La "ola": cómo echarla a rodar
17 de junio de 2005
Vecinos de butaca desconocidos entran a formar parte del juego y en cuestión de segundos surge... la ola.
Desde el Mundial de México 1985, la "ola mexicana" hace furor en todos los estadios. Lo que fascina a los físicos es que los seres humanos se comportan como partículas: entre la ola en el mar y la ola en el estadio prácticamente no hay diferencias.
El principio es el mismo: surge espontáneamente, se puede repetir a discreción y necesita una "masa crítica" de partículas que den el impulso inicial.
Como las moléculas de agua, los espectadores se mueven hacia arriba y hacia abajo y "oscilan" verticalmente en relación con la dirección de expansión de la ola, pero sin abandonar su lugar en el estadio.
"La ola" típica
Una vez en movimiento, "la ola" se desarrolla de acuerdo con un modelo matemático, descrito por los científicos Illés Farkas y Tamás Vicsek, de la Universidad Eötvös, de Budapest, junto con el especialista alemán en tránsito Dirk Helbing, de Dresde. Para ello analizaron 14 tomas de video de "olas" en estadios de fútbol que movieron a más de 50.000 personas.
La "ola" típica se desarrolla en el sentido de las agujas el reloj por el estadio y se desplaza a una velocidad de 20 asientos por segundo, unos 40 kilómetros por hora. Un "golpe de ola" tiene un ancho de entre seis y doce metros. Es decir, que un movimiento de subida y bajada abarca a 15 filas de espectadores.
Entre dos y tres docenas de espectadores bastan para iniciar una "ola". En términos físicos, ello es un "estímulo" exterior. Cuanto más personas proporcionan ese estímulo, mayor es la posibilidad de que la ola se eche a rodar.
Las olas se expanden a un ritmo regular
"La ola" de los estadios se comporta como otras olas estimuladas en la naturaleza. Los latidos del corazón funcionan de forma muy similar: el cerebro envía una orden o impulso ("contraerse"), por lo cual en determinadas células del corazón se ponen en movimiento iones de sodio y potasio, desencadenando una contracción en las células vecinas.
La ola se expande con un ritmo regular. "Hemos constatado que las leyes y teorías originalmente desarrolladas para el análisis de esos fenómenos también se pueden aplicar al comportamiento social", dicen los científicos.
Las masas humanas mecánicas
Ahora es tarea de psicólogos y científicos sociales averiguar por qué los seres humanos reaccionan a estímulos del tipo "ola". La cuestión es: ¿puede motivarse así a una masa de gente a seguir determinado modelo de comportamiento? O, dicho de otra forma: ¿cuán rápidamente puede autonomizarse un gentío excitado?
"Es extraordinariamente importante comprender las condiciones bajo las cuales un pequeño grupo de personas puede llegar a dominar a una gran masa de gente y cuán rápidamente y de qué forma se expande ese impulso de comportamiento", están convencidos los científicos.
Y, lo que debieran saber entrenadores y comentaristas de fútbol: la "ola" se expande tanto mejor cuanto más aburrido es el partido.