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Muerte por coronavirus en Brasil deja a deudos traumatizados

Jan D. Walter
30 de julio de 2020

Despedirse de los familiares fallecidos, acompañarlos hasta el entierro y verlos partir es parte del duelo. La pandemia ha hecho desaparecer los ritos, y los deudos sufren las consecuencias.

Tres deudos en un mar de tumbas en Manaus, Brasil
Tres deudos en un mar de tumbas en Manaus, BrasilImagen: Andre Coelho/Getty Images

Los rituales de luto y despedida son centrales en el proceso de asumir una pérdida. Sin embargo, durante la pandemia del coronavirus millones de personas no han podido decir adiós a sus familiares muertos de COVID-19. En Brasil, donde según las cifras oficiales ya más del 1 por ciento de la población ha dado positivo por el SARS-Cov-2, ya desde marzo una nueva directiva del Ministerio de Salud prohíbe los velorios.

"En Brasil, lo usual es que una persona fallecida se quede un día con el ataúd abierto”, explica la antropóloga Andréia Vicente, de la Universidad del Estado de Paraná Occidental. "Durante este proceso, familiares y amigos se reúnen en torno al fallecido para compartir su pesar por la pérdida. Cuentan historias, hablan con la persona que murió, la tocan”, explica. Tras 24 horas, el cuerpo debe ser enterrado, a no ser que haya razones forenses en contra de ello.

Asumir la muerte

Ritos similares pueden encontrarse en distintos países del mundo. También en Alemania los muertos están a la vista de sus cercanos, pero las reuniones más grandes tienden a realizarse en un servicio funerario separado, generalmente con el ataúd cerrado. En este caso, sin embargo, hay que esperar dos semanas para el ritual. El cuándo del rito es algo secundario, dice la psicóloga Elaine Alves. Lo importante, afirma, es que tenga lugar. "Ver el cuerpo, darse cuenta de que el ser querido ya no reacciona ni al contacto ni a las palabras, todo eso ayuda a asumir la muerte”, explica.

Sin embargo, todo esto ahora está prohibido en Brasil, especialmente cuando las personas murieron por COVID-19. De la sala del hospital salen dentro de una bolsa plástica, que es puesta en el ataúd, el que es entregado sellado a sus familiares.

Pragmatismo degradante

Dependerá de las administraciones de los cementerios el dar a los parientes la posibilidad de siquiera acercarse al ataúd antes de que éste sea enterrado. La antropóloga Vicente está investigando el tema, y ha realizado entrevistas a los deudos. "Algunos reconocen que los sepultureros han sido muy respetuosos. Otros, en cambio, no tuvieron tiempo ni para rezar antes de que empezaran a lanzar tierra sobre los ataúdes. Una mujer consideró que esto era degradante para su difunto marido”, cuenta.

En vista del número inusualmente elevado de cadáveres que deben ser enterrados a diario en Brasil desde la pandemia, algunos municipios se han visto forzados a tomar medidas. En Manaos, por ejemplo, los ataúdes fueron enterrados apilados. Las protestas llevaron a reconsiderar esta medida, y ahora los muertos están siendo enterrados uno al lado del otro en fosas comunes. En SãoPaulo los cadáveres también son enterrados de noche cuando la cifra de muertos diarios supera los 400.

"No te acostumbras a la muerte”

La vida de los indígenas también es valiosa. El Pueblo Kokama llora la muerte de su líder.Imagen: Getty Images/AFP/M. Dantas

La inesperada pérdida de un ser querido es más común en Brasil que en Europa, incluso sin pandemia. En los últimos diez años fueron asesinadas 50.000 personas en el país sudamericano, lo que lleva a una tasa de 240 crímenes mortales por millón de habitantes. En la Unión Europea esa cifra es de 10 por millón. El número de decesos por accidentes de tráfico en Brasil es cuatro veces mayor que en la UE. Y como consecuencia de las deficiencias del sistema de salud, en Brasil mueren muchas más personas por enfermedades curables.

Los más afectados por esto son los pobres, como se ve en el número desproporcionado que sufre ese sector de la población debido a COVID-19. Pese al aumento de los decesos, "no te acostumbras a la muerte”, dice Alves. También la antropóloga Vicente no ve señales de ello. "La muerte de una persona es muy difícil de soportar, porque también nos muestra que nosotros también somos mortales”, explica.

Nuevas formas de duelo

Aunque muchos brasileños han intentado ponerse a tono con los nuevos tiempos a través del uso de Skype o Whatsapp para acompañar el adiós a sus familiares muertos, muchos psicólogos asumen que habrá un incremento en el número de traumas por los fallecimientos, lo que podría derivar en enfermedades fisiológicas como diabetes, enfermedades cardíacas y otras dolencias.

El riesgo crece porque muchos de los afectados se encuentran aislados socialmente debido a la pandemia. El contacto con otras personas es importantísimo para vivir el luto. Aquí también puede ayudar el contacto por internet. Un consejo que ofrece AndréiaVicente es usar la red para explorar nuevas opciones. Por ejemplo, crear páginas conmemorativas en Facebook para recordar a sus familiares fallecidos. Eso puede servir para contar historias a lectores que van más allá de su círculo íntimo. "Conmemorar a los muertos por COVID-19 como víctimas de un trauma colectivo puede servir para crear un sentido de identificación con otros deudos y ayudarlos a manejar mejor su propio dolor”, asegura.

(dzc/jov)

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