesta velando porque nadie viole los principios del respeto mutuo”. La Guardia Indígena ha sido decisiva en la defensa de los territorios indígenas poniéndole la cara a las guerrillas, los paramilitares, narcotraficantes y la delincuencia común.
Por último, el jurista concluye que el mayor éxito de la Minga es la lucha misma contra el despojo y la recuperación del territorio ancestral, valiéndose de su propio lema: "Recuperar la tierra para recuperarlo todo”.
(ers)
La diversidad de los pueblos indígenas en América Latina
Según datos de UNICEF, en América Latina existen actualmente 522 pueblos indígenas. México, Bolivia, Guatemala Perú y Colombia aglutinan el 87% de los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe.
Imagen: Christopher Pillitz
Amazonia, fuente de diversidad
Según el Atlas Sociolingüístico de Pueblos Indígenas en América Latina de UNICEF, la Amazonia es la región con mayor diversidad de pueblos indígenas (316 grupos), seguida por Mesoamérica, la cuenca del Orinoco, los Andes y la región del Chaco. Brasil (foto) es el país con más diversidad de pueblos indígenas con un total de 241. Colombia es el segundo con (83), seguido por México (67) y Perú (43).
Imagen: DW/T. Fischermann
Diversidad de pueblos y lenguas
Cinco pueblos agrupan varios millones de personas: Quechua (foto), Nahua, Aymara, Maya yucateco y Ki'che; y seis aglutinan entre medio y un millón de habitantes: Mapuche, Maya q'eqchí, Kaqchikel, Mam, Mixteco y Otomí. Cerca de una quinta parte de los pueblos indígenas perdió su idioma nativo en las últimas décadas. De 313 idiomas indígenas, el 76% es hablado por menos de 10.000 personas.
Imagen: picture-alliance/Robert Hardin
Cada vez más urbanos
Aunque más del 60% de la población indígena de Brasil, Colombia, Ecuador, Honduras y Panamá todavía vive en zonas rurales, más del 40% de la de El Salvador, México y Perú reside en áreas urbanas. En Chile (foto) y Venezuela, la población que vive en ciudades supera el 60% del total. Éstos tienen 1,5 veces más acceso a electricidad y 1,7 veces más acceso a agua corriente que los de zonas rurales.
Imagen: Rosario Carmona
Conviviendo con la pobreza
Según un informe del Banco Mundial, la pobreza afecta al 43% de los hogares indígenas, más del doble de la proporción de no indígenas. El 24% de todos los hogares indígenas vive en condiciones de pobreza extrema, es decir 2,7 veces más que la proporción de hogares no indígenas. En 2011, en Guatemala, tres de cada cuatro habitantes de zonas con pobreza crónica pertenecían a un hogar indígena.
Imagen: picture-alliance/Demotix
Educación superior: un privilegio para muy pocos
El reporte del Banco Mundial 'Latinoamérica indígena en el siglo XXI' apunta que la finalización de estudios primarios entre indígenas urbanos es 1,6
veces mayor que entre los que habitan en zonas rurales, mientras que los que terminan la educación secundaria es 3,6 veces mayor y los que cursan estudios superiores es 7,7 veces mayor. El acceso a la universidad es un privilegio para muy pocos.
Imagen: Uskam Camey
Brecha digital: exclusión social
A pesar de la aparente familiaridad de este miembro de la tribu Kayapó (Brasil) con la tecnología, los miembros de pueblos indígenas no se han beneficiado de su masificación. Estos tienen cuatro veces menos acceso a internet que los no indígenas en Bolivia y seis veces menos acceso en Ecuador. Asimismo, los indígenas tienen la mitad de acceso a un computador que los no indígenas en Bolivia.
Imagen: AP
Implicados en la vida política
Los pueblos indígenas participan activamente en la vida política de sus comunidades, ya sea a través de parlamentos locales o nacionales, en los municipios o a nivel estatal. Sus líderes están involucrados en partidos políticos nacionales o han creado sus propios partidos. Así, existen partidos indígenas muy influyentes en Bolivia y Ecuador, pero también en Venezuela, Colombia y Nicaragua.
Imagen: Reuters/J. L. Plata
Empoderamiento ciudadano
Con una población de más de 800.000 habitantes, principalmente de origen aymara (foto), El Alto (Bolivia), comenzó a organizarse en juntas vecinales. A través de éstas, exigieron tener acceso a sus propios recursos financieros y ejercer control sobre ellos. Las Juntas se crearon con el objetivo de que éstas planificaran, financiaran y construyeran infraestructura básica y proporcionaran servicios.
Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/BOLIVIAN INFORMATION AGENCY
Protección vulnerada
Cerca del 45% de cuenca del Amazonas está protegida en el marco de diversas formas legales. A pesar de que 15 de los 22 países de la región han ratificado el Convenio Nr. 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a menudo se vulnera el proceso de Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) que pretende garantizar su participación en cambios que pueden afectar su estilo de vida.
Imagen: Survival International
Indígenas en el punto de mira
Los representantes de pueblos indígenas son víctimas de criminalización y hostigamiento y suelen sufrir amenazas, violencia e incluso la muerte al posicionarse en contra de la instalación de grandes infraestructuras en su territorio. En la fotografía, miembros de las comunidades indígenas en contra del proyecto hidroeléctrico Las Cruces, ubicado en el río San Pedro Mezquital, en Nayarit (México).
Imagen: AIDA/C. Thompson
Minería: fuente de conflictos
La minería también es una amenaza para los pueblos indígenas y provoca migraciones y conflictos. Se calcula que una quinta parte de la cuenca amazónica tiene potencial minero: 1,6 millones de kilómetros cuadrados, 20% de los cuales están en tierras indígenas. La extracción ilegal de oro también se ha propagado en la región, provocando deforestación, contaminación de los ríos y violencia.
Imagen: Jorge Mario Ramírez López
Defendiendo el territorio
Los Munduruku (foto), que cuentan con una población de entre 12.000 y 15.000 personas que viven en la orilla del río Tapajós, en los estados de Pará, Amazonas y Mato Grosso (Brasil), sufren el peligro de ambas actividades. Durante tres siglos, han tratado de demarcar oficialmente su territorio, una área de 178.000 hectáreas amenazado por actividades de extracción y proyectos hidroeléctricos.
Imagen: DW/N. Pontes
Socios clave en la lucha contra el cambio climático
El reconocimiento y la protección de los territorios indígenas es una estrategia eficaz para prevenir la deforestación y combatir el cambio climático. Entre 2000 y 2012, la deforestación en la Amazonia brasileña fue de 0,6% dentro de los territorios indígenas protegidos legalmente, mientras que fuera llegó al 7%, lo que produjo 27 veces más emisiones de dióxido de carbono.
Imagen: Ádon Bicalho/IPAM
Los grandes desconocidos
Algunas comunidades indígenas siguen negándose a tener contacto con el mundo exterior y viven en áreas aisladas, usando lanzas y dardos envenenados para cazar monos y aves. Es el caso de los Waorani (foto) que viven en la selva amazónica, en Ecuador. En las últimas décadas, muchos de ellos han pasado de vivir como cazadores a asentarse en el Parque Nacional Yasuní.
Imagen: AP
Contacto mortal
Lamentablemente algunos de los que han sido contactados han sufrido las consecuencias. Los indígenas matsés o “mayorunas” que viven en la ribera del río Yaquerana, en la frontera entre Brasil y Perú, conocidos como “el pueblo del jaguar" (foto) fueron contactados por primera vez en 1969. A raíz de este encuentro muchos murieron por enfermedades como tuberculosis y hepatitis.