En Suecia se cerró la investigación contra Julian Assange. El abogado penalista Nikolaos Gazeas habla sobre la actitud de la Justicia y las implicaciones del caso para la libertad de prensa.
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DW: Con el cierre de la investigación contra Assange queda también sin efecto la orden internacional de captura dictada a pedido de Suecia. No obstante, la policía británica ha anunciado que lo detendrá si deja la embajada ecuatoriana en Londres. ¿Con qué fundamento?
Nikolaos Gazeas: La justificación, hasta el momento, es que existe una orden de arresto británica contra el Sr. Assange. Se basa en la acusación de que Assange incumplió el 29 de junio de 2012 una orden del tribunal de presentarse a la policía, en el marco de la libertad bajo fianza. Eso constituye un delito punible en Gran Bretaña.
Considero que la orden de arresto por esa violación del derecho británico es desproporcionada. El derecho británico contempla para tal caso multas o una pena de cárcel de máximo un año. En el caso de Assange se suma el hecho de que, hasta donde sé, no tiene antecedentes penales previos. En Alemania, semejante infracción ni siquiera sería punible.
Hasta el momento no se sabe si existe un pedido de extradición o de detención de parte de Estados Unidos. No obstante, Assange teme precisamente ser extraditado a ese país. ¿Qué recursos legales tendría la Justicia estadounidense para proceder en su contra?
La Justicia estadounidense dispone de un amplio instrumental. Los delitos de los que se habla son en parte comparables a los imputados a Chelsea Manning. Son delitos graves, como la revelación de secretos de Estado u otros delitos contra la ley de espionaje. En el caso de Manning, sabemos que recibió una condena a 35 años de cárcel, aunque haya salido ahora de prisión gracias a una conmutación de la pena efectuada por Barack Obama. Lo interesante de la situación actual es que, por lo menos según las informaciones de prensa, en Estados Unidos aún no se ha presentado una acusación formal contra Assange. No se sabe si se prepara una. Pero, en vista de que hace poco el secretario de Justicia, Jeff Sessions, indirectamente declaró prioritaria la detención de Assange, me sorprendería mucho que Estados Unidos no lo persiguiera judicialmente. También habría que tomar en cuenta que la Administración Trump tiene una postura en general hostil hacia la prensa.
En concreto, la constelación es tal que desde 2006 está en vigor un nuevo tratado de extradición entre Estados Unidos y Gran Bretaña. Este incluye también una regulación sobre "detención provisional”. En virtud de esta, los Estados se comprometen recíprocamente a detener a una persona si el otro lo solicita, aun cuando no exista todavía un pedido formal de extradición. Estoy convencido de que si Assange abandonara la embajada, Estados Unidos presentaría tal solicitud de "detención provisional”.
Quizás ya se haya presentado y exista un acuerdo de confidencialidad con los británicos. No me sorprendería.
Julian Assange se ve a sí mismo como periodista y a Wikileaks como un portal de noticias. Si Estados Unidos procede en su contra, ¿que significaría eso para los medios que han trabajado mucho con material de Wikileaks, como el New York Times, el Washington Post, The Guardian o Der Spiegel?
En Estados Unidos, la libertad de opinión y de prensa están profundamente arraigadas en la Constitución. Por fortuna, tampoco un presidente como Trump puede derogarla por decreto. La pregunta es dónde está el límite de la libertad de prensa desde el punto de vista estadounidense. Un proceso contra Assange también tendría que responder esa pregunta. Pero una cosa está clara: la publicación del material por parte de órganos de prensa como el New York Times, The Guardian o Der Spiegel no puede prohibirse, porque estos solo escriben sobre secretos de estados ya revelados públicamente por Wikileaks. Escribir sobre tales cosas no es solo el derecho, sino la obligación de una prensa investigativa seria.
Autor: Matthias von Hein (ERS/DZC)
Libertad de prensa: periodistas en la mira (02.05.2017)
Perseguidos, detenidos, torturados, asesinados: los periodistas son atacados por gobiernos, carteles o extremistas religiosos. En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, DW les presenta a algunas víctimas. (02.05.2017)
Imagen: Getty Images/AFP/S. Hamed
China: Gao Yu
Periodistas disidentes, blogueros y activistas viven en China bajo una gran presión. Gao Yu, exr colaboradora de DW, fue detenida en 2014 y condenada en abril de 2015 a siete años de prisión por supuesta “filtración de secretos de Estado”. Bajo la presión internacional se le permitió salir de la cárcel y cumple su condena bajo arresto domiciliario.
Imagen: DW
Rusia: Nikolai Andruschtchenko
Tras una golpiza en calles de San Petersburgo, Nikolai Andruschtschenko sucumbió a sus heridas el 19 de abril de 2017, a los 73 años de edad. El periodista escribió sobre violaciones de los derechos humanos y delincuencia. En su último reportaje, Nikolai Andruschtchenko investigó sobre cómo el presidente Wladimir Putin había llegado al poder.a través de enlaces criminales y la KGB.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Usov
México: Miroslava Breach
Miroslava Breach fue literalmente ejecutada, al frente de su casa, el 23 de marzo de 2017 por un sicario que le dio ocho disparos en la cabeza. La periodista informaba sobre la corrupción y los crímenes de los carteles mexicanos de la droga. Miroslava Breach es una de los tres periodistas asesinados en marzo en México.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/C. Tischler
Irak: Shifa Gardi
La reportera Shifa Gardi murió el 25 de febrero de 2017, cuando una mina explotó en uno de los frentes de la guerra en el norte de Irak. Nacida en Irán, trabajaba para el canal de noticias kurdo Rudaw en Erbil e informaba sobre la lucha entre las fuerzas iraquíes y las milicias islamistas. En cercanías de Mossul, el Estado Islámico acostumbra a secuestrar, desterrar y matar a periodistas.
Imagen: picture alliance/dpa/AA/F. Ferec
Bangladesch: Avijit Roy
"Mukto Mona" o "Espíritu libre" era el nombre del blog crítico del islamismo radical de autoría de Avijit Roy, un "humanista secular". Avijit Roy vivía en EE. UU., desde donde viajó a la Feria del Libro a Dacca en febrero de 2015. Allí, fanáticos religiosos lo descuartizaron en la calle a machetazos. En Bangladesh, los bloggers siguen siendo perseguidos y asesinados por extremistas.
Imagen: Getty Images/AFP/M. U. Zaman
Arabia Saudí: Raif Badawi
A diez años de prisión y 1.000 latigazos fue condenado este activista internáutico por haber, supuestamente, “insultado el Islam”. Raif Badawi se encuentra en prisión desde 2012. En enero de 2015 fue azotado públicamente por primera vez. Canadá le ofreció asilo a su esposa Ensaf Haidar y sus hijos.
Imagen: Imago/C. Ditsch
Turquía: Deniz Yücel
El periodista germano-turco Deniz Yücel se encuentra en una prisión turca desde febrero de 2017. Las acusaciones contra el corresponsal del diario berlinés "Die Welt": propaganda terrorista e incitación a la rebelión. Las autoridades, empero, no han presentado una sola evidencia. Más de 140 trabajadores de los medios han sido detenidos desde el intento de golpe de Estado en julio de 2016.
Imagen: picture-alliance/dpa/C.Merey
Azerbaiyán: Mehman Huseynov
Huseynov, uno de los videobloggeros más populares Azerbaiyán, publica una revista digital sociopolítica en la que critica la corrupción y violaciones de derechos humanos. Su campaña "caza de funcionarios corruptos" apunta a los más altos cargos involucrados en casos de corrupción en su país. Ha sido amenazado en repetidas ocasiones y condenado en marzo de 2017 por difamación a dos años de prisión.
Imagen: twitter.com/mehman_huseynov
Venezuela: Braulio Jatar
El periodista chileno-venezolano Braulio Jatar, editor del portal Reporte Confidencial, fue detenido el 3 de septiembre de 2016 por presunta "legitimación de capitales". Se cree empero, que su aprehensión se debe a que fue uno de los primeros en dar a conocer el cacerolazo a Nicolás Maduro en Villa Rosa, Nueva Esparta. “Braulio Jatar lleva 8 meses preso por informar", dijo su hermana Ana Julia.
Imagen: el-nacional.com
Cuba: Detenciones temporales, ¿la nueva estrategia contra la prensa?
Maykel González, de El Estornudo, fue retenido el 24 de abril en la Universidad Central Marta Abreu, cuando hacía reportaje sobre expulsión de la estudiante Karla Pérez. El periodista fue interrogado varias horas y confiscados sus equipos. Por otro lado, Reporteros sin Fronteras recuerda a Yoeni Guerra, de Yayabo Press, preso desde el 13 marzo 2014, y José Torres, de Granma, desde mayo de 2011.