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La OMC vuelve a la carga

Emilia Rojas27 de julio de 2004

Representantes de los 147 países miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) iniciaron una reunión en Ginebra, en un intento por rescatar las negociaciones de liberalización que naufragaron en Cancún.

Las protestas no han faltado al inicio de la reunión de Ginebra.Imagen: AP

Segundo intento; sentados a la mesa de negociaciones se encuentran, básicamente, los mismos que en septiembre pasado no lograron llegar a un acuerdo para sacar a flote la llamada "ronda de Doha" de la OMC, dirigida a acabar con las subvenciones agrícolas y a desmontar barreras que traban el libre flujo de bienes industriales y servicios. ¿Qué ha cambiado desde el fracaso de Cancún? Poco en realidad. Por eso nadie alimenta demasiado optimismo esta vez, si bien todos están conscientes de que un nuevo desastre paralizaría por largo tiempo los esfuerzos de este foro multilateral. Ha comenzado a correr el plazo, que se extenderá hasta fines de la semana, para acordar al menos un marco de referencia para ulteriores negociaciones concretas. Ese el es el cometido de esta cita, a la que asisten también unos 30 ministros. Entre ellos no se cuentan los de Economía y Agricultura de Alemania, que sólo viajarán a Ginebra si hay un avance que así lo amerite.

El nudo gordiano agrícola

Sesión inaugural de las negociaciones de la OMC.Imagen: AP

El espinoso tema de las subvenciones agrícolas sigue siendo el nudo gordiano, que nadie ha conseguido aún desatar. Los países en vías de desarrollo se han tomado en serio las promesas del mundo industrializado, que viene proclamando desde hace años sus intenciones de conceder igualdad de oportunidades para beneficio de los más pobres. Por lo tanto, ahora exigen que las naciones más ricas cumplan la palabra y dejen de subvencionar sus propias exportaciones agropecuarias.

Desde el punto de vista ético, el asunto parece diáfano. Ya lo dijo meses atrás, en Davos, el secretario general de las Naciones Unidas: "Las subvenciones agrícolas distorsionan las fuerzas del mercado, perjudican al medio ambiente, bloquean las exportaciones de los países pobres y les vedan así ingresos que los harían menos dependientes de la ayuda exterior. En nuestro bien y el de la credibilidad del sistema, las subvenciones agrícolas deben eliminarse." Pero no se trata sólo de un asunto moral. También economistas, como el director de Agricultura, Alimentos y Pesca de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) aboga por acabar con tales prácticas. Según indicó, los países de la OCDE destinan anualmente 3.500.000 de euros a subvencionar exportaciones. Y esa es apenas la punta del iceberg. A nivel mundial tales estímulos a la agricultura ascienden a 240 mil millones de euros.

Los intereses de Alemania

La Unión Europea dice estar dispuesta a dejar de subvencionar sus exportaciones agrícolas, siempre que Estados Unidos y los restantes países hagan lo mismo. Una condición comprensible, pero que difícilmente se logre cumplir en estos días. Por lo demás, Francia sigue reacio a ceder en una materia que lo afecta particularmente. En Alemania, el foco central de interés es diferente: lo principal, para Berlín, es conseguir la apertura de mercados para sus productos industriales y el sector de los servicios.

No obstante, también en Alemania hay resistencia a la eliminación de subvenciones. El presidente de la Asociación de Agricultores, Gerd Sonnleitner, afirmó que las negociaciones no deben restringirse a este capítulo, subrayando que los productos agropecuarios representan sólo el 10% del comercio mundial. A su juicio, los políticos se concentran en el tema de las subvenciones a la exportación de ellos por razones tácticas, debido a que a todas luces no se vislumbran acuerdos en campos más importantes como los aranceles industriales y la protección de inversiones. Sonnleitner olvida, lógicamente, que en los países en vías de desarrollo las prioridades son inversas. Para ellos lo principal es el capítulo agrario. Y de seguro harán valer sus intereses, aun a costa de un nuevo fracaso en las negociaciones de la OMC.

Gerd Sonnleitner, presidente de la asociación de agricultores alemanes.Imagen: AP
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