Una foto de 1933 muestra dictador nazi al lado de una niña de seis años de edad, cuya abuela era judía. La imagen, que trae dedicatoria firmada por Hitler, fue rematada en subasta por más de 11.500 dólares.
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Una fotografía que muestra a Adolf Hitler abrazando a una niña de origen judío fue vendida esta semana en una subasta por 11.520 dólares.
Según el diario The Washington Post, la imagen, en blanco y negro, fue hecha por Heinrich Hoffmann, fotógrafo personal del dictador. Trae una dedicatoria de Hitler en tinta azul oscura, y lo muestra sonriendo mientras abraza a Rosa Nienau, en 1933 en Berghof , su retiro en las montañas.
"A la querida y apreciada Rosa Nienau, Adolf Hitler, Múnich, 16 de junio de 1933", dice la inscripción.
El diario informa que la imagen fue usada como propaganda en un momento en que el líder nazi era presentado al mundo como una figura gentil y simpática.
La casa de subastas Alexander Historical Auctions, de la ciudad de Chesapeake, en el estado de Maryland, vendió la foto el martes. No se sabe cómo la imagen llegó a la casa de subastas, y la identidad de su comprador no fue revelada.
La casa de subastas afirmó que investigaciones revelaron que Hitler tomó conocimiento del origen judío de la niña, pero optó por ignorarlo. Nienau, con cerca de seis años de edad cuando la foto fue tomada, tenía una abuela judía, lo que, según las leyes nazis, hacía que la niña fuera "un cuarto judía".
Ella y Hitler crearon un vínculo. Ambos cumplían años el mismo día, el 20 de abril. Se encontraron varias veces e intercambiaron cartas durante cinco años, hasta 1938.
De acuerdo con el libro Hitler's Alpine Headquarters ("El cuartel general alpino de Hitler"), de James Wilson, uno de los asistentes de Hitler descubrió las raíces judías de la joven y desde entonces prohibió que ella y su madre visitaran de nuevo el retiro.
Pero Hitler no lo supo, y después de un tiempo, se preguntó qué había sucedido con su niña favorita. Él había descubierto más tarde que a ella se le había prohibido entrar en la propiedad, y no había quedado satisfecho con el hecho, según el libro. Nienau murió de polio diez años después del encuentro con el dictador nazi, en 1943.
Después de la ascensión de Hitler y de los nazis al poder, los judíos comenzaron a ser perseguidos. La llamada "Noche de los Cristales", en 1938, marcó el inicio del Holocausto, que resultó en la muerte de seis millones de judíos.
Esta no fue la primera vez que la casa de subastas de Maryland negoció artículos relacionados con Hitler. En febrero de 2017, un teléfono propiedad del dictador nazi fue vendido en subasta por 243 mil dólares.
EL(ap/ots)
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Pogromo nazi: “La noche de los cristales rotos”
Entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938, la Alemania nazi organizó un pogromo antisemita de grandes proporciones. La “Kristallnacht” ha pasado a la historia como un ejemplo de los alcances de la barbarie fascista.
Imagen: Aureliusz M. Pedziwol
En aquella terrible noche de noviembre...
Hordas de alemanes lideradas por paramilitares nazis dieron rienda suelta al racismo que cultivaban en su interior y tomaron las calles en todo el país para destruir las sinagogas y las propiedades de la población judía. Templos como el de esta foto, tomada en Chemnitz, ardieron mientras los judíos eran arrestados y sometidos a humillaciones públicas. Al menos 91 de ellos fueron asesinados.
Imagen: picture alliance
Un acto de barbarie con nombre
Aquellos actos de violencia dirigidos contra la comunidad judía son conocidos bajo nombres como “Kristallnacht” –es decir, “La noche de los cristales rotos”–, la “Noche de los pogromos” o “Pogromos de noviembre”. A ocho décadas de aquel suceso, muchos en Alemania se inquietan, y con razón, al ver arder mezquitas y albergues de refugiados. Tanto la islamofobia como el antisemitismo se intensifican.
Imagen: Getty Images
La excusa de los antisemitas
Se suele decir que los actos de violencia antisemita fueron catalizados por el asesinato en París del diplomático alemán Ernst vom Rath a manos de un judío polaco adolescente llamado Herschel Grynszpan. De ahí que en la Alemania contemporánea sean rechazados los discursos que pretenden juzgar a comunidades completas por los delitos atribuidos a alguno de sus miembros.
Imagen: picture-alliance/Imagno/Schostal Archiv
Indicio de horrores por venir
Tras el anuncio del asesinato de Vom Rath en Francia, la violencia antisemita estalló en algunas ciudades. Al tanto de la situación, Adolf Hitler autorizó verbalmente a su ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, para que iniciara el pogromo. A las SS se les ordenó que permitieran “sólo aquellas medidas que no pusieran en peligro las vidas y las propiedades de los alemanes” que no eran judíos.
Imagen: dpa/everettcollection
¿Ignorancia o indiferencia?
Los nazis describieron los pogromos como la manifestación de una ira colectiva espontánea, no como una operación implementada sistemáticamente. Sigue sin estar claro cómo fueron percibidos los hechos por los alemanes no judíos de a pie. Aunque hay evidencias de que muchos rechazaron la violencia, son demasiados los testigos que guardan silencio o alegan nunca haberse enterado de lo que ocurría.
Los nazis pretendían intimidar a los judíos para que abandonaran Alemania voluntariamente. Apelando a teorías racistas, que hoy siguen teniendo adeptos en el mundo, los exponían al escarnio público mientras los señalaban como seres inferiores. Detrás de todo había también intereses económicos: a los judíos se les cobraba para permitirles salir del país; además, sus propiedades eran confiscadas.
Imagen: gemeinfrei
¿De qué les sirvieron los pogromos a los nazis?
Los judíos que podían abandonar el país de inmediato lo hicieron. Pero la violencia dejó a los nazis mal parados en la prensa mundial y repelió a los alemanes que querían “orden”, pero no a toda costa. Por eso, el antisemitismo estatal adquirió un talante más burocrático, aunque igualmente abominable. Por ejemplo, a los judíos se les obligó a llevar a la vista una estrella de David amarilla.
Imagen: gemeinfrei
Secuelas inmediatas
Después de los pogromos, la jerarquía nazi aplicó una serie de medidas contra los judíos que incluían el pago de tributos para pagar los daños perpetrados durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938. Incluso el segundo hombre más poderoso del Tercer Reich en aquel momento, Hermann Göring, comentó: “Yo no quisiera ser un judío en Alemania”.
Imagen: AP
El lugar de la “Kristallnacht” en la historia
En 1938 faltaban todavía dos años para el comienzo del asesinato de judíos por parte del régimen nazi: el Holocausto. Pero hay una línea de continuidad evidente que une a los pogromos con el asesinato sistemático de millones de judíos europeos. En otras palabras, los pogromos fueron el preludio del genocidio.