La ONU denuncia abusos en el Arco Minero de Venezuela
15 de julio de 2020
Los trabajadores en el Arco Minero del Orinoco están sometidos a graves abusos y violencia que han causado al menos 149 muertos desde 2016, denuncia informe presentado ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
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La investigación, expuesta por la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, destaca que los mineros de la zona "están atrapados en un contexto generalizado de explotación laboral y altos niveles de violencia" por parte de grupos criminales que controlan las minas en el área, apodados como "sindicatos".
"A pesar de la considerable presencia de fuerzas militares y de seguridad en la región, y de los esfuerzos realizados para abordar la actividad criminal, las autoridades no han podido investigar y llevar a juicio las violaciones de los derechos humanos, los abusos y los delitos relacionados con la minería", subrayó Bachelet.
El informe indica que esos "sindicatos" aplican castigos crueles a quienes infringen las reglas que ellos imponen y sacan beneficios económicos de todas las actividades en las zonas mineras, incluso recurriendo a prácticas de extorsión a cambio de protección.
Mantienen sus actividades ilegales y su control de la zona, donde deciden quién puede entrar o salir, a través de un sistema de corrupción y soborno que incluye pagos a comandantes militares, añade el documento. Éste también detalla las pésimas condiciones de vida de muchos de los mineros, en su mayoría procedentes de otras regiones venezolanas y empujados a emigrar por la crisis económica en el país.
Grupos criminales someten a habitantes y obreros de la región
Trabajan en turnos de 12 horas, descendiendo a los pozos sin protección alguna, y están obligados a pagar entre el 10 y el 20 % de lo que obtienen a los grupos criminales, a lo que debe sumarse hasta un 30 % para los propietarios de molinos donde se trituran las rocas para extraer minerales.
El Arco Minero del Orinoco, situado en el centro del país y repartido entre los estados de Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro, cuenta según los estudios con al menos 7.000 toneladas en reservas de oro, cobre, diamante, coltán, hierro, bauxita y otros minerales.
Los mineros allí viven en zonas sin agua corriente, electricidad o servicios sanitarios, donde se ha registrado un aumento de los casos de malaria no sólo entre inmigrantes sino también en comunidades indígenas locales. Estos habitantes oriundos y los mineros también han sufrido casos de envenenamiento por mercurio, elemento utilizado para separar el oro de otros minerales, altamente tóxico y que contamina tanto a través de los gases que genera el proceso de separación como por filtraciones al suelo y los ríos de la zona.
El informe denuncia asimismo que niños, algunos menores de diez años, trabajan también en las minas, y que desde 2016 ha habido en la zona un fuerte aumento de la prostitución y la explotación sexual de mujeres, incluyendo adolescentes.
Amputan manos como en regímenes dictatoriales religiosos
Las 149 muertes recopiladas en el informe, registradas en los últimos cuatro años, fueron resultado de disputas por el control de las minas o por castigos impuestos por los grupos criminales, que incluyeron palizas, amputaciones de manos o hasta asesinatos. Algunos de los cadáveres de trabajadores represaliados fueron arrojados a antiguos pozos mineros, denuncia la investigación, que señala que en algunos casos las fuerzas de seguridad estuvieron implicadas en incidentes violentos.
Bachelet pidió a las autoridades venezolanas que tomen medidas para terminar con la explotación laboral y sexual, desmantelar los grupos criminales que controlan las actividades mineras, y castigar a los responsables de las violaciones de derechos humanos. Aunque el informe presentado hoy al consejo se centró en la situación en el arco minero, también repasó otras situaciones de los derechos humanos en Venezuela, por ejemplo en su sistema de Justicia, que de acuerdo con el documento se ha visto deteriorado por presiones a la judicatura e interferencias políticas.
La capacidad del poder judicial para actuar de forma independiente con el fin de proteger los derechos humanos se ha visto gravemente afectada y está contribuyendo a la impunidad, denunció el informe.
Las dificultades para que el Ministerio Público investigue violaciones de derechos humanos son especialmente patentes en el caso de asesinatos perpetrados durante protestas, operaciones de las fuerzas de seguridad, denuncias de tortura y violencia de género, subraya. "Pido al Gobierno venezolano que emprenda y complete las reformas anunciadas al sistema de Justicia para garantizar su independencia e imparcialidad, detener el uso de la justicia militar para juzgar a los civiles y cumplir con su obligación de investigar cualquier denuncia de tortura y malos tratos ", concluyó Bachelet.
jov (efe/vanguardia)
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Naturaleza amenazada en Venezuela
Ante la magnitud de la crisis humanitaria que vive Venezuela, los efectos sobre la biodiversidad han sido invisibilizados o ignorados. Científicos alertan sobre el daño a la flora y fauna del país.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Antiguo reducto de biodiversidad
Venezuela posee una rica diversidad que hoy está amenazada de diferentes formas. La crisis económica del país ha intensificado la presión sobre los recursos naturales, con riesgo para los hábitats, las especies de flora y fauna y, a la larga, también para el ser humano.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Delfines perseguidos
La necesidad ha llevado a los venezolanos a buscar nuevas fuentes de ingreso y alimento. Aunque su captura y consumo están prohibidos, el delfín es cazado para la venta y consumo. También el que se enreda en las mallas de pesca es aprovechado. En el lago Maracaibo se registran cada vez más muertes de la especie Sotalia guianensis, uno de los delfines más pequeños del mundo.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Víctima de las redes
Esta tonina fue hallada flotando en el lago de Maracaibo sin su aleta caudal, la que fue removida con un cuchillo. Los biólogos que la encontraron presumen que el animal se enredó en una red y, al no poder aprovecharlo, cortaron su cola para liberarlo. Como este ejemplar, muchos caen en las mallas que los pescadores que, con la crisis, intensifican sus tareas.
Imagen: María Puerto
Los últimos manatíes
El manatí está en la Lista Roja de la IUCN como especie severamente amenazada. Ha sido cazado por largo tiempo y su captura se ha intensificado en los últimos años, a medida que la crisis se ha vuelto más severa. Los lugareños recurren a su carne como fuente proteica y para la venta.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
El mercado de las mascotas
Las nutrias, como la neotropical (foto), son muy codiciadas como mascotas. La venta de uno de estos animalitos puede reportar fácilmente el equivalente a un sueldo. La nutria gigante o perro de agua está calificado en peligro de extinción por la IUCN. Diferentes especies de aves silvestres también son cazadas y traficadas en el mercado ilegal.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Falta de control y vigilancia
Bajos recursos, falta de medios, escasez de personal. Los parques y reservas no son vigilados y protegidos como corresponde, según relatan investigadores. En sus salidas a terreno comprueban la impunidad con que se comenten delitos ambientales.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Investigación restringida
La falta de recursos afecta también a proyectos de estudio. Muchos científicos han abandonado el país y los que quedan no cuentan con medios para salir a terreno o realizar sus investigaciones. Los datos sobre el estado de conservación de la fauna y flora venezolana están desactualizados o incompletos. Así también es difícil promover planes de protección.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Pobreza y sobreexplotación
“La presión económica se exacerba en las zonas costeras de Venezuela, que son muy deprimidas, sobreexplotadas y viven de la pesca. El pescado se vende muy barato y muchas veces tampoco quieren consumirlo, buscan otra fuente proteica”, dice la bióloga Yurasi Briceño, del programa de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Urge proteger a las especies
Existen 24 especies de delfines y ballenas en Venezuela, y en todo el país actualmente sólo hay seis personas trabajando en ellas, de las cuales dos no tienen financiamiento para ir al campo, dice Yurasi Briceño: “Esto es extremadamente peligroso para la biodiversidad. Necesitamos con urgencia datos oficiales para hacer un informe para proteger estas especies. Mientras tanto, la cacería continúa”.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Especies vulnerables
Un amplio espectro de especies están amenazados por la caza, el tráfico, la contaminación o la reducción de sus hábitats. El caimán del Orinoco está catalogado en peligro crítico, de acuerdo con la lista roja de la IUCN.
Imagen: Federico Mosquera Guerra/Fundación Omacha
Derrames petroleros
“En el lago de Maracaibo, área de extracción petrolera desde 1920, en los últimos 10 años no se ha vuelto a hacer revisión a las miles de torres petroleras. Durante todas mis salidas en embarcación, desde el 2015, siempre he encontrado derrames petroleros. Son diarios, constantes y algunos de magnitudes muy significativas”, denuncia la bióloga Yurasi Briceño. Para muestra, esta foto.
Imagen: Olga Herrera
Minería y contaminación
Preocupan también las descargas en el medio ambiente de contaminantes de la minería, como el mercurio. “El drama es que es un enemigo invisible, los síntomas aparecen después de años de acumularlo y puede producir enfermedades graves. Es urgente evaluar las concentraciones de mercurio en Venezuela”, afirma Fernando Trujillo, biólogo y director científico de Fundación Omacha.
Imagen: Fernando Trujillo/Fundación Omacha
Optimismo ante todo
Los investigadores en Venezuela se las arreglan con los medios que tienen y hacen su mayor esfuerzo por evitar o disminuir en parte la tragedia. “Si no tenemos aceite para salir en la lancha o es peligroso, hacemos campañas educativas para que los pescadores conozcan la fauna y las leyes, y sepan cómo puede repercutir la cacería de estos animales”, dice la bióloga Yurasi Briceño.