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Música por la paz

26 de agosto de 2011

El mensaje de paz para el mundo es el distintivo del director argentino-israelí Daniel Barenboim, que considera la ola de cambio en varios países árabes como un ‘paso valeroso en la lucha por la libertad’.

Daniel Barenboim y la West-Eastern Divan Orchestra.
Daniel Barenboim y la West-Eastern Divan Orchestra.Imagen: AP


Ya sea en Pekín, Jerusalén o Gaza, los músicos de la Orquesta del Diván Este-Oeste (West-Eastern Divan Orchestra), dirigidos por Daniel Barenboim, tienen mucho que decir. Son jóvenes provenientes de Israel, de los territorios palestinos, de Egipto y otros lugares del Cercano Oriente. Cuando discuten sobre la partitura, antes de un ensayo, encuentran muy pronto un lenguaje común: el de la música. Hace poco, el concierto en la frontera entre las dos Coreas ocupó los titulares de los medios, y ahora la orquesta del candidato al Premio Nobel de la Paz de 2012 se presenta en la ciudad alemana de Colonia.

Creada en 1999 por Daniel Barenboim y el ya fallecido escritor palestino-estadounidense Edward Said, la Orquesta del Diván Este-Oeste reunió por primera vez a músicos israelíes y palestinos en la ciudad de Goethe, Weimar, bajo el lema de la antología “Diván Este-Oeste” del literato alemán. El proyecto se convirtió en un foro intercultural exitoso que une la música y la política, en el que, según Barenboim, “jóvenes israelíes y árabes que aman la música se reúnen e intercambian opiniones y experiencias”.



 

Para Daniel Barenboim, la música está al servicio del acercamiento entre los pueblos.Imagen: WEDO/Luis Castilla

Sirios e israelíes juntos ante el atril

Muchos de los israelíes se encuentran por primera vez en la orquesta frente a frente con un árabe, y viceversa. Encontrarse con el ‘enemigo' no es algo que suceda todos los días. “Al principio, seguramente ven en el otro a un monstruo”, dice Barenboim, “pero cuando tocan juntos, el ‘enemigo' se transforma en algo diferente. Hacer música juntos durante seis o siete horas crea una atmósfera de experiencias, sentimientos y objetivos conjuntos y, sobre todo, de respeto mutuo.”

Aunque la visión política de sus miembros no sea la misma, la tarea de la Orquesta del Diván Este-Oeste se ha convertido en un punto de referencia en la vida de muchos de ellos. Y no es extraño que surjan amistades que, sin la orquesta, no hubieran sido posibles. El director argentino-israelí acentúa la valentía de estos músicos, ya que “a muchos de ellos se los hostiga en sus países de origen. E incluso corren peligro sus vidas”, explica el candidato al Premio Nobel de la Paz.
 

Arte bajo la impronta del conflicto

Gili Schwarzman, flauta, y Zeynep Koyluoglu, fagot: la nacionalidad no cuenta.Imagen: G. Ausserhofer

Daniel Barenboim expresa así el impacto que le causan las revoluciones en varios países árabes: “Es un paso valeroso que esta gente luche por la libertad y por el cambio”. Desde la fundación de la orquesta, una de sus aspiraciones ha sido tocar en los países de origen de los músicos. El director luchó durante años por tocar en Siria o en Egipto. “Todavía no ha sido posible. Tal vez ahora, con las revoluciones en los países árabes, tengamos al fin esa oportunidad”, espera Barenboim.

Pero su optimismo se ve opacado por los sucesos recientes en Siria y en la frontera egipcio-israelí. Sobre todo los miembros sirios de la orquesta siguen con gran preocupación las noticias sobre la violencia en su país. Lo mismo que los músicos israelíes y egipcios, que reaccionan con indignación ante los enfrentamientos en la Franja de Gaza. “El conflicto está presente continuamente en nuestros pensamientos”, dice Barenboim, y agrega que todos ven con temor la escalada de violencia. “En nuestra orquesta, músicos de ambos países trabajan juntos en forma pacífica. Por más diferentes que sean sus opiniones políticas, ninguno cree que se pueda resolver el conflicto con medios militares”, señala Daniel Barenboim.
 

"Políticos, a la escuela de música"

Ensayo de la West-Eastern Divan Orchestra y Daniel Barenboim en Filarmónica de Berlín.Imagen: DW

Si bien la música no soluciona las disputas, la labor conciliatoria de la orquesta East-Western Divan demuestra que jóvenes de Israel y Palestina, así como de otros países del Cercano Oriente, pueden hablar un lenguaje común si se les ofrece la posibilidad de conocerse. “Nuestra orquesta representa un modo de pensar alternativo a lo que sucede actualmente en el Cercano Oriente”, destaca Barenboim. Y agrega que “todos los políticos deberían pasar por la escuela de música para aprender algo fundamental: a escuchar”.

Todos los músicos, según Barenboim, escuchan atentamente la voz del compositor y de sus compañeros. Sólo así se logra la armonía. Y en las relaciones políticas pasa exactamente lo mismo, piensa el director: “En política, la armonía sólo puede desarrollarse si cada cual presta oídos al punto de vista y al relato del otro”.
 

Barenboim, candidato al Nobel de la Paz

Daniel Barenboim recibe el Premio de la Paz de Westfalia de manos del vicecanciller alemán, Guido Westerwelle.Imagen: AP

El compromiso de Daniel Barenboim por conciliar posiciones ha sido reconocido en todas partes, tanto en el mundo árabe como en Europa, donde el director recibió en el 2010 el Premio de la Paz de Westfalia y, recientemente, el premio Tolerancia de la Academia Europea de Artes y Ciencias de Salzburgo. El músico, agradecido por su nominación al Premio Nobel de la Paz, reaccionó, sin embargo, con mucha reserva. "Prefiero no comentar nada sobre eso. O uno gana el premio, y entonces tiene que meditar muy bien qué decir, o uno no lo gana... y entonces conviene estar callado", dijo Barenboim."

 

Autora: Marita Berg/ Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas-Sasse

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